miércoles, 18 de noviembre de 2009

ACERCÁNDONOS AMIGABLEMENTE A LA MUERTE

Un sistema social que niega la muerte

“Es increíble ver cómo el sistema social en que vivimos nos incentiva para atraparnos en sus distracciones estériles. Este sistema se alimenta de la ansiedad y la depresión que induce en todos nosotros y que fomenta cuidadosamente con una maquinaria de consumo que necesita mantenernos deseosos para continuar funcionando. Así obsesionados por falsas esperanzas, sueños y ambiciones que prometen felicidad, pero que sólo conducen a la desdicha, nos arrastramos en un desierto sin fin.

En realidad nuestra sociedad nos trata como si estuviéramos obsesionados exclusivamente por el poder, el sexo y el dinero, e intenta distraernos en todo momento de cualquier contacto con la muerte.

El tabú de la muerte es válido para toda la civilización occidental. Cuanto más elevado es el nivel de desarrollo técnico e industrial de un país, mayor es el miedo a la muerte y más se la aísla de la vida. La muerte resulta ser la derrota de las artes médicas. La muerte es expulsada, aislada, tapada.

Morir es más difícil hoy en día, también, porque los vínculos religiosos y espirituales se han tornado quebradizos. Se han ido borrando los conocimientos sobre el arte del morir y se ha ido convirtiendo en una catástrofe sin salida

Sería positivo que se hablara más de la muerte y la agonía, tal como se habla, sin dudarlo, del niño que va a venir al mundo.” ( Sogyal Rimpoché, 1994)

Sin embargo, por suerte todavía hay futuro, la crisis actual está despertando lentamente al ser humano a la necesidad de una transformación personal y social a escala mundial. En esa transformación el tema de la muerte no estará ajeno, ya que nos conecta directamente con el sentido de la vida de cada cual.



Qué es realmente la muerte

Según el diccionario: cesación de vida. Separación de cuerpo y alma.

Cesación de vida...que ya ni existe....eres nada mas que un cuerpo sin vida...y el alma...dónde irá....si nos regimos por leyes físicas...nada se pierde ....todo se transforma...pero ¿en qué? Uno de los grandes enigmas...qué será en realidad...qué se experimenta....existirá esa tan famosa luz de la cual tanto se dice o solamente nuestro cuerpo será polvo y nuestra alma un ente de energía divagando quien sabe en qué y por donde.




MUERTE. Según el Diccionario de Autoliberación de Luis Amman (escritor y exponente de la corriente del Nuevo Humanismo). Considerada como un hecho que moviliza fuertes registros instintivos y vinculados por ello a la actividad de los bajos niveles de conciencia, su consideración está relacionada: a) con la dificultad sicológica resultante del problema de la representación y registro de uno mismo como muerto o sin registro y b) del temor al dolor, al proyectarse imaginariamente la actividad de registro más allá de la muerte y referido a la forma en que son tratados los restos mortales. Así en los dos casos mencionados, al suponerse que los registros no cesan con la muerte, se genera un sistema de imágenes ilusorias que ocasionan dolor y sufrimiento. El imaginar la propia muerte como registro de actividades es fuente de sufrimientos; tiene que ver con la tensión que se genera ante el tema y con el registro de posesión referido, en este caso, a la posesión de uno mismo frente a la pérdida del cuerpo. Así es que esa tensión genera sufrimiento. En algunos casos, la idea de relajación o desposesión definitiva como pérdida total de los registros de tensión y, consecuente desintegración del yo, generan el deseo de permanencia. Siempre, en estos casos encontramos a la posesión en la base del problema, igual que en los casos de la consideración de la muerte de los otros.

La palabra cuerpo, en tibetano, es lu, que quiere decir, algo que se deja atrás, como el equipaje.

“¿No es preocupante que no se le enseñe a la gente qué es la muerte ni cómo morir? ¿O que no se les de ninguna esperanza en lo que hay después de la muerte ni, por tanto, en lo que hay realmente detrás de la vida? ¿Podría resultar más irónico que los jóvenes sean tan cuidadosamente instruidos en todos los temas excepto en aquél que encierra la clave del sentido de la vida y acaso de nuestra misma supervivencia?

Un encuentro próximo con la muerte puede producir un auténtico despertar, una transformación en toda nuestra actitud ante la vida....Sólo nosotros, entre todos los seres vivientes, tenemos conciencia de nuestra mortalidad, y esto es, entendiéndolo bien, un gran don y al mismo tiempo una gran tarea....Quien no trata de olvidar su muerte, sino que la asume conscientemente, vive de un modo distinto. Quien no recluye su propia muerte en el futuro lejano de la “hora de la muerte”, sino que la practica a lo largo de la vida, tiene otra actitud fundamental ante la vida. Hans Kung, 1997"( Sogyal Rimpoché, 1994)

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