Llamamos "conciencia" al aparato que
coordina y estructura las sensaciones, las imágenes y los recuerdos del
psiquismo humano. Por otra parte, no se puede ubicar a la conciencia en un
lugar preciso del sistema nervioso central, o en algún punto y profundidad
cortical o subcortical. Tampoco es el caso de confundir puntos de trabajo
especializado, tales los casos de los “centros”, con estructuras de
funcionamiento que se verifican en la totalidad del sistema nervioso.
Para una mayor claridad expositiva, designamos como
"fenómenos conscientes" a todos los que ocurren en los diferentes
niveles y estados de vigilia, semisueño y sueño, incluidos los subliminales
(que suceden en el límite del registro de lo percibido, de lo representado y de
lo recordado). Desde luego, al hablar de lo "subliminal", no nos
estamos refiriendo a un supuesto "subconsciente" o
"inconsciente".
A menudo se confunde la conciencia con el "yo" cuando
en realidad éste no tiene una base corporal como ocurre con aquélla a la que se
puede ubicar como "aparato" registrador y coordinador del psiquismo
humano. En su momento dijimos: "... Ese registro de la propia identidad de
la conciencia está dado por los datos de sentidos y los datos de memoria más
una peculiar configuración que otorga a la conciencia la ilusión de permanencia
no obstante los continuos cambios que en ella se verifican. Esa
configuración ilusoria de identidad y permanencia es el yo"3. En los estados
alterados de conciencia se comprueba frecuentemente que ésta se mantiene en
vigilia al tiempo que determinados impulsos que deberían llegar a su registro
han sido bloqueados, sufriendo la noción del yo una alteración o extrañamiento;
se pierde reversibilidad, sentido crítico y a veces, las imágenes
descontextualizadas toman "realidad" externa alucinatoria. En esa
situación, el yo es registrado como emplazándose en zonas límites externas del
espacio de representación y a cierta "distancia" del yo habitual. El
sujeto se puede experimentar registrando y sintiendo fenómenos que provienen
del mundo externo cuando en rigor, los fenómenos mencionados no son de
percepción sino de representación. A estos fenómenos en los que la
representación sustituye a la percepción y, por tanto, se los sitúa en un
"espacio externo" hacia cuyo límite se desplaza el yo, solemos llamarlos
"proyecciones".
Silo
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