martes, 12 de octubre de 2010

Reflexiòn

Recibí de la naturaleza mi cuerpo y mis emociones;
es absurdo que me censure por estar asustado,
por sentirme inseguro, egoísta o vengativo.

Hacerlo es como enojarme por el tamaño de mis pies.

No soy responsable de mis sentimientos
sino de lo que hago con ellos.

No hay sentimientos destructivos,
sólo hay actos destructivos.

Mis acciones pueden volverse destructivas
cuando condeno o rechazo mi sentir.
Si no quiero sentir de un cierto modo
ignoro el hecho de que realmente me siento así
y que ese sentir es parte de mí.

Sentir de un cierto modo es un sentimiento,
el no querer sentir así es otro,
y este último no es capaz de detener al primero.
Puedo modificar mi respuesta a un sentimiento,
pero no puedo desembarazarme de él
tal como no puedo deshacerme de mí mismo.

Cuando niego un sentimiento, no lo destruyo,
y pierdo mi capacidad de expresarlo como yo quiero.

Al condenarlo dejo de considerarlo parte de mí
y entonces parece adquirir vida propia,
forzándome a responder a él de un modo rígido;
pero si reconozco que 'yo'
vivencio el sentimiento,
mantengo mi capacidad de actuar
del modo en que elijo,
y no de la manera que temo."

Hugh Prather

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