Los impulsos que llegan al coordinador, provenientes
de los sentidos y de la memoria, son transformados en representaciones,
procesándose estas estructuras de percepción y evocación a fin de elaborar
respuestas eficaces en el trabajo de equilibrar a los medios interno y externo.
Así, por ejemplo, mientras un ensueño es una elaboración-respuesta al medio
interno, un desplazamiento motriz es un movimiento-respuesta al medio externo,
o en el caso de las representaciones, una ideación llevada a niveles sígnicos
es otro tipo de representación-respuesta al medio externo. Por otra parte,
cualquier representación que se ponga en el campo de presencia del coordinador
suscita cadenas asociativas entre el objeto y su copresencia. Así, mientras el
objeto es apresado con precisión de detalle en el campo de presencia, en el
campo de copresencia aparecen relaciones de otros objetos no presentes pero
vinculados con él. Se advierte la importancia que tienen los campos de
presencia y copresencia en la traducción de impulsos, como en el caso de la
traducción alegórica en la que mucha materia prima proviene de datos
llegados a la copresencia vigílica.
Es importante un estudio de los
impulsos por el particular trabajo que el coordinador realiza con las
representaciones. Dos son las vías posibles: la abstractiva, que opera
reduciendo la multiplicidad fenoménica a sus caracteres esenciales, y la
asociativa, que estructura las representaciones sobre la base de similitud,
contigüidad y contraste.
Sobre la base de estas vías de
abstracción y de asociación, se estructuran formas, que son nexos entre la
conciencia que las constituye y aquellos fenómenos del mundo objetal a los
cuales están referidas.
Silo
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