Anoche golpearon tu ventana.
Yo oí la Dignidad que te llamó, Vecino.
Y el otro día, cuando sonó el timbre,
supe que la Vigilia te conversó al oído.
Y esta mañana, cuando no saliste,
era la Libertad quien tocaba los vidrios.
Mañana llamarán a tu ventana.
Será la Rebelión pidiéndote los hijos.
Respóndele de cara. No temas.
A mi también me llaman idénticos sonidos.
Lo importante es salir de esta vida de muerte.
Entrar a la batalla como viejos amigos.
Recuerda que la Gran Revolución
la harán las oleadas de vecinos.
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