Se afirmó en Psicología III1 que el trabajo
de un impulso en cualquier circuito termina por dar registro interno al sujeto.
Uno de los circuitos comprende la percepción, la representación, la nueva toma
de la representación y la sensación interna en general. Otro circuito nos
muestra el recorrido de impulsos que terminan en las acciones lanzadas hacia el
mundo externo, de las cuales el sujeto tiene también sensación interna. Esta
toma de realimentación es la que permite aprender de las propias acciones por
perfeccionamiento de la acción anterior o por descarte del error cometido. Todo
esto quedó claro con el ejemplo de aprendizaje en el uso de un teclado2.
Por otra parte, todo impulso que termina en el intracuerpo o en
el exterior del cuerpo, da registros de distintos emplazamientos en el espacio
de representación, pudiendo señalarse que los impulsos del intracuerpo se
emplazan en el límite táctil-cenestésico hacia "dentro" y los
impulsos que terminan en acciones en el mundo externo se registran en el límite
táctil- kinestésico hacia "fuera" del cuerpo. Cualquiera sea la
dirección del impulso que necesariamente cuenta con un correlato de información
o sensación interna, siempre modificará el estado general del circuito. Con
respecto a esta aptitud transformadora de los impulsos, podemos considerar dos
tipos: 1.- aquellos capaces de liberar tensiones o hacer descarga de energía
psicofísica, a los que llamaremos "catárticos" y 2.- los que permiten
trasladar cargas internas, integrar contenidos y ampliar las posibilidades de desarrollo
de la energía psicofísica, a los que llamaremos "transferenciales".
Por tanto, todo impulso, independientemente de su dirección, tendrá una aptitud
predominantemente catártica o transferencial. Además, en todo impulso existirá
una cuota de gratificación o malestar, de agrado o desagrado, que permitirá al
sujeto hacer selección de sus actos de conciencia o de sus acciones corporales.
Los impulsos se "desdoblan" a través de
realimentaciones diversas como las que permiten cotejar registros de percepciones
con registros de representaciones y a las que necesariamente acompañan
"retenciones" o memorizaciones de las mismas. Existen otros desdoblamientos
que "enfocan", más o menos voluntariamente, a las percepciones y a
las representaciones. Estos desdoblamientos han sido designados como
"apercepciones", es decir, como selección y dirección de la
conciencia hacia las fuentes de percepción y como "evocaciones", es
decir, como selección y dirección de la conciencia hacia las fuentes de retención.
La voluntaria e involuntaria dirección y selección de la conciencia hacia sus
distintas fuentes constituye la función que genéricamente ha sido llamada
"atención".
Silo
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