En la vida siempre tenemos que tomar decisiones y depende de lo que hagamos así viviremos; bien o mal.
Todos podemos tener nuestros momentos de mal humor que se consideran totalmente normales, siempre y cuando no sea una conducta habitual.
Si el mal humor se instala en forma permanente en nuestra conducta y comienza a ser algo más que circunstancial, deberíamos conocer las causas y hacer algo al respecto.
Sepamos que mantener el buen humor nos hace un bien enorme a la salud física y mental.
En diversos estudios médicos realizados se han comprobado que vivir de forma positiva frente a las situaciones favorece la liberación de la endorfina, sustancia que causa bienestar.
El estado de ánimo malhumorado se caracteriza por ver el lado negativo que suelen tener las cosas, por ejemplo viendo siempre el vaso medio vacío en lugar de medio lleno.
Aquel que vive de forma tensa, irritado, pesimista y malhumorado libera adrenalina, no adrenalina y corticoide, sustancias esas que provocan la caída en la inmunidad, teniendo en vista que la descarga de esos elementos en el organismo causa una disminución en la producción de glóbulos blancos.
Esta forma de ser puede tener o no motivos que la generan. Si los hubiera, lo mejor es intentar descubrirlos para modificar las consecuencias que puede provocar en las relaciones interpersonales y en el propio desarrollo.
Por otro lado, nos está señalando una personalidad con cierta tendencia depresiva, agravada por determinadas situaciones de la vida que por alguna razón no puede resolver.
Es un hecho que casi todos tengamos que atravesar por problemas que nos producen sufrimiento. La cuestión no es tanto resolverlos como conocerlos y aprender a vivir con ellos lo mejor posible.
Cualquier problema puede tener solución pero a veces esa solución se convierte posteriormente en otro problema aún más grave; por lo tanto, es necesario aceptar que eventualmente tendremos que enfrentar los contratiempos y disgustos que esas situaciones no puedan deparar.
Tengamos la certeza de que el mal humor nos cierra muchas puertas. La persona mal humorada está permanentemente con la expresión cargada, de amargura, tiene siempre una respuesta agresiva o de desdén para con los otros.
Esa actitud hace que las personas que viven a su alrededor pasen a evitarla. El mal humor aleja de nosotros todo lo que es bueno, más en compensación atrae todo lo que es negativo. El que vive malhumorado, su vida para él es un peso, un trastorno donde nada es cierto, todo se le torna oscuro y sombrío a su alrededor.
Algunas veces llamamos problemas a ciertos desafíos que la vida nos impone y que no son más que oportunidades para evolucionar y no quedarnos estancados.
Otras veces, llamamos problemas a situaciones comunes de la vida, dándoles una connotación trágica que no se merecería si aceptáramos que son inevitables.
No hagamos de las dificultades motivos de sufrimiento, más saquemos de todo una lección, un aprendizaje. El dolor es muchas veces inevitable, más el sufrimiento es opcional.
La mayoría de las veces los malhumorados no tienen mayores motivos para su estado de ánimo. Les molesta la compañía pero por otro lado se quejan porque están solos, se aburren pero no tienen ninguna iniciativa, viven contando sus problemas pero son incapaces de escuchar a los demás, critican a todos porque ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio; están desconformes con el gobierno, con su familia, con su trabajo y por supuesto ven todo negro.
Se trata por lo general de personas eternamente desconformes, intolerantes e individualistas que no pueden ser felices de ninguna manera y que con su mal humor canalizan sus energías negativas provocadas por sus desequilibrios emocionales y lo han convertido en un hábito.
Estas personas son muy difíciles de tratar porque creen tener siempre la razón. Poseen una visión pesimista del mundo y están convencidas plenamente que estamos todos al borde del abismo, que se aproxima el Apocalipsis y que es inútil cualquier intento para evitarlo.
Para ellas todo está a punto de estallar y sólo es cuestión de esperar que alguien apriete el detonador.
Sigmund Freud diría que el mal humor es un síntoma de represión de la libido sexual, que no necesariamente siempre se refiere a lo genital, sino a toda la sexualidad entendida como instinto de vida, al no lograr expresarse para participar creativamente en un medio social. El Psicoanálisis podría permitir revelar el trauma, que una vez consciente ayudaría a canalizar lo reprimido adecuadamente.
Otras fuentes lo llamarían vacío existencial o discapacidad para adaptarse a los cambios y para crecer y la terapia desde este enfoque podría ayudar a cambiar la percepción y ver la realidad desde una perspectiva más amplia.
En tanto que para los conductistas sería un condicionamiento adquirido que es necesario desaprender para adquirir otros nuevos más adaptativos.
El mal humor es un defecto de carácter que produce conflictos de relación, discordia familiar e infelicidad, y lo más grave de este modo de ser, es que es contagioso.
Hay personas que se complacen en cultivar el mal humor, es una característica de su personalidad, pues con el mal humor, tratan de imponerse a los otros con su rispidez, prepotencia y empatía, pensando que actuando así conseguirán el respeto y el temor de aquellos que con él conviven. Esas personas no perciben que acaban siendo víctimas de su mal humor, pues además de atraer para si todo lo que es negativo viven enfermas física y psíquicamente. Sienten dolores por todo el cuerpo, el hígado funciona mal, la digestión es pésima, tienen dolores de cabeza terribles, además de una baja inmunidad, están sujetas a varias dolencias e infecciones.
Generalmente son solitarias también, pues apartan a todos de sí.
Busquemos actuar y tener pensamientos volcados para la paz, la alegría, la confianza, la amistad, la solidaridad. Seamos simpáticos con nuestro prójimo, usando siempre la empatía, o sea, coloquémonos en su lugar y hagamos por nuestro prójimo todo aquello que nosotros desearíamos que ellos hiciesen con nosotros.
Con pensamientos y actitud de alegría, deseos de ser útiles, con la práctica de la caridad con nuestro prójimo, sentiremos un bienestar tan grande, que solo tendremos razones para sentirnos saludables física y mentalmente.
Confiando siempre en el amparo Divino que jamás nos faltará. Nuestro Padre Celestial nos creo para que vivamos con alegría. Por eso no debemos dejarnos contaminar por el mal humor, pues los más perjudicados seremos nosotros mismos. Ya que crearemos dolencias, a veces de difícil cura.
No olvidemos que las dificultades son transitorias, y que forman parte de nuestro aprendizaje para el cual venimos a ejercitarnos en la Tierra.
Mantengamos el buen humor en todas partes, en cualquier situación, no dejándonos envolver por sentimientos inferiores y nuestro cuerpo físico lo agradecerá inmensamente.
Actuando así, nuestro cuerpo se tornará leve y una inmensa paz inundará nuestro ser, creando el cielo dentro de nosotros.
Es una página de reencuentro consigo mismo que permite darnos herramienta para encontrar el camino de la busqueda de nuestra espiritualidad
martes, 31 de agosto de 2010
sábado, 28 de agosto de 2010
UNA VISION MAS PROFUNDA DE LA FELICIDAD( Entrevista)
Por: JOSE RAFAEL QUESADA JIMENEZ
1- ¿Qué es lo que hace que una persona se sienta feliz?
A mi modo de ver las cosas, me parece que es la coherencia personal, la que le permite no estar dividido y esa unidad lograda, le transmite esa sensación de felicidad. Creo que los grandes momentos de las personas o de la vida de una persona, tiene que ver con esa sensación de logro (que ahora llaman éxito), de crecimiento interno, de alcance de objetivos (casarse, terminar la maestría, construir una casa, cerrar un conflicto, pagar una deuda, comprar el auto nuevo, ser solidario con alguien, resolver un problema social, caer en cuenta de algo que me tenía pensando sin resolver, que nazca un hijo, ayudar a envejecer a los padres, cerrar con su muerte en paz con ellos y con uno mismo, y muchas más).
Y algo más es que cuando una persona o uno mismo logran ciertas certezas sobre la vida, se alcanza un nivel de felicidad para decirlo de alguna manera. También esto tiene que ver con otras superaciones en la vida, como sería superar el dolor físico (enfermedades, cuando se ha tenido hambre, un desequilibrio físico), o el dejar de sentir sufrimiento (frustraciones, ansiedades, temores, inseguridades, falsas creencias, conflictos, sin sentido, el temor a morir, etc.); de forma que superar esas cosas o dejar de sentirlas porque ya no están, son formas de ser feliz o de no sufrir para verlo por este ángulo.
En general me parece que cada persona tiene una imagen de la felicidad y cuando van apareciendo sus propias creencias o certezas, comienza a perseguirlas hasta alcanzarlas o seguir intentando alcanzar hasta la propia finitud de su vida. Si preguntara a cada quien como lo haces en este momento, para tu doctorado, me parece que encontraremos muchas “ideas” o imágenes de la felicidad
2- Y el dinero o tener cosas materiales, tiene alguna relación con el ser feliz?
Me parece que aquí estamos ante otro conjunto de creencias personales de cada quien. Si para alguien comprar un carro, o una casa, o guardar dinero en el banco, le da seguridad o satisfacciones, que a mi modo de ver son efímeras, pues estamos ante una fuente de felicidad o de sufrimiento.
Las cosas materiales te permiten (opinión personal supongo), estabilidad, tranquilidad, sensación de seguridad, y seguro esto te puede dar tiempo libre, para tener ocio, disfrutar a tus seres queridos, estudiar, superar condiciones que quitan libertad, orientar tu tiempo en la dirección que quieras, etc.; esto seguro también que te dará tiempo para pensar y reflexionar si logras las herramientas y la dirección de hacerlo.
También hemos visto como muchas veces la acumulación de cosas materiales o de dinero, mete la vida de la gente en círculos viciosos sin final, que no termina sin seguir buscando más cosas materiales. Y no se les ve satisfechos nunca, o casi nunca y parece que la acumulación tampoco rinde tanto beneficio. Sin embargo volvemos, esto crea condiciones diferentes para vivir y contribuye con el alcance de las creencias (no es lo mismo no tener casa que tenerla, y tener una con comodidad y equipamiento a no tenerla con todas esas cosas. No es lo mismo tener acceso a la medicina o no tenerlo y ver sufrir a un familiar).
3- ¿La educación y la salud tienen alguna relación con la felicidad? ¿en qué sentido? ¿Cómo?
Bueno siguiendo en la misma dirección de argumentos, podemos decir que la salud es un “bien” o un estado físico de tu cuerpo. Si no puedo salir porque mis piernas no me lo permiten tengo una limitación en la búsqueda de mis objetivos.
Si mi vida se acorta por no tener salud, no alcanzo mis fines existenciales, y no alcanzo la felicidad que buscaba.
No es lo mismo nacer con una expectativa de vida de 40 años en un país pobre o una de 90 años en un país desarrollado.
Entonces si tengo buena salud puedo disfrutar las sensaciones que me producen diferentes momentos que considero felices.
Aunque tendremos que estar claros que las generaciones tienen sus propios modelos de creencias sobre este y otros temas; con lo que podemos decir que no es lo mismo tener una larga vida saludable que una corta y enfermiza, llena de dolores que limitan mis ratos de ocio o de compartir con quienes me hacen sentir feliz.
Qué pasaría si la sociedad y la ciencia avanzan en la dirección de superar el dolor y hacer avanzar la medicina?, pues tendríamos cuerpos de mayor calidad y con posibilidades de vivir vidas más largas y de mucha calidad.
Bueno por ahí vemos una seria relación que a mi modo de ver es errónea, entre los conceptos de dolor y sufrimiento, que hace que no tener el primero superado, me produzca sufrimiento mental.
Imaginemos una persona a la que se le amputa su pierna, diciendo que perderla era inevitable pero que sigue su vida y rápidamente la vemos estudiando, trabajando, casándose y avanzando en un deporte; diferente a otra, que se queda con su silla de ruedas o su muleta, maldiciendo el momento o a quienes estaban a su lado cuando ocurrió el accidente, o reclamando a un dios por su desgracia y dolor. Pues aquí tenemos dos personas con imágenes diferentes de felicidad y con relaciones conceptuales diferentes para su propia vida.
4- ¿Ser feliz tiene alguna relación con tener un sentido de la vida?
Me parece que totalmente, porque “aclara” la dirección que tienen las cosas y te permite interpretar “todo” lo que ha ocurrido, ocurre y te puedas proponer ocurrir en la existencia.
Comúnmente uno observa a alguien que tiene una “conversión” en cualquier cosa, un sentido religioso, esotérico, deportivo, docente, etc., y vemos a esta persona cambiar en forma radical su vida (no hace lo que hacía antes, resuelve sus principales conflictos y sobre todo actúa en forma diferente), se le observa satisfecha, con cierta tranquilidad y a veces hasta logra exasperar a los demás por su profusa y nueva seguridad en sí misma; porque en algunos caso la persona se convierte también en alguien capaz de decir que su verdad es única y es necesario que los demás también la crean.
Pero en general se le ve feliz, con una nueva dirección en la vida y sobre todo con cierto dejo de tranquilidad y satisfacción, que las hace nuevamente diferentes con su nuevo sentido.
En mi experiencia puedo decir que no he tenido una conversión de esas de un día a otro, pero si puedo hablar de un proceso de acumulación de experiencia, de caídas en cuenta, de llegada a nuevas certezas y sobre todo, a encontrar un sentido en mi vida, que incluso la trasciende y eso hace que tome decisiones con este “marco de trabajo” en mi vida. Esto también ha contribuido en que aumente mi sensación de seguridad, he modificado mis valores quizás hacia “valores universales”, y podido entender un poco más el significado de las acciones en mi vida y con ello aumentar en coherencia.
Entonces cuando logro ser coherente (sentir, pensar y actuar en una misma dirección) y soy coherente al hacer y enfrentar conflictos, o tomar resoluciones, he podido sentir mucha satisfacción y alegría en diferentes momentos. Qué además comienzan a acumularse, a sumar más actos coherentes y satisfactorios o felices; donde esta acumulación produce más fuerza para producir más actos de este tipo, que luego aumenta la felicidad o la sensación de felicidad por esta sucesión de actos coherentes y felices.
5- ¿Cuál es su sentido de la vida? ¿Qué es lo que le da sentido a su vida, de tal forma que le da gusto vivir?
Mi sentido es el de humanizar la tierra, es decir vine a este planeta y a esta vida para humanizarme, para convertir mi vida en un espacio de transformación personal y social, en la dirección de ser un ser humano consciente y capaz de transformar mi propio entorno y el que pueda influir en esta dirección.
Me da sentido producir transformaciones para que mi vida, mi entorno, el país, el planeta sean lugares más dignos de vivir y de estar; esto abre el futuro y me permite comprender y realizar acciones en esa dirección. Así las cosas, puedo imaginar el futuro que quiero para mi y mi gente y con esta imagen salir a realizar acciones que ayuden a construir este mejor futuro.
Incluso mi vida de pareja, trabajo, estudio, amigos, hijos, mi comunidad, se ven influidos por este estilo de vida que desarrollo a partir de este sentido y conjunto de valores que lo acompañan. Ejemplo, si me ubico como estudioso de la ciencia, lo hago para producir mayor bienestar a los que me rodean y a uno mismo, porque a la postre todo me beneficia también.
¿Si ayudo a investigar con mi conocimiento o mis recursos, la cura del cáncer, cuanto beneficio traigo a tanta gente y cuánto puedo aumentar la calidad de vida, si le quito este obstáculo a la salud de mi propio cuerpo?
¿Si con este punto de vista, con esta dirección y valores, logro mejorar la calidad de mis relaciones personales, cuánto beneficio traigo a tanta gente que me rodea?, y ¿cuánto beneficio me produzco por esto, en términos de que las otras personas que me rodean también avancen en su proceso de comunicación y relación personal? Sin dudarlo es mucho.
6- ¿Trate de relacionar la felicidad con los siguientes elementos:
o La esperanza
Me parece que la esperanza es una aspiración o una imagen correcta, para alcanzar niveles de felicidad esperados o deseados. Te mantiene en “dirección hacia” como una especie de certeza de que puede alcanzarse eso esperado. Da felicidad porque con mi conciencia me puedo imaginar disfrutando mi deseo de ser feliz, me puedo imaginar siendo feliz y hasta “practicar” en cómo serlo.
o El deseo
Los deseos también mueven hacia un objeto, mueven mi conciencia en esa dirección, quiero algo y todo mi aparato y equipamiento mental y afectivo, van tras ese algo o deseo.
El tema está en elevar el deseo, deseo felicidad o deseo más dinero para alcanzar lo que creo es mi felicidad; porque entonces estamos ante dos elementos: lo que creo que es la felicidad y lo que creo es lo que me permitirá alcanzar, y ahí sobran los instrumentos.
Una vez esclarecido esto, elevo mi deseo para afinar la imagen de lo que realmente quiero y puedo ocuparme de la mecánica o métodos para llegar a ella.
o La motivación interna
Creo que la motivación interna está ahí siempre, y estos elementos que hemos conversado son parte de esa motivación. Es la parte emotiva o afectiva la que me permite moverme con pasión, con fuerza y convicción hacia algo. No podría buscar la felicidad o cualquier otro objeto sino tuviera esas imágenes afectivas que me mueven hacia ellas.
La felicidad es algo que motiva mucho, que hace que la persona o uno mismo, la quiera con fuerza. Porque también significa no sufrir más, es mejor tener ese estado prometido, para el que lograrlo significa esforzarme y trabajar internamente por ello. Digamos que sin motivación interna no es posible avanzar en la búsqueda de la felicidad.
Incluso hay personas que dejan de buscarla, resignados a partir de valores como eso se consigue después de la muerte, y eso acaba con la motivación interna. Es una forma de detener a partir de la destrucción de la motivación interna.
o Elementos externos
Siguiendo por lo dicho en el párrafo anterior hay elementos externos que sirven para detener la búsqueda de la felicidad y otros que ayudan a buscarla.
Y el otro elemento o conjunto de elementos externos que pueden incidir en la búsqueda de la felicidad, están los ofrecidos por el sistema de creencias imperante, o de la religión oficial y hasta de la oferta del mercado que ofrece la felicidad como parte resultante del consumo de cosas o artículos.
Es así como esta oferta genera la ilusión del alcance de la felicidad, a partir de definirla como la adquisición de tales elementos. Y te venden la felicidad como si fuera un artículo más, que se compra y hasta se intercambia. Pero además te la venden y ofrecen en todos los medios de comunicación y de mercadeo posibles.
Es cierto que los objetos, herramientas y otros artículos, ofrecen comodidad, facilidad para la vida pero no dan la felicidad, como bien parece decirnos el sentido común; pero no termina la cuestión ahí.
o La alegría de vivir
Esto parece ser una creencia básica, que parece también expresar un estado mental, una forma de generar una imagen asociando el buen humor, los momentos alegres con permanencia en la vida.
Por supuesto también que un estilo de vivir, de enfocar la existencia puede incidir en crear un “clima” vital cotidiano, para enfrentar problemas y conflictos. Así como permite definir una actitud general ante las cosas, relaciones, administración del tiempo y de las actividades diarias o de futuro.
También es una propuesta de búsqueda de la felicidad, la vincula, porque está asociada directamente la alegría a la felicidad, al no sufrimiento y al no portar tristeza como clima general negativo en mi vida.
o La satisfacción
Esto de satisfacer de resolver cosas, de quedar contento con los resultados de una acción que emprendida por la persona. Es un hecho que es resultante de la búsqueda para lograr algo y si lo que se busca es la felicidad, el lograrla o llegar a momentos de felicidad produce esa sensación de estar completo o de logro.
Como en el caso del hambre, lograr comer es el acto que cierra el proceso y esto significa que el cuerpo responderá con satisfacción porque el mecanismo del sistema digestivo ordena a la conciencia que ya fue suficiente por el momento. Aquí la satisfacción opera como un sensor que indica a la conciencia que se terminó de efectuar el acto de comer. Qué más tarde aparecerá nuevamente la insatisfacción o hambre nuevamente, porque el cuerpo necesita más energía y se repetirá la búsqueda y el conjunto de acciones para resolver.
Eso en las necesidades básicas, pero cuando hablamos de sentimientos o de necesidades de otros tipos, estamos hablando de otras acciones. Tal es el caso de la necesidad de tener pareja, y bueno se inicia un proceso de búsqueda hasta conseguir el objetivo y aparece la satisfacción; que si dura un tiempo y necesita realimentarse es otra cosa, pero en lo inmediato apareció esa sensación.
La felicidad produce satisfacción porque se alcanza, parece. Pero es importante para la persona el no sufrir, el tener sensaciones de alcance de objetivos, de logro de otro estado superior y más agradable.
1- ¿Qué es lo que hace que una persona se sienta feliz?
A mi modo de ver las cosas, me parece que es la coherencia personal, la que le permite no estar dividido y esa unidad lograda, le transmite esa sensación de felicidad. Creo que los grandes momentos de las personas o de la vida de una persona, tiene que ver con esa sensación de logro (que ahora llaman éxito), de crecimiento interno, de alcance de objetivos (casarse, terminar la maestría, construir una casa, cerrar un conflicto, pagar una deuda, comprar el auto nuevo, ser solidario con alguien, resolver un problema social, caer en cuenta de algo que me tenía pensando sin resolver, que nazca un hijo, ayudar a envejecer a los padres, cerrar con su muerte en paz con ellos y con uno mismo, y muchas más).
Y algo más es que cuando una persona o uno mismo logran ciertas certezas sobre la vida, se alcanza un nivel de felicidad para decirlo de alguna manera. También esto tiene que ver con otras superaciones en la vida, como sería superar el dolor físico (enfermedades, cuando se ha tenido hambre, un desequilibrio físico), o el dejar de sentir sufrimiento (frustraciones, ansiedades, temores, inseguridades, falsas creencias, conflictos, sin sentido, el temor a morir, etc.); de forma que superar esas cosas o dejar de sentirlas porque ya no están, son formas de ser feliz o de no sufrir para verlo por este ángulo.
En general me parece que cada persona tiene una imagen de la felicidad y cuando van apareciendo sus propias creencias o certezas, comienza a perseguirlas hasta alcanzarlas o seguir intentando alcanzar hasta la propia finitud de su vida. Si preguntara a cada quien como lo haces en este momento, para tu doctorado, me parece que encontraremos muchas “ideas” o imágenes de la felicidad
2- Y el dinero o tener cosas materiales, tiene alguna relación con el ser feliz?
Me parece que aquí estamos ante otro conjunto de creencias personales de cada quien. Si para alguien comprar un carro, o una casa, o guardar dinero en el banco, le da seguridad o satisfacciones, que a mi modo de ver son efímeras, pues estamos ante una fuente de felicidad o de sufrimiento.
Las cosas materiales te permiten (opinión personal supongo), estabilidad, tranquilidad, sensación de seguridad, y seguro esto te puede dar tiempo libre, para tener ocio, disfrutar a tus seres queridos, estudiar, superar condiciones que quitan libertad, orientar tu tiempo en la dirección que quieras, etc.; esto seguro también que te dará tiempo para pensar y reflexionar si logras las herramientas y la dirección de hacerlo.
También hemos visto como muchas veces la acumulación de cosas materiales o de dinero, mete la vida de la gente en círculos viciosos sin final, que no termina sin seguir buscando más cosas materiales. Y no se les ve satisfechos nunca, o casi nunca y parece que la acumulación tampoco rinde tanto beneficio. Sin embargo volvemos, esto crea condiciones diferentes para vivir y contribuye con el alcance de las creencias (no es lo mismo no tener casa que tenerla, y tener una con comodidad y equipamiento a no tenerla con todas esas cosas. No es lo mismo tener acceso a la medicina o no tenerlo y ver sufrir a un familiar).
3- ¿La educación y la salud tienen alguna relación con la felicidad? ¿en qué sentido? ¿Cómo?
Bueno siguiendo en la misma dirección de argumentos, podemos decir que la salud es un “bien” o un estado físico de tu cuerpo. Si no puedo salir porque mis piernas no me lo permiten tengo una limitación en la búsqueda de mis objetivos.
Si mi vida se acorta por no tener salud, no alcanzo mis fines existenciales, y no alcanzo la felicidad que buscaba.
No es lo mismo nacer con una expectativa de vida de 40 años en un país pobre o una de 90 años en un país desarrollado.
Entonces si tengo buena salud puedo disfrutar las sensaciones que me producen diferentes momentos que considero felices.
Aunque tendremos que estar claros que las generaciones tienen sus propios modelos de creencias sobre este y otros temas; con lo que podemos decir que no es lo mismo tener una larga vida saludable que una corta y enfermiza, llena de dolores que limitan mis ratos de ocio o de compartir con quienes me hacen sentir feliz.
Qué pasaría si la sociedad y la ciencia avanzan en la dirección de superar el dolor y hacer avanzar la medicina?, pues tendríamos cuerpos de mayor calidad y con posibilidades de vivir vidas más largas y de mucha calidad.
Bueno por ahí vemos una seria relación que a mi modo de ver es errónea, entre los conceptos de dolor y sufrimiento, que hace que no tener el primero superado, me produzca sufrimiento mental.
Imaginemos una persona a la que se le amputa su pierna, diciendo que perderla era inevitable pero que sigue su vida y rápidamente la vemos estudiando, trabajando, casándose y avanzando en un deporte; diferente a otra, que se queda con su silla de ruedas o su muleta, maldiciendo el momento o a quienes estaban a su lado cuando ocurrió el accidente, o reclamando a un dios por su desgracia y dolor. Pues aquí tenemos dos personas con imágenes diferentes de felicidad y con relaciones conceptuales diferentes para su propia vida.
4- ¿Ser feliz tiene alguna relación con tener un sentido de la vida?
Me parece que totalmente, porque “aclara” la dirección que tienen las cosas y te permite interpretar “todo” lo que ha ocurrido, ocurre y te puedas proponer ocurrir en la existencia.
Comúnmente uno observa a alguien que tiene una “conversión” en cualquier cosa, un sentido religioso, esotérico, deportivo, docente, etc., y vemos a esta persona cambiar en forma radical su vida (no hace lo que hacía antes, resuelve sus principales conflictos y sobre todo actúa en forma diferente), se le observa satisfecha, con cierta tranquilidad y a veces hasta logra exasperar a los demás por su profusa y nueva seguridad en sí misma; porque en algunos caso la persona se convierte también en alguien capaz de decir que su verdad es única y es necesario que los demás también la crean.
Pero en general se le ve feliz, con una nueva dirección en la vida y sobre todo con cierto dejo de tranquilidad y satisfacción, que las hace nuevamente diferentes con su nuevo sentido.
En mi experiencia puedo decir que no he tenido una conversión de esas de un día a otro, pero si puedo hablar de un proceso de acumulación de experiencia, de caídas en cuenta, de llegada a nuevas certezas y sobre todo, a encontrar un sentido en mi vida, que incluso la trasciende y eso hace que tome decisiones con este “marco de trabajo” en mi vida. Esto también ha contribuido en que aumente mi sensación de seguridad, he modificado mis valores quizás hacia “valores universales”, y podido entender un poco más el significado de las acciones en mi vida y con ello aumentar en coherencia.
Entonces cuando logro ser coherente (sentir, pensar y actuar en una misma dirección) y soy coherente al hacer y enfrentar conflictos, o tomar resoluciones, he podido sentir mucha satisfacción y alegría en diferentes momentos. Qué además comienzan a acumularse, a sumar más actos coherentes y satisfactorios o felices; donde esta acumulación produce más fuerza para producir más actos de este tipo, que luego aumenta la felicidad o la sensación de felicidad por esta sucesión de actos coherentes y felices.
5- ¿Cuál es su sentido de la vida? ¿Qué es lo que le da sentido a su vida, de tal forma que le da gusto vivir?
Mi sentido es el de humanizar la tierra, es decir vine a este planeta y a esta vida para humanizarme, para convertir mi vida en un espacio de transformación personal y social, en la dirección de ser un ser humano consciente y capaz de transformar mi propio entorno y el que pueda influir en esta dirección.
Me da sentido producir transformaciones para que mi vida, mi entorno, el país, el planeta sean lugares más dignos de vivir y de estar; esto abre el futuro y me permite comprender y realizar acciones en esa dirección. Así las cosas, puedo imaginar el futuro que quiero para mi y mi gente y con esta imagen salir a realizar acciones que ayuden a construir este mejor futuro.
Incluso mi vida de pareja, trabajo, estudio, amigos, hijos, mi comunidad, se ven influidos por este estilo de vida que desarrollo a partir de este sentido y conjunto de valores que lo acompañan. Ejemplo, si me ubico como estudioso de la ciencia, lo hago para producir mayor bienestar a los que me rodean y a uno mismo, porque a la postre todo me beneficia también.
¿Si ayudo a investigar con mi conocimiento o mis recursos, la cura del cáncer, cuanto beneficio traigo a tanta gente y cuánto puedo aumentar la calidad de vida, si le quito este obstáculo a la salud de mi propio cuerpo?
¿Si con este punto de vista, con esta dirección y valores, logro mejorar la calidad de mis relaciones personales, cuánto beneficio traigo a tanta gente que me rodea?, y ¿cuánto beneficio me produzco por esto, en términos de que las otras personas que me rodean también avancen en su proceso de comunicación y relación personal? Sin dudarlo es mucho.
6- ¿Trate de relacionar la felicidad con los siguientes elementos:
o La esperanza
Me parece que la esperanza es una aspiración o una imagen correcta, para alcanzar niveles de felicidad esperados o deseados. Te mantiene en “dirección hacia” como una especie de certeza de que puede alcanzarse eso esperado. Da felicidad porque con mi conciencia me puedo imaginar disfrutando mi deseo de ser feliz, me puedo imaginar siendo feliz y hasta “practicar” en cómo serlo.
o El deseo
Los deseos también mueven hacia un objeto, mueven mi conciencia en esa dirección, quiero algo y todo mi aparato y equipamiento mental y afectivo, van tras ese algo o deseo.
El tema está en elevar el deseo, deseo felicidad o deseo más dinero para alcanzar lo que creo es mi felicidad; porque entonces estamos ante dos elementos: lo que creo que es la felicidad y lo que creo es lo que me permitirá alcanzar, y ahí sobran los instrumentos.
Una vez esclarecido esto, elevo mi deseo para afinar la imagen de lo que realmente quiero y puedo ocuparme de la mecánica o métodos para llegar a ella.
o La motivación interna
Creo que la motivación interna está ahí siempre, y estos elementos que hemos conversado son parte de esa motivación. Es la parte emotiva o afectiva la que me permite moverme con pasión, con fuerza y convicción hacia algo. No podría buscar la felicidad o cualquier otro objeto sino tuviera esas imágenes afectivas que me mueven hacia ellas.
La felicidad es algo que motiva mucho, que hace que la persona o uno mismo, la quiera con fuerza. Porque también significa no sufrir más, es mejor tener ese estado prometido, para el que lograrlo significa esforzarme y trabajar internamente por ello. Digamos que sin motivación interna no es posible avanzar en la búsqueda de la felicidad.
Incluso hay personas que dejan de buscarla, resignados a partir de valores como eso se consigue después de la muerte, y eso acaba con la motivación interna. Es una forma de detener a partir de la destrucción de la motivación interna.
o Elementos externos
Siguiendo por lo dicho en el párrafo anterior hay elementos externos que sirven para detener la búsqueda de la felicidad y otros que ayudan a buscarla.
Y el otro elemento o conjunto de elementos externos que pueden incidir en la búsqueda de la felicidad, están los ofrecidos por el sistema de creencias imperante, o de la religión oficial y hasta de la oferta del mercado que ofrece la felicidad como parte resultante del consumo de cosas o artículos.
Es así como esta oferta genera la ilusión del alcance de la felicidad, a partir de definirla como la adquisición de tales elementos. Y te venden la felicidad como si fuera un artículo más, que se compra y hasta se intercambia. Pero además te la venden y ofrecen en todos los medios de comunicación y de mercadeo posibles.
Es cierto que los objetos, herramientas y otros artículos, ofrecen comodidad, facilidad para la vida pero no dan la felicidad, como bien parece decirnos el sentido común; pero no termina la cuestión ahí.
o La alegría de vivir
Esto parece ser una creencia básica, que parece también expresar un estado mental, una forma de generar una imagen asociando el buen humor, los momentos alegres con permanencia en la vida.
Por supuesto también que un estilo de vivir, de enfocar la existencia puede incidir en crear un “clima” vital cotidiano, para enfrentar problemas y conflictos. Así como permite definir una actitud general ante las cosas, relaciones, administración del tiempo y de las actividades diarias o de futuro.
También es una propuesta de búsqueda de la felicidad, la vincula, porque está asociada directamente la alegría a la felicidad, al no sufrimiento y al no portar tristeza como clima general negativo en mi vida.
o La satisfacción
Esto de satisfacer de resolver cosas, de quedar contento con los resultados de una acción que emprendida por la persona. Es un hecho que es resultante de la búsqueda para lograr algo y si lo que se busca es la felicidad, el lograrla o llegar a momentos de felicidad produce esa sensación de estar completo o de logro.
Como en el caso del hambre, lograr comer es el acto que cierra el proceso y esto significa que el cuerpo responderá con satisfacción porque el mecanismo del sistema digestivo ordena a la conciencia que ya fue suficiente por el momento. Aquí la satisfacción opera como un sensor que indica a la conciencia que se terminó de efectuar el acto de comer. Qué más tarde aparecerá nuevamente la insatisfacción o hambre nuevamente, porque el cuerpo necesita más energía y se repetirá la búsqueda y el conjunto de acciones para resolver.
Eso en las necesidades básicas, pero cuando hablamos de sentimientos o de necesidades de otros tipos, estamos hablando de otras acciones. Tal es el caso de la necesidad de tener pareja, y bueno se inicia un proceso de búsqueda hasta conseguir el objetivo y aparece la satisfacción; que si dura un tiempo y necesita realimentarse es otra cosa, pero en lo inmediato apareció esa sensación.
La felicidad produce satisfacción porque se alcanza, parece. Pero es importante para la persona el no sufrir, el tener sensaciones de alcance de objetivos, de logro de otro estado superior y más agradable.
domingo, 22 de agosto de 2010
sábado, 21 de agosto de 2010
Otra vez a mi
"¿Cómo puede ser que me suceda nuevamente, con tanto esfuerzo que hice para cambiar esa parte de mí?". "Qué pena! No me di cuenta y desperdicié mi única oportunidad...!". Ante este tipo de pensamiento, acto seguido, uno se cuestiona el valor de su propia inteligencia; quizás se insulte a sí mismo, o tal vez culpe a la vida respecto de que ciertos asuntos vuelvan a repetírsenos, o de que perdamos oportunidades sin haber respondido desde nuestro mejor lugar... Sin embargo, a veces alivia saber una cosa: a todos nos pasa lo mismo. No, no es por aquello de que "Mal de mucho consuelo de tontos", sino que, saber que este tipo de repeticiones son naturales en el proceso de evolución de un individuo, descarga el peso de concebirlas como una "falla estrictamente personal" (algo así como si uno se dijera "No sirvo para este mundo, para esta vida"). A todos se nos presentan estas situaciones repetitivas, como si los eventos esperaran de nosotros una mejor respuesta que la que dimos la última vez desde nuestra propia mecanicidad.
No hay cómo saber si la Realidad en sí tiene o no un Sentido, si es "para algo" que ciertos eventos se repiten en la historia personal, si hay una Ley oculta que genere este fenómeno con alguna razón difícil de comprender: en ningún lugar te entregarán un certificado en el que conste que esas cosas tienen algún Sentido. Sin embargo, esto implica que la opción está en uno. Uno mismo es quien puede posicionarse de dos maneras: o bien como una víctima de las circunstancias, que nada puede hacer para evitarlas, o como alguien que se predispone a aprender de eso que le sucede. En ese caso, así no tengamos una constancia fehaciente de que la vida tiene un Sentido, esa actitud misma estaría adjudicándoselo, por nuestra propia decisión.
Si uno evoca a las mejores personas que haya conocido, no importa a qué se hayan dedicado, qué credo practicaran, cuán anónimas o importantes hayan resultado: seguro, sí, que esas personas han procurado sostener a lo largo de las peores circunstancias esa segunda actitud (actitud que con frecuencia requiere de un hondo valor, de una fuerza de espíritu muchas veces colosal). Tal vez seamos como esas cerámicas que necesitan ir al horno varias veces hasta que se logre una cocción tal que la pieza cobre su pleno valor y su total belleza: cada repetición, entonces, se convertiría en una oportunidad de ser "más cocidos"; es decir, menos "crudos", más sensatos, más modestos, y, -por qué no-, más sabios. Quizás para eso la vida presenta otra oportunidad ante aquello que no pudimos aprovechar aún para aprender...
No hay cómo saber si la Realidad en sí tiene o no un Sentido, si es "para algo" que ciertos eventos se repiten en la historia personal, si hay una Ley oculta que genere este fenómeno con alguna razón difícil de comprender: en ningún lugar te entregarán un certificado en el que conste que esas cosas tienen algún Sentido. Sin embargo, esto implica que la opción está en uno. Uno mismo es quien puede posicionarse de dos maneras: o bien como una víctima de las circunstancias, que nada puede hacer para evitarlas, o como alguien que se predispone a aprender de eso que le sucede. En ese caso, así no tengamos una constancia fehaciente de que la vida tiene un Sentido, esa actitud misma estaría adjudicándoselo, por nuestra propia decisión.
Si uno evoca a las mejores personas que haya conocido, no importa a qué se hayan dedicado, qué credo practicaran, cuán anónimas o importantes hayan resultado: seguro, sí, que esas personas han procurado sostener a lo largo de las peores circunstancias esa segunda actitud (actitud que con frecuencia requiere de un hondo valor, de una fuerza de espíritu muchas veces colosal). Tal vez seamos como esas cerámicas que necesitan ir al horno varias veces hasta que se logre una cocción tal que la pieza cobre su pleno valor y su total belleza: cada repetición, entonces, se convertiría en una oportunidad de ser "más cocidos"; es decir, menos "crudos", más sensatos, más modestos, y, -por qué no-, más sabios. Quizás para eso la vida presenta otra oportunidad ante aquello que no pudimos aprovechar aún para aprender...
Es mejor decir Basta ya y Adios
Hay duelos cuyo final se difumina a lo largo de la vida, o que, por ser tan grande la pérdida, no admiten un verdadero cierre: el dolor se va encastrando en lo cotidiano, hasta que, al menos, ya no lo invade todo, y se encuentra una nueva manera de vivir, que incluye dignamente ese dolor. Pero hay otros duelos ante los que quizás necesitamos tomar una actitud diferente. Duelos que si se los deja evolucionar pueden contaminarlo todo, tal como ciertos tóxicos capaces de, en pequeñas gotas, polucionar miles de litros de agua. Duelos que ocupan más tiempo del que lo perdido merece. Duelos que, para cerrarlos, requieren por parte del duelante una participación activa, fundamentada en una sola palabra: "basta". De una sola vez o en cuotas, pero "basta". "Basta" significa "ya fue suficiente" = ya fue bastante.
Resulta curioso: es como si uno advirtiera que esa persona que nos dejó, eso que perdimos, eso que anhelamos pero nunca llegó a ser... ocupa demasiado espacio interno. Y a veces externo! Con frecuencia guardamos objetos que evocan ese dolor, con lo cual nos garantizamos que se perpetúe, melancólicamente. Quedamos atrapados en la gran trampa de la canción "Lucía", del querido Serrat: "No hay nada más bello que lo que nunca he tenido / ni nada más amado que lo que perdí...". Sí, es una trampa. Y puede ser una trampa mortal. Pues la vida es ahora, con lo que hay. Y muchas veces, inclusive, esos amores que seguimos duelando, no valen ni quince minutos de nuestra vida actual. ¿Por qué permitir, entonces que nos habite por años? Es extraño, pero un día uno puede decir la palabra mágica: "basta". Y se acabó. Dejar espacio para lo nuevo.
Esa palabra puede estar sostenida por algo muy hondo: el respeto a sí mismo, al ansia de vida que quiere seguir adelante y está retenida por lo viejo, al hartazgo de regurgitar lo que quizás ya sólo merezca ser excretado. El "basta" se fundamenta en una percepción sentida de aquello que Goethe expresó con tanta contundencia: "Ya que la vida es corta, no la hagamos pequeña". Ciertos recuerdos son como los habitantes ilegales de una casa abandonada. La casa abandonada, en ese caso, somos nosotros; y no porque, eventualmente, nos hayan abandonado, sino porque nos habremos abandonado a nosotros mismos. De ninguna manera! A desalojar a los intrusos! A cargar todo lo rancio, todo lo roto, todo lo caduco, en un enorme morral, y a despeñarlo en algún barranco, gritando a viva voz: "BASTA! Me declaro VIVO y DISPONIBLE.".
Resulta curioso: es como si uno advirtiera que esa persona que nos dejó, eso que perdimos, eso que anhelamos pero nunca llegó a ser... ocupa demasiado espacio interno. Y a veces externo! Con frecuencia guardamos objetos que evocan ese dolor, con lo cual nos garantizamos que se perpetúe, melancólicamente. Quedamos atrapados en la gran trampa de la canción "Lucía", del querido Serrat: "No hay nada más bello que lo que nunca he tenido / ni nada más amado que lo que perdí...". Sí, es una trampa. Y puede ser una trampa mortal. Pues la vida es ahora, con lo que hay. Y muchas veces, inclusive, esos amores que seguimos duelando, no valen ni quince minutos de nuestra vida actual. ¿Por qué permitir, entonces que nos habite por años? Es extraño, pero un día uno puede decir la palabra mágica: "basta". Y se acabó. Dejar espacio para lo nuevo.
Esa palabra puede estar sostenida por algo muy hondo: el respeto a sí mismo, al ansia de vida que quiere seguir adelante y está retenida por lo viejo, al hartazgo de regurgitar lo que quizás ya sólo merezca ser excretado. El "basta" se fundamenta en una percepción sentida de aquello que Goethe expresó con tanta contundencia: "Ya que la vida es corta, no la hagamos pequeña". Ciertos recuerdos son como los habitantes ilegales de una casa abandonada. La casa abandonada, en ese caso, somos nosotros; y no porque, eventualmente, nos hayan abandonado, sino porque nos habremos abandonado a nosotros mismos. De ninguna manera! A desalojar a los intrusos! A cargar todo lo rancio, todo lo roto, todo lo caduco, en un enorme morral, y a despeñarlo en algún barranco, gritando a viva voz: "BASTA! Me declaro VIVO y DISPONIBLE.".
La Opiniòn Ajena
Un momento: no se deje intimidar por la opinión ajena. Es claro que en muchas sociedades ha quedado como “anticuado” o “pasado de moda” el ser recto, honesto, veraz. Es más: hay quienes apelan al léxico de la Psicología para defenestrar ese tipo de actitud, evaluando a quien la practica como “reprimido”, “atado a mandatos”, “rígido”... un “superyoico” (entendiendo que para Freud el Superyó sería una instancia psíquica que exige el cumplimiento de las reglas aprendidas).
No: la ética más profunda no es aprendida. Nace del cabal reconocimiento, -muchas veces intuitivo-, de que todos somos Uno: porciones del Todo jugando el juego de estar vivos. Así, respetar al otro es respetarse a sí mismo, y dañar al otro implica dañar una parte de sí. Este tipo de ética, como nace desde adentro, puede ser vital aún en quien quizás creció en una familia que practicaba el “no me importa” más que la recta acción.
Si cada uno de nosotros se conectara con su verdadero Ser, no haría falta regla externa: así como la compasión nace de sentir-con-el-otro, no contaminaríamos un río porque sentiríamos que estamos hechos de ese agua, no tiraríamos un papel porque ensuciaríamos el caminar del otro, -que es igual a uno mismo-, procuraríamos ser rectos ya no para evitar el castigo de un Dios punitivo, ni para complacer a nuestro Superyó, sino porque la opción contraria implicaría auto-traicionarnos. A pesar de la opinión ajena, aunque muchos se burlen o no respeten lo que nosotros sí respetamos, se hace lo que hay que hacer porque el alma no tiene otra opción que no le haga sentir vergüenza de sí misma. Por eso Krishnamurti le llamó "acción sin opción". Así también lo dijo el genial psiquiatra suizo Carl Jung:
No: la ética más profunda no es aprendida. Nace del cabal reconocimiento, -muchas veces intuitivo-, de que todos somos Uno: porciones del Todo jugando el juego de estar vivos. Así, respetar al otro es respetarse a sí mismo, y dañar al otro implica dañar una parte de sí. Este tipo de ética, como nace desde adentro, puede ser vital aún en quien quizás creció en una familia que practicaba el “no me importa” más que la recta acción.
Si cada uno de nosotros se conectara con su verdadero Ser, no haría falta regla externa: así como la compasión nace de sentir-con-el-otro, no contaminaríamos un río porque sentiríamos que estamos hechos de ese agua, no tiraríamos un papel porque ensuciaríamos el caminar del otro, -que es igual a uno mismo-, procuraríamos ser rectos ya no para evitar el castigo de un Dios punitivo, ni para complacer a nuestro Superyó, sino porque la opción contraria implicaría auto-traicionarnos. A pesar de la opinión ajena, aunque muchos se burlen o no respeten lo que nosotros sí respetamos, se hace lo que hay que hacer porque el alma no tiene otra opción que no le haga sentir vergüenza de sí misma. Por eso Krishnamurti le llamó "acción sin opción". Así también lo dijo el genial psiquiatra suizo Carl Jung:
jueves, 19 de agosto de 2010
poesia (de una reflexiòn muy profunda)
Dentro de mi… “El, Ella… el Todo”
Ella y Él están dentro de mí, se buscan para ser Uno,
Uno con la Vida.
Se buscan para manifestarse en el Todo
y “Hacer la Vida".
Y esto que descubrí en mi… intuyo está…
Durmiendo profundamente
En todo Ser Humano…
Esperando ser Descubierto
Y así Iluminar su Ser y Hacer en el mundo,
Esta "Comprensión" empezó.....
Con un fuerte impacto,
Un destello de hermosa luz
En el centro del pecho
Con su fuerza radiante
Des-cubriendo, Dentro mío...
“El, Ella..Lo Uno…el Todo”…
Ser en el Uno para conectar con el Todo
Ser en Libertad con el Otro.
Y entonces lo que busco y hago en el mundo
Cobrara significado Interno
Libertad y Sentido Trascendente.
Silvia Reyes.
Ella y Él están dentro de mí, se buscan para ser Uno,
Uno con la Vida.
Se buscan para manifestarse en el Todo
y “Hacer la Vida".
Y esto que descubrí en mi… intuyo está…
Durmiendo profundamente
En todo Ser Humano…
Esperando ser Descubierto
Y así Iluminar su Ser y Hacer en el mundo,
Esta "Comprensión" empezó.....
Con un fuerte impacto,
Un destello de hermosa luz
En el centro del pecho
Con su fuerza radiante
Des-cubriendo, Dentro mío...
“El, Ella..Lo Uno…el Todo”…
Ser en el Uno para conectar con el Todo
Ser en Libertad con el Otro.
Y entonces lo que busco y hago en el mundo
Cobrara significado Interno
Libertad y Sentido Trascendente.
Silvia Reyes.
domingo, 8 de agosto de 2010
los tiempos internos
Hoy mis reflexiones tratan sobre los tiempos internos.
Hay un tiempo para todo.
Tiempo de pensar, de meditar y tiempo de actuar, de emprender.
Tiempo de sembrar y de cosechar, según reza la Biblia.
En cada aspecto de nuestra vida tenemos que tener la inteligencia emocional, de darnos cuenta cual es nuestro tiempo interno.
Para ello es imprescindible estar conectados con nuestro Ser interior, ese sabio que nos conduce por el camino que más nos conviene en cada momento
La naturaleza nos enseña a respetar los ritmos, primavera, verano, otoño e invierno. Cada estación nos brinda la posibilidad de algo diferente; cada una tiene su objetivo perfectamente establecido.
Necesitamos la vitalidad del verano y la pasividad del invierno, el renacer de la primavera y la sensibilidad del otoño.
Respetar los ritmos, los propios tiempos internos, sin forzarnos a avanzar cuando no lo sentimos así, y sin frenarnos cuando nuestra voz nos dice adelante; es un gran aprendizaje.
En tu interior siempre están las respuestas.
Eduquemos nuestro ego, aprendiendo a escuchar a nuestro sabio interior, permitiendo que él nos guíe.
Evitemos la tendencia de nuestro querido ego, a movernos en lo conocido y acostumbrado.
El resultado siempre es incierto, nunca tendremos la seguridad absoluta de lo que puede ocurrir, ya sea que actuemos o dejemos de hacerlo. Nunca tendremos el resultado garantizado.
Animémonos a seguir la voz de nuestro corazón, que tiene la certeza de que todo lo que sucede es lo que necesitamos en ese momento.
Dale tiempo al tiempo y el tiempo te enseñará muchas cosas
Hay un tiempo para todo.
Tiempo de pensar, de meditar y tiempo de actuar, de emprender.
Tiempo de sembrar y de cosechar, según reza la Biblia.
En cada aspecto de nuestra vida tenemos que tener la inteligencia emocional, de darnos cuenta cual es nuestro tiempo interno.
Para ello es imprescindible estar conectados con nuestro Ser interior, ese sabio que nos conduce por el camino que más nos conviene en cada momento
La naturaleza nos enseña a respetar los ritmos, primavera, verano, otoño e invierno. Cada estación nos brinda la posibilidad de algo diferente; cada una tiene su objetivo perfectamente establecido.
Necesitamos la vitalidad del verano y la pasividad del invierno, el renacer de la primavera y la sensibilidad del otoño.
Respetar los ritmos, los propios tiempos internos, sin forzarnos a avanzar cuando no lo sentimos así, y sin frenarnos cuando nuestra voz nos dice adelante; es un gran aprendizaje.
En tu interior siempre están las respuestas.
Eduquemos nuestro ego, aprendiendo a escuchar a nuestro sabio interior, permitiendo que él nos guíe.
Evitemos la tendencia de nuestro querido ego, a movernos en lo conocido y acostumbrado.
El resultado siempre es incierto, nunca tendremos la seguridad absoluta de lo que puede ocurrir, ya sea que actuemos o dejemos de hacerlo. Nunca tendremos el resultado garantizado.
Animémonos a seguir la voz de nuestro corazón, que tiene la certeza de que todo lo que sucede es lo que necesitamos en ese momento.
Dale tiempo al tiempo y el tiempo te enseñará muchas cosas
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