sábado, 3 de enero de 2015

Creando Realidades



Cada vez hay más personas que están creando una realidad alternativa que surge de la elección u opción entre otras realidades y esa opción es diferente a la creencia general de este mundo, que tiene como base creencias tradicionales o viejos paradigmas que implican pensamientos autoritarios, de miedo, culpa y dolor, haciendo todo un culto del sufrimiento.La realidad alternativa que es diferente de la realidad actual, en la que estamos inmersos y viviendo ahora, esa gran mátrix, sustentada por los distintos sistemas de creencias: religiosos, de poder y corporativos que gobiernan el mundo; tiene como base valores fundamentales como la solidaridad, el amor, la dicha, el respeto por la vida y a tener todas las personas que habitamos el planeta, una existencia digna como seres humanos, hijas e hijos de Dios plenos y conscientes de su poder de realización personal.

Esos principios o valores fundamentales donde debería asentarse nuestra civilización actual están lejos del miedo que genera saber cuan bueno o malo es nuestro mundo.
Esa nueva realidad es poder vernos los unos a los otros dentro de una nueva forma de generar energías con frecuencias más elevadas.

Cuando descubrimos esto solo nos queda elegir que energía queremos para nosotros. Atraerla, crearla y vivenciarla, pero sobre todo creer, porque si nosotros creemos, creamos más de lo mismo. Además debemos dejar de lado aquellos sistemas de creencias, como ya expresé, autoritarios, basados en la dominación del ego y en la escasez de sentimientos sinceros y genuinos hacia la humanidad, sistemas que hace miles de años nos manipulan y que intentan resonar por encima de nuestros propios campos energéticos, siendo su resonancia inármonica, ellos todavía se rigen por el miedo y están apartados del amor como ley universal única de convivencia pacífica en el planeta, nuestro hogar, nuestra nave espacial, con la que viajamos por el universo. Es decir, tenemos que tratar de cortar la retroalimentación de energías negativas que aprendimos desde nuestra tierna infancia de nuestros progenitores y demás figuras patriarcales y a veces autoritarias que ayudaron a nuestro crecimiento físico y mental actual y que muchas veces nos sentenciaron a vivir de una forma preconcebida, acallando las voces de nuestro yo real para adaptarnos como borregos al diseño o programación en que duerme la humanidad.


No tuvimos aulas para pensar, sentir y actuar bien. Por lo tanto tenemos que aprender a no seguir en esa masa uniforme de pensamientos negativos que propagan la mayoría de las personas.


La máxima es tener en cuenta que la retroalimentación energética de pensamientos positivos es útil y necesaria en nuestro desarrollo personal y debemos permitirla y propagarla.


Así pues debemos eliminar de una vez y para siempre de nuestros campos energéticos, que están formados por los pensamientos de nuestra mente consciente y subconsciente, todo lo que nos impida sintonizar con nuestra estación preferida: la Fuente, espíritu, Ser Superior, Divinidad, Cristo interno o como le quieras llamar a lo perfecto en ti.


Tenemos que estar atentos, escuchar y ser plenamente conscientes de lo que el afuera nos está diciendo y como consecuencia que estamos pensando y sintiendo, pero aún más importante, tener en claro como estas energías del afuera nos están afectando.


Es solo energía, así que hay que dejarla pasar y no prestarle atención y vivir en el momento presente que es la mejor forma de estar atentos y conscientes.


Nada existe al azar en el Universo, en algún nivel consciente o inconsciente creamos cada instante de nuestras vidas con las elecciones que hacemos y sus consecuencias.


Cada experiencia que tenemos debe ser en definitiva para fortalecernos y superarnos día a día y seguir con nuestra evolución hasta lograr manifestar la plenitud del Ser.


Por: Elida Betancour

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