viernes, 31 de mayo de 2013

A. Paisaje de formación.


            Se ha estudiado la autobiografía poniendo un poco de orden en los recuerdos significativos de numerosos hechos ocurridos en la propia vida. Se han considerado los accidentes, las repeticiones y los desvíos de proyectos acontecidos en diferentes momentos. Ahora bien, hemos nacido en una época en la que existían vehículos, edificios y objetos en general, propios de aquel momento; también existían ropas y aparatos de los que disponíamos casi cotidianamente. Era un mundo de objetos tangibles que se fue modificando a medida que pasaron los años. Al echar una mirada a los diarios y revistas, a las fotografías, a las películas y a los videos que atestiguan aquello, comprendemos  como ha cambiado nuestro mundo en estos años. Cualquier ciudadano puede disponer de una formidable documentación para retrotraerse a la década o año de su interés. Cotejando, descubrimos que muchos objetos que formaron parte de nuestro medio infantil ya no existen. Otros han sido tan modificados que se nos tornan irreconocibles. Por último, han sido producidos nuevos objetos de los que no se tenían antecedentes en aquella época. Basta recordar los juguetes con los que operábamos, basta compararlos con los juguetes de los niños de hoy, para entender el cambio de mundo producido entre dos generaciones.
           
Pero también reconocemos que ha cambiado el mundo de objetos intangibles: los valores, las motivaciones sociales, las relaciones interpersonales, etcétera. En nuestra infancia, en nuestra etapa de formación, la familia funcionaba de un modo diferente al actual; también la amistad, la pareja, el compañerismo. Los estamentos sociales tenían una definición diferente. Lo que se debía hacer y  lo que no (es decir, la normativa epocal), los ideales personales y grupales a lograr, han variado considerablemente.
           
En otras palabras: los objetos tangibles e intangibles que constituyeron nuestro paisaje de formación, se han modificado. Pero he aquí que en este mundo que ha cambiado, mundo en el que opera un paisaje de formación diferente para las nuevas generaciones, tendemos a operar en base a intangibles que ya no funcionan adecuadamente.
           
El paisaje de formación actúa a través nuestro como conducta, como un modo de ser y de movernos entre las personas y las cosas. Ese


paisaje también es un tono afectivo general, una "sensibilidad" de época no concordante con la actual.

La generación que hoy se encuentra en el poder (económico, político, social, científico, artístico, etcétera.) ha sido formada en un paisaje diferente al actual. Sin embargo, actúa en éste e impone su punto de vista y su comportamiento como "arrastre" de otra época. Las consecuencias de la no concordancia generacional, están hoy a la vista. Podrá argumentarse que la dialéctica generacional siempre ha operado y que eso es, precisamente, lo que dinamiza a la historia humana. Desde luego que ese es nuestro punto de vista. Pero aquí lo que estamos destacando es que la velocidad de cambio se está acelerando cada vez más y que estamos en presencia de un ritmo vital muy diferente al que se sostenía en otras épocas. Con sólo mirar el avance tecnológico y el impacto de las comunicaciones en el proceso de mundialización, comprendemos que en nuestra corta vida ha ocurrido una aceleración que supera a centurias completas de cualquier otro momento histórico.
           
Así nos encontramos con el tema del paisaje de formación y con este momento en el que nos toca actuar. Advertirlo parece importante en este proceso de adaptación creciente que necesitamos; trabajarlo parece tarea urgente; compartir con otros estas reflexiones parece vital para la salud mental de todos.
           

Reconsideremos pues nuestro anterior estudio autobiográfico y veamos ahora el paisaje en el que nos formamos. No el paisaje de aquella época en general, sino el paisaje de nuestro medio inmediato. De este modo estaremos ampliando el punto de vista de una autobiografía un tanto subjetiva, para convertirla en una autobiografía situacional en la que el "yo" personal es en verdad una estructura con el mundo en el que existe
.L. A. AMMANN

EPILOGO




Seguramente el lector habrá encontrado en este libro respuesta a numerosos problemas personales y, paralelamente, contará con un mayor conocimiento de sí mismo y de sus posibilidades futuras.
            Este es el momento de considerar algunos asuntos que pueden mejorar globalmente la comprensión de nuestro sistema.
            1. El punto de apoyo en las dificultades cotidianas.
            En primer término, quisiera destacar que se puede haber realizado un notable progreso en laboratorio, en el trabajo efectuado al aprender y perfeccionar técnicas. Pero la importancia de los logros ha de verificarse fuera de gabinete, en la agitada vida cotidiana. ¡Y es allí donde la misma situación impide que las técnicas se apliquen! La paradoja es evidente: nuestro sujeto está munido de una buena comprensión, posee un importante bagaje de técnicas de autodominio, pero en el momento de afrontar una situación crítica no puede aplicar sus recursos. Podrá decirse que se trata de un olvido de lo aprendido, pero sigue sin solucionarse el problema. Debemos pues, considerar este punto.

Cuando alguien entra en situación conflictiva cotidiana, es "tomado" por tensiones y climas; es "absorbido" por el objeto que tiene ante sí y a partir de ese momento no estará en condiciones de disponer de las técnicas que aprendió para ser aplicadas justamente en ese tipo de situación, a menos que las haya "grabado" correctamente y con mucho ejercicio previo. Pero no todos los que practican el sistema de Autoliberación lo hacen tan pulcramente como para estar perfectamente preparados.

En la práctica ocurre que se han estudiado algunos puntos del sistema y se los ha ejercitado a vuelapáginas, esto es, sin detenerse excesivamente en su perfecto dominio. En tal caso, mínimamente, debería habilitarse una respuesta de apoyo a la situación conflictiva de tal manera que permitiera poner una pequeña "distancia" entre el objeto problema y el sujeto; entre las tensiones y climas oprimentes y aquel que los sufre. De estos apoyos se ha hablado varias veces en este libro, pero dada la importancia del tema es necesario destacarlos nuevamente.
           
Si sus prácticas no han sido trabajadas convenientemente, deje de lado el apoyo muscular de algún punto del cuerpo, o la conciencia del lugar en que se encuentra frente al objeto, o su posición corporal. Tome en cuenta simplemente a su respiración.
           
Cuando usted se encuentra en una situación difícil una de las primeras cosas que descubre es que su respiración se altera. Aproveche ese fenómeno para convertirla en respiración baja, diafragmática... y eso es todo. A partir de allí podrá disponer de las diferentes técnicas que conoce. Pero reconsideremos el tema. Supongamos que usted siente que se va a alterar antes de encontrarse en situación: vigile entonces su respiración y conviértala en respiración baja. Imaginemos ahora que usted ha sido sorprendido por la situación, que no ha tenido tiempo para prepararse: su respiración, de pronto, se hace alta y opresiva, de esto cae en cuenta. No lo deje pasar, respire hacia abajo. Usted ahora no puede conciliar el sueño. Frente a eso dispone de numerosas técnicas para enfrentar el problema, pero no las utiliza porque está tomado por sus preocupaciones: vigile su respiración, hágala baja. Usted se siente observado por otros y sabe cómo tomar distancia ante lo opresivo, pero no puede aplicar sus conocimientos: atienda a su respiración y hágala baja.
           
En otras palabras, usted puede conocer y haber trabajado numerosas técnicas, pero en situación oprimente se olvida de ellas y es como si no contara con ningún recurso de defensa. Los hechos se le vienen encima y a partir de allí no dispone de usted mismo. Está claro que si pudiera poner distancia entre usted y el factor de opresión, posteriormente aplicaría sus conocimientos. Este es nuestro problema.
           
No estamos sugiriendo que atienda a su respiración en el desarrollo de sus actividades cotidianas, sino solamente en situación de opresión, y podrá hacerlo gracias a que ella se altera y da la señal necesaria para que usted caiga en cuenta. Si verifica ese hecho en la práctica y trata de normalizarla convirtiéndola en baja, estará grabando un punto de apoyo. Eso es lo que le permitirá poner la distancia que necesita entre usted y el objeto absorbente; entre usted y las súbitas tensiones o climas que emergen como respuesta mecánica a sus apremios internos. Lo que ocurra después dependerá de sus conocimientos y sobre ello nada podemos decir, pero que usted no pueda disponer de sus amplios recursos por olvido de los mismos será francamente imperdonable.
           
Concluyamos con este tema recalcando que se necesita un punto de apoyo para poner distancia entre uno y un objeto conflictivo, entre uno y las tensiones y climas oprimentes. Existen numerosos apoyos para hacer esto, pero al ser la respiración un sistema mixto involuntario y voluntario, y al modificarse aquella correlativamente con la alteración de conciencia, se tiene un registro que permite tomarlo como apoyo para operar en la modificación de la situación. Esa modificación ocurre cuando se trata de controlar la inhalación y exhalación haciendo la respiración baja. Entonces sucede que al ponerse en disposición de control de ese mecanismo corporal, ocurre una "distancia" entre el sujeto y el objeto, oprimente, lo que habilita para disponer de recursos que de otra forma serían sobrepasados y por tanto inaplicables en esa situación concreta.
2. El ser humano en situación y no como subjetividad aislada.
En segundo término, desearía resaltar algunos puntos que afectan específicamente al Autoconocimiento pero que, además, permiten comprender a todo el sistema de Autoliberación desde una perspectiva más amplia que la considerada hasta aquí.
L. A. AMMANN





















LECCION 4 Elaboración post transferencial.



En las lecciones anteriores pasamos revista al proceso tomando los tres caminos separadamente. Vimos que cada recorrido presentaba sus peculiaridades y variaciones. Así, en el camino descendente el tratamiento de conflictos biográficos era de naturaleza diferente al de la definición del tema de Ella (o El). Ya desde el comienzo quedaba en claro que los intereses, en ambos casos, eran distintos.

            Otro tanto sucedía con el camino ascendente, en el que trabajar con los temores de futuro era distinto de las operaciones con esperanzas o ensueños, considerados, por algún motivo, indeseables. (Si este punto resultara oscuro, piénsese en el caso en que una persona está motivada en sus actividades por un ensueño de dominio y lo comprende como negativo para su desarrollo.)

            En el camino medio, en principio, no se presentan tantas alternativas.

En primer término, al trabajar una línea sucede en la realidad que se modifica el enfoque en los otros niveles. Esto no podría ser de otro modo, dada la estructuralidad de los procesos mentales. De esta manera, si el operador comienza a trabajar sobre un ensueño para él indeseable, es posible que al poco tiempo caiga en la cuenta de que tal ensueño es la compensación de una serie de frustraciones biográficas. Descubierto esto, tomará en próximos trabajos la línea descendente, tratando de desanudar los conflictos pasados registrados como frustración. Por último, llegará a comprender que muchos de sus problemas actuales tienen que ver con el ensueño que lo lleva a forzar situaciones. Tratará entonces de trabajar el camino medio, a fin de desplazar el enfoque de las situaciones actuales, etcétera.

Podrían imaginarse otras situaciones, pero en todos los casos nos encontraríamos con recíprocas influencias entre niveles.
           
La pregunta que aparece es la siguiente: ¿por dónde comenzar? Respondemos que el operador puede comenzar por cualquier punto, ya que el proceso lo llevará a afectar todos los otros a medida que profundice en su trabajo.

            Pero hay otra respuesta. Si por algún procedimiento, por ejemplo del tipo de la oración (recordar el Credo de Nicea), el operador pudiera seguir siempre el mismo orden, recorriendo además los tres niveles, contaría con un método excelente para llevar un proceso integral. Es más, podría utilizar siempre las mismas fórmulas aun cuando introdujera variaciones escénicas, de acuerdo con sus necesidades. Pero también podría suceder que ni siquiera introdujera variaciones escénicas, sino que profundizara cada vez en su proceso. Según nuestro parecer, ese sería el mejor de los casos.

Ahora bien, en las primeras etapas de este trabajo habrá que hacer las cosas por partes, a fin de lograr una mínima experiencia con cada tipo de recorrido. Más adelante, el operador necesitará de los recursos antes mencionados.

            Supongamos ahora que se tiene alguna práctica en los procesos de los tres niveles. Inmediatamente aparecen dificultades prácticas. ¿Puede el operador llevar adelante un proceso de integración creciente sin límite de tiempo?; ¿puede acaso cumplir regularmente con un plan de trabajo de ese tipo?; ¿puede disponerse cada vez a trabajar en aislamiento con su medio inmediato?...

Parece, en efecto, que hubiera más de una dificultad para llevar adelante este tipo de trabajo de un modo sostenido.

            Sin embargo, si el operador fuera devoto de alguna religión, podría llevar adelante sus prácticas habituales con un sentido enriquecedor como el que le otorga el sistema autotransferencial. Si, en cambio, fuera una persona no religiosa, debería orientar su vida hacia algo más allá de sus intereses individuales inmediatos, hacia algo que beneficiara a sus semejantes o a la sociedad en que le toca vivir. En suma, el conocimiento y las prácticas primarias del sistema autotransferencial serán de utilidad si luego pueden aplicarse a la vida práctica dotándola de un sentido nuevo y trascendente.

La postransferencia.
            En una sesión autotransferencial pueden producirse un traslado de cargas, una integración de contenidos y, por tanto, una conversión de sentido respecto de una situación dada. Es posible, sin embargo, que eso suceda luego de la sesión, cayendo el caso dentro de lo explicado para la elaboración postransferencial. Pero también puede suceder que el proceso postransferencial llegue más allá de la propuesta inicial del operador, desencadenando una serie de conversiones en el nivel que se ha trabajado. Y, por supuesto, se da también en el caso en que la elaboración se desarrolla en una línea y luego afecta a otras en los contenidos relacionados con la situación que inicialmente se quiso convertir.

            Sin duda que la elaboración más importante es la de conversión de la situación general en que vive el operador. Pero así como no es fácil llegar al centro de poder directamente, sino a través de aproximaciones crecientes, tampoco serán tan frecuentes las elaboraciones postransferenciales de ese tipo.

Con respecto a la conversión por contacto con el centro de poder está claro que en el presente curso no se ha hecho un minucioso desarrollo pero, sin embargo, se han dado las referencias más generales. Agreguemos, de todas maneras, que el operador debería acometer ese trabajo luego de haber obtenido resultados satisfactorios en procesos autotransferenciales previos.

Ejercicio de proceso autotransferencial completo.
Fijar el interés respecto de un conflicto actual que se desea superar.

            Posteriormente, comprender los ensueños compensatorios derivados del conflicto.
           
Desarrollar el proceso autotransferencial, efectuando la entrada, desarrollo y salida, pero siguiendo este orden en los desplazamientos: 1º) efectuada la entrada, se tomará el camino de descenso. En el recinto adecuado se convertirá el sentido biográfico base del conflicto, ascendiendo luego al punto inicial (pasando el límite, emplazado frente a los tres caminos nuevamente); 2º) se tomará el camino ascendente, hasta llegar al recinto en que se pueda trabajar el cumplimiento del ensueño compensatorio, regresando al punto inicial; 3º) se tomará el camino del medio llegando al recinto en el que se convertirá el sentido del conflicto actual, regresando al punto inicial y produciendo la salida en un clima positivo.

Efectuado el ejercicio, se discutirá  con otros concurrentes el trabajo realizado.

Será conveniente tomar nota de las resistencias encontradas.

En los días siguientes se tratará de mejorar la práctica, anotando las elaboraciones postransferenciales que se produzcan.

L. A. AMMANN


LECCION 3 Las direcciones autotransferenciales.




I. Estructura general del sistema autotransferencial.
Oportunamente, consideramos las diferencias entre transferencias y autotransferencias.
           
            También vimos los principales indicadores de resistencia, que en principio eran válidos para los dos sistemas. Sin embargo, en el caso de la autotransferencia se podrían observar resistencias en los problemas de armado escénico, en el inadecuado encaje entre imágenes y climas, y en los defectos de conversión en la dirección propuesta por el interés inicial.

Estudiamos la fijación del interés y la adecuación del ámbito como condiciones básicas de la autotransferencia.

                        También pasamos revista a los temas principales (guía interno, límite, caminos, recintos, paisajes, personajes, la ciudad escondida, el centro de poder y Ella o El).

                        Consideramos a los argumentos referidos a los tres tiempos de conciencia, ubicando a los conflictos biográficos en los recintos bajos, a los actuales en el plano medio, y a las aspiraciones e ideales a alcanzar en los altos niveles.

Debemos agregar ahora, que también los conflictos internos que se producen con relación al futuro (temor a la des posesión, a la soledad, a la enfermedad, a la muerte) deben emplazarse en los altos niveles, estructurando los argumentos de acuerdo con el modo en que el operador imagine su conflicto.

                        Se han de organizar las escenas de manera que el o los argumentos puedan convertirse positivamente de acuerdo con el interés fijado. En tal sentido, no se habrá de penetrar en la ciudad escondida, si previamente no se ha transformado el argumento conflictivo; o bien, se accederá a recintos muy periféricos de dicha ciudad en los que se tenga oportunidad de operar las conversiones del caso.

                        Por otra parte, diferenciamos la entrada del desarrollo e, incidentalmente, hablamos de la salida como reencuentro con los pasos iniciales, pero con el clima final de experiencia positiva.
           
            Por último, distinguimos diferentes tipos de desarrollo autotransferencial, correspondientes  a las  actividades que una persona desarrolle en el mundo, por el correlato de las representaciones que las acompañan. Citamos como tipos de autotransferencias empíricas los casos del sueño, el ensueño y las producciones artísticas y religiosas.

                        A todo el trabajo autotransferencial lo vimos como una profundización en la conversión de sentido respecto de una situación general en que vive el sujeto, y comprendimos a dicha profundización como posible gracias a la fijeza de temas y argumentos.

                        Está claro que si la dirección de los proceso catárticos y transferenciales se orienta hacia las resistencias que  se encuentran, a fin de ir superándolas, en el caso de la autotransferencia la dirección está dada por el interés de la conversión a lograr y por el perfeccionamiento de temas y argumentos en el armado escénico.

II. Algunas disgresiones sobre los estados alterados de conciencia.
            Anteriormente vimos que a medida que disminuía el nivel de conciencia se bloqueaban los mecanismos de reversibilidad, pero también se consideró el caso en que, manteniendo un determinado nivel, se parcializara el trabajo de dichos mecanismos. Existen fenómenos que podemos agrupar bajo la designación de "estados alterados de conciencia",  tales como la hipnosis y, en general, los de conciencia emocionada, además de otros netamente patológicos.

            La designación "estados alterados" es equívoca, porque si en algunos casos se refiere a fenómenos que, superando el control del yo, impulsan las actividades del sujeto fuera de sí (emoción violenta, por ejemplo), en otros casos la parcialización de la reversibilidad lleva las actividades del sujeto hacia dentro de sí (ensimismamiento, por ejemplo).

            Otro tanto puede ocurrir con el enamoramiento, la   inspiración artística o el éxtasis místico. Pero,  ¿por  qué nos resistimos a relacionar al enamoramiento o a la inspiración artística con la alteración de la conciencia? Seguramente, porque el concepto de "alteración" está asociado con la idea de lo anormal y, en alguna medida, de lo enfermizo.

No nos parece razonable encuadrar a los fenómenos últimamente citados en el campo de lo alterado, ya que se nos aparecen como positivos, integradores y francamente superiores. Nos parece que estuvieran a favor de la economía síquica y no en desmedro de ella.

¿Cómo podríamos ubicar entonces a fenómenos que trascienden la mecánica del yo sicológico, tales como los de fusión con el sí-mismo, propios de los contactos con el centro de poder? Desde el punto de vista de la reversibilidad pueden aparecer como fenómenos de alteración, pero desde el punto de vista del interés del operador, la entrega de la mecánica habitual del yo a favor del sí-mismo aparece como un acto querido, de algún modo dirigido, y que tiene como resultado final una enorme positivización de la economía síquica.

            Esos particulares estados "alterados" pueden, con justicia, ser considerados como fenómenos superiores de conciencia. Desde luego que distinguimos entre el éxtasis artístico o religioso, el arrebato y el reconocimiento superior.

            Los fenómenos de éxtasis suelen tener concomitancias motrices que llevan automáticamente a ciertas posturas (caso de "mudras" espontáneos) o a cierta agitación ambulatoria, lo que los aproxima externamente a los fenómenos histero-epilépticos o de síntomas motores propios de los estados crepusculares de conciencia. El trance frenético típico  de algunas religiones primitivas, o algunas expresiones menores como la "escritura automática" de las sesiones espíritas, tienen ciertas similitudes con casos patológicos pero parece un exceso asimilarlos completamente a ellos.

El arrebato, en cambio, tiene preponderante actividad emotiva, lo que hace aproximarlo al fenómeno de enamoramiento, sin que podamos confundir a uno con otro.

El reconocimiento es la experiencia superior capaz de modificar el sentido de la propia vida y la perspectiva sobre la realidad. Es el fenómeno de conversión por excelencia. Resulta más que excesivo ligar el "samadhi" o el "nirvana" búdico, al autismo esquizofrénico o a ciertas crisis de delirio místico.

Las anteriores disgresiones han sido necesarias porque, si bien nos alejaron del hilo de nuestra exposición, vinieron a aventar ciertos prejuicios que de algún modo se encuentran implantados en el hombre occidental, tan trabajado por la prédica de ciertas corrientes sicológicas para nada coherentes en la justificación de sus esquemas.

III. Los planos medio y alto en el trabajo autotransferencial.
1º - La dirección del proceso autotransferencial por el camino del medio lleva al operador por un paisaje más o menos habitual, actualizando datos de su memoria reciente. Al final del camino, se encuentra la ciudad en la que se desarrollan las actividades cotidianas. Allí pueden visualizarse los recintos que servirán para emplazar las escenas del caso.

            Como de costumbre, el interés de conversión de sentido deberá estar muy bien definido.

            Los argumentos serán los que coincidan con la situación que se quiere modificar y los temas podrán ser más o menos alegorizados de acuerdo con cada caso y según disposición del operador.

            Por supuesto que  debe lograrse un encaje adecuado entre imágenes y climas, para que, posteriormente, los climas negativos puedan transferirse de unos temas a otros hasta ir logrando la modificación del argumento en favor del interés propuesto.
            El estudio de resistencias, particularmente las referidas a defectos en el armado escénico o en el encaje entre imágenes y climas, permitirá al operador ir perfeccionando su trabajo y profundizando su proceso autotransferencial.

            Aquí debemos considerar lo dicho anteriormente. No es el caso de acometer la solución de problemas con técnicas autotransferenciales, cuando existan otras menores que pueden dar buenos resultados.

            La preparación se hará cumpliendo con las condiciones ya conocidas. Inmediatamente se efectuará el llamado al guía; se desarrollará el proceso y, finalmente, se operará la salida reencontrándose con los pasos iniciales pero en un clima positivo y de unidad interna. Luego se estudiará lo efectuado para mejorar las técnicas en posteriores trabajos.

2º - La dirección del proceso por el camino ascendente lleva al operador por un paisaje que va perdiendo familiaridad a medida que se avanza hasta llegar, por último, a la ciudad escondida.

            En el interior de la ciudad se encuentran las aspiraciones movilizadoras del operador; por cierto son sus ensueños más arraigados, entre los que se destaca el núcleo.

Si el interés del operador fuera la modificación de una determinada aspiración, o de un determinado ensueño, deberá comenzar por definirlo correctamente incluyéndose en el argumento y cumpliendo en él sus deseos, para luego comenzar a  desplazar el argumento a favor del interés propuesto. Es importante que el operador cumpla sus deseos en el argumento inicial. Para ello no solamente deberá obtener una buena visualización escénica sino que habrá de producir el encaje climático correspondiente. Sin ello no podrá transferir las cargas en la dirección propuesta por el interés.

            Es evidente que, como en cualquier otro trabajo autotransferencial, a medida que se repiten los trabajos se puede perfeccionar y profundizar el armado escénico y el encaje.

Un problema que aparece frecuentemente es el de los conflictos que acarrea la visión del propio futuro. Los temores a situaciones futuras son los que deben ser trabajados previamente. En ese sentido, antes de entrar en la ciudad que guarda las propias aspiraciones, parece recomendable despojarse de los temores comentados, trabajándolos en recintos previos con las argumentaciones del caso. Esa suerte de "purificación" de la entrada a la ciudad es de gran ayuda, ya que permite cierta libertad interior en el trabajo que tiende a la modificación de determinados ensueños o aspiraciones que, como  sabemos, responden a compensaciones en que vive el sujeto.

            Se trabaja previamente con los temores al futuro, para que las aspiraciones o ensueños compensatorios destaquen sus motivaciones y no se conviertan en nudos de resistencia difíciles de manejar.
           
Nos permitimos transcribir una secuencia que puede servir de ejemplo para los procesos autotransferenciales de ascenso.[1]

            "Por el camino interno puedes andar oscurecido o luminoso. Atiende a las dos vías que se abren ante ti.
           
"Si dejas que tu ser se lance hacia regiones oscuras, tu cuerpo gana la batalla y él domina. Entonces, brotarán sensaciones y apariencias de espíritus, de fuerzas, de recuerdos. Por allá se desciende más y más. Allí están el odio, la venganza, la extrañeza, la posesión, los celos, el deseo de permanecer. Si desciendes más aún, te invadirán la frustración, el resentimiento y todos aquellos ensueños y deseos que han provocado ruina y muerte a la humanidad.
           
"Si impulsas a tu ser en dirección luminosa, encontrarás resistencia y fatiga a cada paso. Esta fatiga del ascenso tiene culpables. Tu vida pesa, tu recuerdos pesan, tus acciones anteriores impiden el ascenso. Esta escalada es difícil por acción de tu cuerpo que tiende a dominar.

"En los pasos del ascenso se encuentran regiones extrañas de colores puros y de sonidos no conocidos.

"No huyas de la purificación que actúa como el fuego y que horroriza con sus fantasmas.

            "Rechaza el sobresalto y el descorazonamiento.
           
"Rechaza el deseo de huir hacia regiones bajas y oscuras.
           
"Rechaza el apego a los recuerdos.

"Queda en libertad interior con indiferencia hacia el ensueño del paisaje, con resolución en el ascenso.

"La luz pura clarea en las cumbres de las altas cadenas montañosas y las aguas de los-mil-colores bajan entre melodías irreconocibles hacia mesetas y praderas cristalinas.

            "No temas la presión de la luz que te aleja de su centro cada vez más fuertemente. Absórbela como si fuera un líquido o un viento porque en ella, ciertamente, está la vida.
           
"Cuando en la gran cadena montañosa encuentres la ciudad escondida, debes conocer la entrada. Pero esto lo sabrás en el momento en que tu vida sea transformada. Sus enormes murallas están escritas en figuras, están escritas en colores, están ‘sentidas’. En esa ciudad se guarda lo hecho y lo por hacer... Pero a tu ojo interno es opaco lo transparente. Sí, ¡los muros te son impenetrables!

"Toma la Fuerza de la ciudad escondida. Vuelve al mundo de la vida densa con tu frente y tus manos luminosas".
Ejercicios de proceso autotransferencial (plano medio y ascenso).
1º - Fijar el interés respecto de un conflicto actual que se desea superar. Efectuar la entrada, el desarrollo y la salida. Tomar nota de las resistencias y particularmente de las dificultades en el armado escénico y en el encaje. Discutir las técnicas con otras personas. Repetir en días siguientes.

            2º - Fijar el interés respecto de un ensueño que da una dirección no deseable para la propia vida. Precisar en el interés qué cambio se desea producir. Luego, efectuar la entrada, el desarrollo y la salida. Tomar nota de las resistencias. Discutir las técnicas con otras personas. Repetir en días siguientes.

3º - Fijar el interés respecto de temores futuros. Precisar en el interés qué cambios se desea operar. Luego, efectuar la entrada, el desarrollo y la salida. Tomar nota de las resistencias. Discutir con otros. Repetir.

            Será conveniente trabajar un solo argumento por ejercicio.



L. A. AMMANN


LECCION 2

Diferentes tipos de desarrollo autotransferencial.

I. Autotransferencias empíricas.
            Existen numerosos argumentos empíricos, tales los que se desarrollan en los sueños, en los ensueños, en el arte y en la religión.
           
Si se quisiera extremar el punto de vista sicólogico, podría considerarse a la vida de cualquier persona como un drama que intenta desarrollarse en medio de los accidentes que sufre el personaje central. Este encarna diversos roles, pero siempre desde una actitud básica, que es la que podrá desplegarse, o bien quedar fijada en determinadas etapas sin lograr coherencia.

Las actividades que el ser humano desarrolla en el mundo, tienen su correlato en las representaciones que las acompañan. De  ese modo, no son indiferentes sus acciones externas ya que algunas producirán registros desintegradores y otras registros de unidad interna, o, si se quiere, de coherencia. De manera que en el hacer cotidiano hay numerosos elementos de tipo autotransferencial (como los hay de tipo catártico).
           
Desde este ángulo puede considerarse posible el ejercicio de actos externos de los cuales el sujeto no espera resultados externos, sino que su valor estriba en la aptitud autotransferencial que poseen. Es posible el acto de amor sin especulaciones en cuanto a resultados externos se refiere. Es posible el amor a una persona, a una causa, a la humanidad, etcétera.
           
Serán argumentos autotransferenciales empíricos, aquellas operaciones de conducta, o las que correspondan a representaciones, que otorguen al sujeto registro de unidad, dándole sensación de progreso o de "crecimiento" interior. Esto último es de particular importancia porque es lo que permite diferenciar una actividad catártica o relajadora, de otra transferencial.

II. La autotransferencia empírica en las religiones.
            Los temas y argumentos que proponen las religiones en sus sistemas de oración o meditación, pueden ser seguidos por el creyente a solas, conociendo las fórmulas de memoria, o bien leyéndolas. También puede el orante proferir en voz alta repitiendo lo dicho por otra persona.
           
Veamos un caso de oración en el que aparecen diversos argumentos cumplidos por un mismo personaje o tema central (en este caso Jesús). Tal oración es una declaración de fe, pero también cumple con los requisitos de un proceso autotransferencial, que se efectúa siguiendo a un director de oración o de memoria, a solas o acompañado, en voz alta o en silencio. Se trata de un fragmento del Credo de Nicea.
           
"...Nació de Santa María virgen. Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos. Al tercer día resucitó entre los muertos. Subió a los cielos. Está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos...” etcétera.
           
Aquí tiene importancia que la actitud del orante sea de recogimiento, que sienta y en lo posible visualice los emplazamientos verticales que efectúa el guía (en este caso Jesús), por los tres niveles del espacio de representación (plano medio, infierno y cielo). Jesús es el tema central y es también el guía que va sufriendo transformaciones. Ello permite al creyente fusionarse con él y experimentar un proceso mental de traslado de cargas afectivas, apoyado en imágenes.
           
Si el creyente se entregara plenamente a su oración, sin duda tendría oportunidad de relacionar las escenas de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús (argumento) con la comisión de los pecados propios recapitulándolos; padeciendo por el sufrimiento que han ocasionado; acercándose a la imagen de castigo merecido; logrando arrepentimiento; formulando propósitos de enmienda futura y, por último, despertando su esperanza por el cielo de los justos de acuerdo a su fe cristiana.

En el ejemplo dado, es posible observar una gama muy grande de posibilidades autotransferenciales que se abren para el orante.
           
En las grandes religiones podemos encontrar otros modelos de procesos autotransferenciales que los creyentes ponen en práctica durante sus ceremonias religiosas o en el ejercicio de sus plegarias.

Existen, además, otros recursos capaces de desatar pequeños procesos autotransferenciales sin cumplir con los requisitos argumentales del caso. Suelen ser presentaciones estáticas que tienen alguna modificación sólo en el grado de profundidad de ensimismamiento que alcance el practicante. Nos referimos a los casos de los "mantrams" (palabras sagradas repetidas) y a los "yantras" (imágenes visuales o símbolos sagrados de concentración).
           
También hay cortas invocaciones que se utilizan en distintas situaciones, no llegando a ser argumentos autotransferenciales, sino más bien una suerte de "pedidos" referidos al guía o a la divinidad, para lograr algún beneficio. Ejemplo: "N.N., sálvame de todo peligro..”.; y con ello, el invocante se siente acompañado, o con más fuerza para afrontar sus dificultades.

Por último, ciertos gestos y actitudes corporales cumplen también con funciones invocatorias, de contacto, de agradecimiento, etcétera. Por cierto que tales operaciones no pueden ser consideradas autotransferenciales a menos que se las encuadre entre los recursos de entrada a tal proceso.
           
La ceremonia religiosa que incluye oraciones, gestos, cánticos, sacramentos, etcétera., ofrece una batería de recursos muy completa para el creyente que verdaderamente se compenetra de las operaciones. La misma ceremonia puede repetirse siempre, pero alcanzando para el devoto distintas profundidades autotransferenciales, o bien desplazando el énfasis en distintos aspectos acordes con sus necesidades de momento.

III. El proceso autotransferencial.
Antes de iniciar un trabajo autotransferencial, habrá que fijar el interés. De acuerdo a él, el operador sabrá como estructurar el argumento, cuáles temas integrarán las escenas y, por supuesto, en qué nivel del espacio de representación y en qué tipo de recintos desarrollará sus trabajos.
           
Supongamos que el operador necesita resolver algunos nudos biográficos de gran importancia para él. Sabe que están referidos a imágenes y climas que condicionan muchas de sus actitudes actuales, pero que inequívocamente tienen su origen en el pasado. De acuerdo a lo comprendido, queda claro que tendrá que emplazar los argumentos siguiendo el camino descendente que lo llevará al recinto adecuado. Ahora bien, su interés puede estar referido a superar situaciones de fracaso que comprometen seriamente a su imagen de sí. Pero será imprescindible acotar los límites de tales fracasos. Acaso podrá referirse a cuestiones de trabajo, de relación, etcétera.

Si nuestro operador clarifica bien su interés, el armado escénico comenzará por repetir la situación a partir de la cual comenzó el problema. Así es que el argumento es, en parte, la repetición de lo sucedido. Sólo en parte, ya que se podrá apelar a numerosas alegorizaciones que permitan, precisamente, transferir cargas opresivas e integrar contenidos en el desenlace deseable.
           
Daremos un ejemplo de trabajo autotransferencial en el que el interés está puesto en lograr reconciliaciones con el propio pasado. Como son numerosas las situaciones que han actuado, habrá que construir varios argumentos que permitan al operador profundizar en alguno de ellos específicamente.

En el mismo ejemplo, podremos asistir al tratamiento del tema de Ella (o EL) sin mayores pretensiones de lograr definiciones precisas. Podrá observarse, además, el tratamiento alegórico en las escenas en las que el operador emplazará sus temas. Para una mayor comprensión, fragmentaremos el proceso.
           
No debe desorientar que se usen los recursos selváticos de resistencia, ya que están tratados para dar tensión que luego se descargará en el momento en que se llegue a destino.
           
Todo el proceso está enmarcado en una suerte de "juicio final" en el que se pasa revista a la vida del operador.

La salida del proceso está alegorizada por el reencuentro con los pasos iniciales, pero en un clima final de experiencia positiva.
           
1.- "... Ahora que estás muerto y has descendido hasta el umbral del mundo de las sombras, al escuchar el sonido de balanzas, te dirás: 'Están pesando mis vísceras...' y será cierto, porque pesar tus vísceras es pesar tus acciones”.

2.- "Las vísceras bajas están en el fuego infernal. Los cuidadores del fuego se muestran siempre activos, mientras Ella o El (según sea tu condición) se deslizan sigilosos, o surgen de pronto, para desaparecer del mismo modo”.
           
3.- "Primeramente, pagarás a los cuidadores. Luego, entrarás al fuego y recordarás los sufrimientos que causaste en la cadena del amor”.

4.- "Pedirás perdón a los maltratados por ti y saldrás purificado únicamente cuando te reconcilies...”
           
5.- "Entonces, llama por su nombre a Ella o El, según sea tu condición y ruégale que te permita ver su rostro. Si accede a tu demanda, escucha su consejo que es tan suave como brisa lejana”.

6.- "Agradece con todo el corazón y parte siguiendo la antorcha de tu guía”.

7.- "El guía atravesará oscuros pasadizos y llegará contigo a una cámara donde aguardan las sombras de aquellos que has violentado en tu existencia. Ellos, todos ellos están en la misma situación sufriente en que aquél día los dejaras”.

8.- "Pídeles perdón, reconcíliate y bésalos uno por uno antes de partir”.

9.- "Sigue al guía, que bien sabe llevarte a tus lugares de naufragio, a los lugares de las cosas yertas irreparablemente”.
"¡Oh, mundo de las grandes pérdidas en donde sonrisas y encantos y esperanzas son tu peso y tu fracaso!"
            "Contempla tu larga cadena de fracasos..”.
           
10.- "Pide al guía que alumbre lentamente todas aquellas ilusiones..”.
           
11.- "Reconcíliate contigo mismo, perdónate a ti mismo y ríe. Entonces, verás, como del cuerno de los sueños surge un huracán que lleva hacia la nada el polvo de tus ilusorios fracasos”.
           
12.- "Aún en el bosque oscuro y frío, sigues a tu guía. Las aves de malos presagios rozan tu cabeza. En los pantanos, lazos serpentinos te sumergen”.
           
13.- "Haz que el guía te lleve hacia la gruta oscura".
"No puedes ya avanzar, a menos que pagues tu precio a las formas hostiles que defienden la entrada”.

14.- "Si finalmente logras penetrar allí, pide al guía que vaya iluminando a izquierda y a derecha. Ruégale que ilumine los grandes cuerpos de mármol de aquellos que no has podido perdonar..”.

            15.- "Perdónalos uno por uno y, cuando tu sentimiento sea verdadero, las estatuas se irán convirtiendo en seres humanos que te sonreirán y extenderán hacia ti sus brazos en un himno de agradecimiento”.

16.- "Sigue al guía fuera de la gruta y no mires atrás por ninguna circunstancia”.
           
17.- "Paga a tu guía y vuelve aquí, adonde se pesan las acciones de los muertos”.
           
18.- "Escucha la balanza que se inclina a tu favor: ¡Tu pasado te es perdonado!"
           
19.- "Demasiado tienes como para pretender más por ahora... Si tu ambición te llevara más lejos, podría suceder que no volvieras a la región de lo vivos”.
            "Demasiado tienes con la purificación de tu pasado”.

20.- "Yo te digo ahora: ¡Despierta y sal fuera de ese mundo!"

Ejercicio de desarrollo del proceso autotransferencial (descenso).
            Efectuada la entrada conocida, el operador podrá seguir el camino descendente hasta encontrar el recinto adecuado para trabajar alguna escena biográfica, basándose en alguno de los fragmentos citados en la presente lección.
           
Es importante que antes de comenzar el trabajo quede fijado el interés, de manera que los argumentos que se compongan estén en función de él. Los argumentos, a su vez, deben tener base biográfica (por lo menos en este ejercicio) y temas que le correspondan. Si se tratara de un determinado clima sin imágenes, de todas maneras se efectuará la entrada, se descenderá hasta algún recinto subterráneo y se pedirá al guía que vaya iluminando el lugar hasta que emerjan temas (alegorizados o no) que puedan ser trabajados de inmediato. Ese es un recurso interesante para producir encajes en el sistema autotransferencial.

Será conveniente no pretender, de comienzo, hacer un largo desarrollo sino más bien trabajar un solo argumento, profundizándolo en posteriores prácticas.


                        Terminada una sesión, se intercambiarán puntos de vista con otras personas.

L. A. AMMANN