Las
“llaves de control” de tipo nervioso, se encuentran principalmente en lo que
denominamos aparato cerebro-espinal, que está compuesto por la masa encefálica
y la médula espinal. No se descuida la intervención endocrina, que en
conexiones como hipotálamo-hipófisis, determinan una íntima relación entre
ambos sistemas. No obstante, en este trabajo, se acentúa la acción de lo
nervioso. Si vemos a los sentidos con la característica general de “traer”
información de un medio (ya sea externo o interno), los centros resultan
sistemas de respuesta estructurados, aunque predomine uno de ellos frente a un
estímulo dado. Así, la íntima conexión emotivo-vegetativo-sexual, hará que,
aunque actuando principalmente uno de ellos, se verán comprometidos también los
otros. El aspecto endocrino actuará sobre todo en los sistemas de respuesta
lenta, conservando su actividad de modo inercial y manteniendo además un nivel
constante de actividad que se movilizará aumentando o disminuyendo según la
oportunidad y el tipo de respuesta requerido y siempre relacionado con el
sistema nervioso. Este último tendrá características de respuesta veloz y
tenderá a romper el equilibrio o restablecerlo de modo veloz. Refiriéndonos ya
a los “centros de control”, podemos dividirlos por localización en tres grupos.
Los de localización puramente cortical, los de localización subcortical y los
mixtos. Así ubicamos al centro intelectual en la corteza; al vegetativo y al
emotivo en la porción subcortical y al motriz y sexual en ambas. El orden de
exposición, es el siguiente: vegetativo, sexual, motriz, emotivo e intelectual.
Silo
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