"La enfermedad es un conflicto entre la personalidad y el alma".
Bach.
Muchas veces...
El resfrío "chorrea" cuando el cuerpo no llora.
El dolor de garganta "tapona" cuando no es posible comunicar las aflicciones.
El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.
La diabetes invade cuando la soledad duele.
El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.
El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.
El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.
La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.
Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.
El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.
La presión sube cuando el miedo aprisiona.
Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.
La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.
El cáncer mata cuando te cansas de "vivir".
Y tus dolores callados? Cómo hablan en tu cuerpo?
La Enfermedad no es mala, te avisa que te estas equivocando de camino.
El camino a la felicidad no es recto. Existen curvas llamadas EQUIVOCACIONES, existen semaforos llamados AMIGOS, luces de precaucion llamadas FAMILIA, y todo se logra si tienes: Una llanta de repuesto llamada DECISION, un potente motor llamado AMOR, un buen seguro llamado FE, abudante combustible llamado PACIENCIA, pero sobre todo un experto conductor llamado DIOS
Es una página de reencuentro consigo mismo que permite darnos herramienta para encontrar el camino de la busqueda de nuestra espiritualidad
martes, 29 de marzo de 2011
domingo, 27 de marzo de 2011
ESENCIA
ESENCIA
Nunca nombrarla, nunca.
Ni callarla siquiera.
Solamente crecer de sus raíces
con asombrado llanto.
Ser y morir tan sólo para justificarla
como naturaleza
y sumisa costumbre.
Madurará con pausa
y exactitud de necesaria estrella
y sólo incertidumbres
me probarán su órbita,
su doloroso amor, su cumplimiento.
Será un desgarramiento
elemental, constante.
Desesperada espera -lo sé- desesperada.
Y sin embargo, nada
persistirá más cierto
que su sabiduría,
que sus sencillas fiestas.
Como el rosal seguro de la rosa.
Y yo seré la sombra de su florecimiento,
yo viviré acatando
su voz y su silencio,
en indefensa Tierra, irrenunciablemente.
Nunca nombrarla, nunca.
Ni callarla siquiera.
Solamente crecer de sus raíces
con asombrado llanto.
Ser y morir tan sólo para justificarla
como naturaleza
y sumisa costumbre.
Madurará con pausa
y exactitud de necesaria estrella
y sólo incertidumbres
me probarán su órbita,
su doloroso amor, su cumplimiento.
Será un desgarramiento
elemental, constante.
Desesperada espera -lo sé- desesperada.
Y sin embargo, nada
persistirá más cierto
que su sabiduría,
que sus sencillas fiestas.
Como el rosal seguro de la rosa.
Y yo seré la sombra de su florecimiento,
yo viviré acatando
su voz y su silencio,
en indefensa Tierra, irrenunciablemente.
Ser leal a sí mismo
Hay un cierto tipo de alegría que necesitamos aprender a reconocer: acontece cuando somos auténticamente nosotros mismos, sin máscaras, y obramos en consecuencia. La tristeza esencial, en cambio, surge cuando nos auto-sometemos a ejecutar lo condicionado, a hacer lo que nuestro interior rechaza, a negociar lo innegociable con tal de ser aprobados y, a costa de ello, a perder nuestro principal valor: ser leales a nosotros mismos.
Traicionarse a sí conlleva lo que podría llamarse depresión esencial. ¿Por qué? Porque eso interno y profundo nos reclama que le escuchemos. Íntimamente sabemos que nuestra Esencia no vino a este mundo a cuidar de las apariencias, a vivir vidas ajenas, a pisar esta Tierra sin haber realizado su acción personal por florecer en Belleza... aunque sea tan difícil echar transitorias raíces aquí! Por eso necesitamos una constante revisión de esa brújula que está ligada a nuestra porción del Todo.
Traicionarse a sí conlleva lo que podría llamarse depresión esencial. ¿Por qué? Porque eso interno y profundo nos reclama que le escuchemos. Íntimamente sabemos que nuestra Esencia no vino a este mundo a cuidar de las apariencias, a vivir vidas ajenas, a pisar esta Tierra sin haber realizado su acción personal por florecer en Belleza... aunque sea tan difícil echar transitorias raíces aquí! Por eso necesitamos una constante revisión de esa brújula que está ligada a nuestra porción del Todo.
TIERRA DESNUDA
Hay días en que nombrar no basta
descalzo, salí a sentir la tierra
las hojas
la madrugada fría.
Bajo un árbol inclinado bajo el peso
de tantos vientos
(hueco y reseco
de retorcerse en sus ramas)
me supe vivo:
temblé la escarcha, el misterio, el vacío
y no pude sino caer, abrazar
el tronco
y llorar tanta belleza mezclando mi sal
con la tierra desnuda.
Al caer la tarde
la postrera, callaremos las palabras
con las que enhebramos
los pedazos de la vida.
Cuando llegue la noche
y se nos devuelva el silencio
oiremos al fin el latido.
..............................................................................................................
descalzo, salí a sentir la tierra
las hojas
la madrugada fría.
Bajo un árbol inclinado bajo el peso
de tantos vientos
(hueco y reseco
de retorcerse en sus ramas)
me supe vivo:
temblé la escarcha, el misterio, el vacío
y no pude sino caer, abrazar
el tronco
y llorar tanta belleza mezclando mi sal
con la tierra desnuda.
Al caer la tarde
la postrera, callaremos las palabras
con las que enhebramos
los pedazos de la vida.
Cuando llegue la noche
y se nos devuelva el silencio
oiremos al fin el latido.
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Por un mismo idiona
Bendito el hombre que no hamaltratado a la mujer que lleva dentro: que no acalló su intuición, que no suprimió su ternura, que no renegó de su pecho vulnerablemente fuerte. Generación tras generación, otros hombres amordazaron en las mujeres del afuera la delicadeza que llevaban dentro: se mutilaron mutilando, se disminuyeron disminuyendo. Hoy, un hombre completo sabe que una mujer es su par: si necesita someterla, es que está sometiendo también una parte de su propia identidad.
La mujer de hoy emerge por las que pujaron antes para emerger, y por las que siguen pujando en denodado esfuerzo. En la antigua China, la opresión que vivían las mujeres es hizo desarrollar su propio lenguaje secreto: lo bordaban en los pañuelos, lo dibujaban en cerámicas y abanicos, lo murmuraban. Sólo ellas lo entendían: el Nu Shu. Descubierto en 1950, recién en 1982 pudo traducirse. La sabiduría que develó sorprende por su integridad, conservada por siglos y siglos, ignorada por los hombres…
Que no hablemos más idioma secretos: que hombres y mujeres tengamos un mismo idioma, -más allá de las singularidades-, pues la mujer lleva un hombre dentro de sí, y el hombre una mujer implícita. Seremos tan íntegros como igualitario sea nuestro modo de estar con el otro: bendito el hombre completo, bendita la mujer completa, pues ninguno de ellos necesita rebajar al otro para sentirse Ser
La mujer de hoy emerge por las que pujaron antes para emerger, y por las que siguen pujando en denodado esfuerzo. En la antigua China, la opresión que vivían las mujeres es hizo desarrollar su propio lenguaje secreto: lo bordaban en los pañuelos, lo dibujaban en cerámicas y abanicos, lo murmuraban. Sólo ellas lo entendían: el Nu Shu. Descubierto en 1950, recién en 1982 pudo traducirse. La sabiduría que develó sorprende por su integridad, conservada por siglos y siglos, ignorada por los hombres…
Que no hablemos más idioma secretos: que hombres y mujeres tengamos un mismo idioma, -más allá de las singularidades-, pues la mujer lleva un hombre dentro de sí, y el hombre una mujer implícita. Seremos tan íntegros como igualitario sea nuestro modo de estar con el otro: bendito el hombre completo, bendita la mujer completa, pues ninguno de ellos necesita rebajar al otro para sentirse Ser
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