La conciencia puede estructurarse en distintas formas
variando por acción de estímulos puntuales (internos y externos), o por
situaciones complejas que operan de modo no querido, de modo accidental. La
conciencia es "tomada"25
en una situación en que la reversibilidad y la autocrítica quedan prácticamente
anuladas. En el caso que nos ocupa, la "inspiración" irrumpe en
mecanismos y niveles, actuando a veces, de un modo menos evidente como
"trasfondo" de conciencia. Por otra parte, también la angustia, la
náusea, el asco y otras configuraciones pueden manifestarse súbitamente o
mantenerse como trasfondo mental más o menos prolongado. Ejemplificando: cuando
accidentalmente, levanto una piedra y en ella descubro el bullir de minúsculos
insectos que pueden pegarse a mi mano, que me pueden invadir, experimento
repulsión hacia esa vida informe que me acomete. También registro una sorda
aversión cuando percibo algo pegajoso, húmedo y tibio que avanza hacia mí. Pero
la reacción inmediata va más allá del reflejo motriz que responde a lo
peligroso, ya que me compromete visceralmente provocando un rechazo que puede
terminar en el reflejo de asco, en la arcada, en la salivación excesiva de mi
boca y en el extraordinario registro de la distancia que se ha
"acortado" entre yo y el objeto, o entre yo y la situación asquerosa.
Ese acortamiento del espacio en la representación, pone al objeto en un tipo de
existencia que le permite "tocarme" e "introducirse" en mí,
suscitando la arcada como rito de expulsión desde mi intracuerpo. Es tan poco
real el "acercamiento" mencionado, como el reflejo de arcada que le
corresponde. Por eso, la relación entre el objeto asqueroso y la respuesta de
la arcada toman características propias fuera de los objetos reales en juego.
Se convierten en un ritual en el que objeto y acto forman una estructura
particular, la estructura del asco. También ocurre esa configuración accidental
de conciencia ante un objeto moral o estéticamente repugnante, como es el caso
de una novela plagada de ingeniosidad artificiosa, de juegos de palabras, de
sensiblería tibia, dulzona y cargada de vitalidad difusa. Todo eso termina
provocando la defensa visceral que evita una "invasión" profunda de
mi cuerpo. Estas estructuras de conciencia comprometen mi unidad, afectando no
solamente ideas, emociones, o reacciones motrices, sino mi totalidad somática.
Creo oportuno hacer aquí una pequeña digresión. Es posible
considerar configuraciones de conciencia avanzadas en las que todo tipo de
violencia provocará repugnancia con los correlatos somáticos del caso. Tal
estructuración de conciencia no violenta podría llegar a instalarse en las
sociedades como una conquista cultural profunda. Esto iría más allá de las
ideas o de las emociones que débilmente se manifiestan en las sociedades
actuales, para comenzar a formar parte del entramado psicosomático y
psicosocial del ser humano.
Volviendo a nuestro cauce. Hemos reconocido estructuras de
conciencia que se configuran accidentalmente. También observamos que ocurren
configuraciones que responden a deseos, o a planes de quien se "pone"
en una particular situación mental para hacer surgir el fenómeno. Desde luego,
tal cosa a veces funciona y a veces no, como ocurre con el deseo de inspiración
artística, o con el deseo de enamoramiento. La conciencia inspirada, o mejor
aún, la conciencia dispuesta a lograr inspiración se muestra en la Filosofía,
en la Ciencia, en el Arte, y también en la vida cotidiana con ejemplos variados
y sugestivos. Sin embargo, es en la Mística especialmente donde la búsqueda de
inspiración ha hecho surgir prácticas y sistemas psicológicos que han tenido y
tienen desparejo nivel de desarrollo.
Reconocemos a las técnicas de “trance”26 como pertenecientes a
la arqueología de la inspiración mística. Así, al trance lo encontramos en las
formas más antiguas de la magia y la religión. Para provocarlo, los pueblos han
apelado a la preparación de bebidas27
de vegetales más o menos tóxicos y a la aspiración de humos y vapores28. Otras técnicas más
elaboradas, en el sentido de permitir al sujeto controlar y hacer progresar su
experiencia mística, se han ido depurando a lo largo del tiempo. Las danzas
rituales, las ceremonias repetitivas y agotadoras, los ayunos, las oraciones,
los ejercicios de concentración y meditación han tenido considerable evolución.
Silo
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