La vida emocional repercute en el sistema inmunológico. Estar "sanos" depende, en gran parte, de tener un espíritu optimista aprehendiendo a conocer nuestras emociones interoceptivas y su exprecion exteroceptiva.
Las emociones constituyen una de las facetas del ser humano más desconcertantes.
Conocer qué son y como funcionan es el primer paso para alcanzar el autocontrol.
Hay centenares de emociones pero podemos clasificar como las mas primarias y principales la ira, la tristeza, la alegría, el miedo, el amor, la sorpresa, la aversión y la vergüenza que son las que se gestan en las primeras etapas del crecimiento y desarrollo del cerebro.
Cada una de ellas se experimenta con múltiples matices y además en ocasiones se combinan varias para crear nuevas modalidades
Toda emoción supone reacciones físicas encadenadas que, si bien en un primer momento son normales y hasta necesarias, cuando se prolongan o tienen lugar de forma desproporcionada aumentan los niveles de toxicidad de nuestras células, pudiendo llegar a desencadenar enfermedades orgánica.
Cada emoción predispone al cuerpo a un tipo de respuesta
La ira : aumenta el flujo sanguíneo hacia las manos, el ritmo cardíaco y los niveles de aquellas hormonas que, como la adrenalina, generan la cantidad de energía necesaria para emprender acciones vigorosas.
La tristeza : tiene la finalidad de ayudarnos a asimilar una pérdida. Conlleva la disminución de la energía y el entusiasmo con el que acometemos habitualmente las actividades vitales y sociales, y un encierro que nos permite llorar la pérdida, evaluar sus consecuencias y planificar cómo actuaremos cuando retome la energía.
Muchas veces tambien queda asociada a la baja tolerancia a la frustracion.
La alegría : aumenta la actividad del centro cerebral encargado de inhibir los sentimientos negativos. Al crecer el caudal de energía disponible, el organismo experimenta entusiasmo para emprender cualquier tarea.
El miedo : hace que se retire la sangre del rostro y de otras zonas del cuerpo para llevarla hasta la musculatura de las piernas. De esta forma contamos con el aporte de oxígeno necesario para emprender una posible huida.
Al mismo tiempo, el cuerpo se paraliza durante fracciones de segundos y el cuerpo pensante la emplea para calibrar la respuesta más adecuada, por ejemplo, esconderse, huir..
Las conexiones nerviosas de los centros emocionales del cerebro desencadenan una respuesta hormonal que pone al organismo en estado de alerta general.
El miedo hace que aumente también el ritmo cardíaco y la presión arterial.El amor, la ternura y la satisfacción sexual : activan el sistema nervioso parasimpático, que es el opuesto fisiológico de las respuestas "huida" o "lucha" , propias del miedo o la ira.
La reacción parasimpática está ligada a la respuesta de relajación. Conlleva un estado de calma y satisfacción que favorece la convivencia y el "comprender" al otro" en la doble acepcion de la palabra, comprender, incluir y comprender es decir entender.
La sorpresa : Al producirse un arqueo de las cejas aumenta el campo visual, se favore la entrada de luz en la retina por lo que se obtiene información adicional sobre el acontecimiento inesperado y permite poder incluirlo en nuestro horizonte de experiencias.
La aversión : Naturalmente se produce una expresión facial que es universal: puede ser ladeo del labio superior, fruncimiento de la nariz, arqueamiento de la frente.
Son gestos básicos que inconcientemente son necesarios y ayudan a expulsar por la boca algo de sabor desagradable que se produce interoceptivamente y/o evitar el olor molesto que se percibe desde el olfato.
Estos gestos son de utilizacion metafórica y sirven para expresar desaprobación.La aversion no tiene "filtro" ni barrera de represion, es una sensacion totalmente interoceptiva que queda como huella nemica desde el momento de nacimiento y primeras experiencias.
Cuestión de Química
Las respuestas físicas mencionadas se producen cuando, a través de los sentidos, llegan al cerebro determinados estímulos. En ese momento empiezan a producirse toda clase de reacciones químicas que a través de los neurotransmisores - algo así como nuestros cables internos, "cable a tierra"- estimulan otros centros que, a su vez, segregan sustancias con funciones concretas para salir de la situacion.
Así por ejemplo, la oscuridad estimula la secreción de 1 hormona llamada melatonina, que es la que induce al sueño.
Todas las predisposiciones biológicas a "las acciónes" son modeladas posteriormente por nuestras experiencias vitales.
Muchas veces el entorno modela las respuestas emocionales al punto, de poder adquirir hábitos que pueden luego llegar a considerarse rasgos de personalidad.
Así, el único patrón que se ha conocido en la infancia, por ejemplo malos tratos, seguramente le hara ser violento y repetir ese patrón conocido.
La mente racional invierte más tiempo que la emocional en responder a un estímulo.
El primer impulso ante cualquier situación procede del area cardiaca.
Existe también un segundo tipo de reacción emocional, más lenta, que se origina en los pensamientos.
Esta forma de activar las emociones es deliberada: si alguien te insulta y te llenaste de ira, cada vez que lo recuerdas, reproducirás la misma reacción emocional...
Origen Orgánico
En la parte superior de la médula espinal se encuentra el tallo encefálico, la región más primitiva del cerebro, regulador de las funciones vitales básicas- respiración, metabolismo de los órganos, etc- .
De este cerebro primitivo emergieron después los centros emocionales y, millones de años más tarde, el cerebro pensante.
Nuestras primeras emociones vitales fueron producidas por los olores.
Al principio, el centro olfativo estaba compuesto sólo por dos grupos celulares: uno registraba cualquier aroma y lo clasificaba- comestible, tóxico, sexualmente disponible...- y el otro, enviaba respuestas reflejas a través del sistema nervioso, ordenando en nuestro cuerpo las acciones a llevar a cabo- comer, vomitar, etc-
Luego, el cerebro evolucionó y se conformaron nuevos grupos de células, hasta constituirse el sistema límbico. Ahí se donde se registran las emociones.
Cuando se atrapa la rabia o el miedo, se está bajo la influencia del sistema límbico. En él se encuentran el tálamo, encargado de enviar a la parte pensante del cerebro la información que recibe de los sentidos; el hipotálamo, que regula los impulsos sexuales y otros estados anímicos; el hipocampo, relacionado con el aprendizaje y la memoria; y la amígdala, que controla el miedo.
Cuando el sistema límbico se conformó, el hombre dejó de responder sólo de forma refleja a los estímulos; seguía decidiendo si comer o no un alimento en base a su olor, pero reconociendo los aromas y discriminando más conscientemente los buenos de los malos.
Este trabajo era y es realizado por el cerebro nasal, una parte del circuito límbico que constituye la base rudimentaria del cerebro pensante o neocórtex.
Con el paso de millones de años más, el neocórtex - el intelecto- siguió desarrollándose. Esta parte del cerebro nos permite experimentar sentimientos - además de coordinar nuestros movimientos- y reflexionar sobre ellos. A él debemos la supervivencia de nuestra especie y que se pusiera en marcha nuestra vida emocional: así, además de experimentar placer con el apareamiento, se crearon vínculos afectivos.
Al ir aumentando con el paso del tiempo, la masa de neocórtex, ha ido creciendo el número de conexiones neuronales con el sistema límbico, lo que incrementa la cantidad de respuestas emocionales.
De la misma manera que existe una estrecha relación entre las emociones y nuestros centros nerviosos, la vida emocional tiene repercusiones en el sistema inmunológico.
El Sistema Inmunologico, como guardián del buen estado del cuerpo, identifica cada célula del organismo y decide lo que le es propio para protegerlo y lo que le es extraño.
De ahí el rechazo que a veces se produce ante determinados trasplantes organicos.
Cuando experimentamos emociones negativas, nuestro aparato inmunológico ve disminuida su eficacia.
Las personas "alegres" tienen una mayor capacidad de respuesta a las agresiones tanto internas como externas.
Cómo controlarlas
La parte más evolucionada del cerebro, el neocórtex, es la que ha de utilizarse para conseguir el control de las emociones.
Con inteligencia racional, debemos ordenar a nuestro cerebro que razone las causas de un arrebato de ira o un ataque de timidez, y luego ordenar a que la emoción se calme.
Para conseguirlo, podemos respirar de forma abdominal que son tres tiempos, se llena profundamente primero el abdomen, luego el aire pasa a los pulmones hasta exhalar por la boca. Se inhala y exhala en esos tres tiempos. Se expulsa el aire, desde el abdomen, los pulmones, la boca.
Si no encontramos razones para los arrebatos se debe dar la orden al cerebro de no perder el control.
Aplicando la capacidad de razonar al terreno emotivo, se reeducará lo que llamamos "inteligencia emocional"
Las emociones sólo se manifestarán cuando la situación lo justifica. Siempre estan, solo su manifestacion es selectiva.
Con paciencia se consigue controlar las emociones, tanto las innatas como las adquiridas y se equilibra asi cuerpo, corazón y mente.
El yoga es de una muy buena ayuda en el proceso de control emocional.
Sobre texto de Mayte Suárez, amplia Lic.Graciela E. Prepelitchi
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