La memoria tampoco está
trabajando aisladamente, como no están trabajando los sentidos, ni ninguno de
los otros componentes del psiquismo. La memoria está trabajando también en
estructura. La memoria, hemos dicho en su momento, tiene por función grabar y
retener datos provenientes de los sentidos, datos provenientes de la
conciencia; y también la memoria tiene por función suministrar datos a la
conciencia cuando la conciencia tiene necesidad de esos datos. El trabajo de
la memoria da referencia a la conciencia para su ubicación temporal entre los
fenómenos. Sin este aparato de memoria, la conciencia se encontraría con
serios problemas para ubicar a los fenómenos en el tiempo. No sabría si este
fenómeno se produjo antes o después y no podría articular al mundo en una
sucesión temporal.
Es gracias a que existen distintas
franjas de memoria y es gracias a que existen también umbrales de memoria que
la conciencia puede ubicarse en el tiempo. Seguramente también es gracias a
memoria que la conciencia puede ubicarse en el espacio, ya que de ninguna
manera el espacio mental está desvinculado de los tiempos de conciencia,
tiempos que son suministrados por fenómenos que provienen de memoria. Así es
que esas dos categorías de tiempo espacio funcionan en conciencia gracias al
suministro de datos que da memoria. Y a esto se lo puede ver más despacio.
Así como se habla de un átomo teórico
de sensación, también se menciona un átomo teórico de reminiscencia. Pero esto
es teórico porque no existen en los fenómenos que se experimentan. Lo
registrable es que en memoria se reciben, se procesan y se ordenan datos provenientes
de los sentidos y de la conciencia, en forma de grabaciones estructuradas. La
memoria va recibiendo datos de los sentidos, va recibiendo datos de las
operaciones de la conciencia, pero además va ordenando estos datos y los va
estructurando; va haciendo un trabajo muy complejo de compilación y de
ordenamiento de los datos. Cuando baja el nivel de conciencia, la memoria se
pone a ordenar todos los datos que en otro nivel de conciencia fueron
archivados. En un nivel la memoria está trabajando, registrando, archivando,
todos los datos cotidianos, los datos del día que van llegando. Y en otro nivel
de trabajo la memoria empieza a catalogar y a ordenar esos datos que se
recibieron en vigilia.
En el sueño, que es otro nivel de conciencia, nos vamos a
encontrar con que la memoria está procesando datos. Y el ordenamiento que se
hace en memoria de los datos que se han recibido, no es el mismo ordenamiento
que se hace cuando los datos se van recibiendo.
Así, en este momento estoy recibiendo información por los
sentidos y esta información que recibo va archivándose en memoria. Pero resulta
que cuando baja mi nivel de conciencia y voy al sueño me encuentro también con
esos datos del mundo cotidiano, del mundo de la vigilia. Aparece toda esa
materia prima que he recibido durante el día y he grabado, pero esta materia
prima no se articula del mismo modo en mi sistema de representación interna. Lo
que tuvo una secuencia durante el día, al bajar el nivel de conciencia va
siguiendo otro orden. Y entonces lo que pasó al final, ahora sucede al
principio; elementos recientes se ligan con elementos muy antiguos de mi memoria
y ahí se va haciendo toda una estructuración interna con la materia prima que
se recibe del día y con los datos anteriores de distintas franjas de memoria
que corresponden a una memoria antigua, a una memoria más o menos mediata. La
memoria es un “aparato” que cumple con distintas funciones según el nivel de trabajo
en que se encuentre la estructura de conciencia.
Los datos son grabados por memoria, de
distintas maneras:
1) Un
fuerte estímulo graba en memoria con fuerza;
2) también se graba con fuerza por entrada
simultánea a través de distintos sentidos;
3) se
graba también cuando un mismo dato sobre un fenómeno es presentado de
distintas maneras. Si presento el objeto, lo grabo de un modo, si lo presento
de otra manera lo grabo de otro modo. Mi conciencia lo está estructurando, lo
está articulando; pero aparte de eso he tenido una impresión A y una impresión
B. Se lo graba porque hay una repetición y además porque se están grabando los
datos que está estructurando conciencia sobre el objeto en cuestión;
4) también
se graba por repetición propiamente dicha;
5) los
datos son mejor grabados en contexto que individualmente;
6) también son grabados mejor cuando sobresalen
o resaltan por falta de contexto. Eso que resalta, eso que no puede ser,
predispone a una mayor atención y por consiguiente se graba también con mayor
fuerza;
7) la
calidad de la grabación aumenta cuando los estímulos son distinguibles y esto
se produce en ausencia de fondo de ruido por nitidez de las señales.
Cuando hay saturación por
reiteración se produce bloqueo. Los publicistas han exagerado un poco la ley de
repetición. Por repetición se incorpora un dato pero también por repetición se
produce fatiga de sentidos. Además, vale para memoria lo que vale para los
sentidos en general. Es decir, aquella ley del estímulo decreciente a medida
que el estímulo permanece. Si mantenemos un continuo goteo de agua, esta
repetición del goteo de agua no logra que se grabe el goteo de agua. Lo que se
logra es que se cierre el umbral de grabación, así como se cierra el umbral de
percepción también y entonces el dato deja de influir. Cuando una campaña
publicitaria se hace excesivamente reiterativa e insiste desconsideradamente,
apoyándose en esa ley de la grabación por repetición, produce saturación en
memoria y el dato ya no entra, produce irritación sensorial y saturación en
memoria. En algunos animalitos se trabaja con esto de la reiteración del
estímulo y en lugar de grabarse fuertemente el estímulo y corresponder una respuesta
adecuada a ese estímulo, resulta que el animalito se nos duerme.
Cuando hay ausencia de estímulos externos, el primer estímulo
que aparece es grabado fuertemente. También cuando la memoria no está
entregando información a la conciencia, hay mayor disponibilidad para grabar. Y
la memoria suelta información, compensatoriamente, cuando no están llegando
datos a la conciencia. Imaginemos un caso. Un señor se encierra en una cueva
adonde no llegan estímulos del mundo externo. No llega luz, no llega sonido,
no hay ráfagas de viento que impresionen su sensibilidad táctil... hay una
sensación de temperatura más o menos constante. Los datos externos se
reducen. Entonces memoria comienza a soltar sus datos almacenados. Este es
un curioso funcionamiento de la memoria. Se encierra una persona en una
cárcel, o se mete una persona en una cueva y entonces, como no hay sentidos
externos trabajando y como no hay datos externos, de todos modos memoria
va suministrando datos al coordinador. Si eliminamos los datos sensoriales externos,
inmediatamente memoria comienza a compensar suministrando información.
Memoria lo hace así porque de todos modos conciencia necesita de todo esos
datos para ubicarse en el tiempo, en el espacio, y cuando conciencia no tiene
referencias de datos que la estimulen, pierde su estructuralidad. Y el yo,
aquel que había surgido por suma de estímulos y suma de trabajos de aparatos,
se encuentra con que ahora no tiene estímulos y no tiene datos que provengan
de los aparatos. El yo pierde su estructuralidad y experimenta la
sensación de que se desintegra, de que pierde cohesión interna. Entonces
apela a referencias de datos, aunque estos provengan solamente de memoria y
esto mantiene la precaria unidad del yo.
El recuerdo, o más precisamente la evocación, surge cuando la
memoria entrega a la conciencia datos ya grabados. Esta evocación es producida
intencionalmente por la conciencia, lo que la distingue de otro tipo de
rememoración que se impone a la conciencia.
Haciendo un símil, para que todos estos mecanismos resulten más
o menos simétricos con esto que sucedía con los sentidos y la conciencia: acá
llegan los estímulos de memoria a conciencia y decimos “rememoración”; cuando
conciencia iba hacia los estímulos hablábamos de “apercepción”; y cuando
conciencia va hacia los datos de memoria es decir, va ubicando el dato que le
interesa, entonces hablamos de “evocación”. Se evoca cuando la atención se
dirige a una determinada franja de recuerdos almacenados.
Sabemos que llegan a conciencia datos de los sentidos externos
y también de los sentidos internos. Va llegando esta información simultánea
a la conciencia. Quiere decir que cuando evoco, cuando voy a memoria a buscar
el dato externo, muy frecuentemente este dato que traigo de memoria, viene
mezclado con los otros datos con que fue acompañada la percepción. En otras
palabras, que si estoy ahora recibiendo información externa y eso va a
memoria, también estoy recibiendo información interna que va a memoria. Cuando
yo evoque aquello que sucedió, no se me va a presentar en conciencia solamente
el dato externo sino también el dato interno que acompañó aquel momento. Esto,
es de suma importancia.
Consideren lo que pasa cuando recuerdo. Observo el objeto,
cierro los párpados, recuerdo el objeto. Según mi educación visual sea buena,
regular o mala, la reproducción de aquella impresión será más o menos fiel. ¿Recuerdo
solamente el objeto o hay unas cuantas otras cosas que recuerdo? Fíjense bien.
No estamos hablando de las cadenas de ideas, de las asociaciones que suscita
el recuerdo de ese objeto, que también las hay, recuerdo el objeto y también
surgen otras cuantas cosas. Vamos al recuerdo del objeto mismo. Observo el
objeto, cierro los párpados; se reproduce desde memoria el objeto: aparece una
imagen del objeto. Pero esta imagen que aparece del objeto, además de tener
otros componentes visuales ya que estoy trabajando con el ojo, tiene
componentes para mí, en mi registro interno, de tonos musculares y un cierto
sabor, un cierto clima que nada tiene que ver con la percepción. De manera que
estoy recordando de ese objeto no sólo la grabación que el objeto me propone,
sino la grabación de mi estado en el momento en que se produjo. Desde luego que
esto tiene grandes consecuencias. Porque si esto fuera simplemente un
archivador de datos sensoriales la cosa estaría fácil; pero resulta que la
información que voy recibiendo del mundo externo va siendo asociada al estado
en que se encontraba esa estructura en el momento de la grabación. Y decimos
más. Decimos que puede haber evocación y los datos que están almacenados en
memoria pueden llegar a conciencia, gracias a que los datos de los fenómenos
son grabados acompañando a los datos de la estructura. Porque la evocación, si
se fijan bien, va a trabajar no buscando imágenes, va a trabajar buscando
estados. Y se identifican las imágenes que corresponden a una situación u otra,
no por la imagen en sí, sino por el estado que le corresponde. Observen qué
hacen cuando recuerdan: ahora quieren recordar la casa de ustedes. ¿Cómo hacen
para recordar tal casa? Fíjense qué hacen. ¿No experimentan una suerte de
sensación interna? Y esa sensación, antes de que surja la imagen de la casa de
ustedes, esa sensación interna, ¿es una sensación de imágenes? No, es una
sensación cenestésica. Esa sensación cenestésica está buscando entre distintos
estados internos, el clima general que corresponde a las grabaciones de
imágenes visuales de la casa de ustedes.
Y cuando ustedes van a evocar una imagen horrorosa, ¿la van a
buscar entre las distintas máscaras de monstruos para encontrar la precisa, o
la van a buscar en el clima que corresponde en ese nivel particular de la memoria
que impresiona como horroroso? No van buscando entre imágenes, van buscando
entre masas de estímulos internos que acompañan a las grabaciones dadas. Cuando
la imagen es evocada finalmente por la conciencia, se está en disposición de
que la imagen efectúe operaciones, provoque descargas, movilice muscularmente
o movilice un aparato para que éste se ponga a trabajar con esa imagen, y entonces
aparezcan operaciones intelectuales, o movilice emociones, etcétera. Cuando la
imagen ha saltado entonces en la pantalla de representación, ya se está en disposición
para actuar. Pero el sistema de evocación no trabaja entre imágenes sino que
trabaja buscando entre estados. Acercándonos con todo esto a la fisiología, es
como si dijéramos que no se graban imágenes visuales en las neuronas, no quedan
las imágenes pequeñas, microscópicas, adentro de las neuronas. Sino que más
bien hay correntadas electroquímicas que no son imágenes y cuando se produce el
fenómeno de evocación, no se van buscando esas imágenes microscópicas hasta
dar con ellas, sino que se van buscando niveles electroquímicos que me dan el
registro que corresponde a ese nivel dentro del cual se articula
posteriormente la imagen. No se evoca pues por imágenes, sino por los estados
que acompañaron a la percepción sensorial de aquel momento.
Pongamos un ejemplo que siempre utilizamos: salgo de un lugar y
me doy cuenta en un momento que he olvidado algo. ¿Qué registran ustedes, una
imagen, o registran una curiosa sensación? Una imagen no, por cierto, porque
si no sabrían qué se han olvidado. Tienen el registro de una curiosa sensación
de algo que han olvidado. ¿Y qué hacen inmediatamente? Empiezan a buscar
imágenes, aparece una y dicen: “ésta no”; aparece otra y dicen: “ésta no”. Van
trabajando por descarte de imágenes. ¿Qué los guía en esta búsqueda?, ¿los
guía la imagen? No los guía la imagen, los guía el estado que hace surgir a las
distintas imágenes y cuando la imagen incorrecta surge, ustedes dicen “no, esto
no me olvidé porque lo llevo puesto”. Y así van ustedes guiándose por los
estados internos hasta que, finalmente, se produce el encuentro del objeto y ustedes
experimentan la sensación de encuentro. Y dicen: “¡eso es lo que olvidé!”. En
todo ese trabajo ustedes han estado buscando entre estados y esos estados han
ido haciendo saltar las imágenes y ustedes han ido produciendo ese reconocimiento.
Es muy distinto el estado del acto en busca de un objeto al estado del acto
del encuentro (de la implesión) del objeto. Son muy distintos los registros
que se tienen. Pero en todos los casos estamos hablando de estados, que son
acompañados a gran velocidad por las imágenes.
En un ejemplo que pusimos anteriormente, de aquella “ciudad desagradable”
que recuerdo, puedo decir que la reconozco no sólo porque aparecen sus
imágenes, sino porque aparece el estado en que yo me encontraba en el momento
en que grabé los datos de la ciudad. Y esa ciudad será desagradable o será una
ciudad amable, o será una ciudad de tales y cuales características, no por la
evocación de imágenes simples que tenga, sino por los estados que se suscitaron
en el momento en que los grabé. Observen ustedes una fotografía de otra época.
Una especie de cristalización de los tiempos pasados. Ustedes ven esa
fotografía e inmediatamente esa fotografía que suscita el hecho feliz de aquel
momento, despierta en ustedes la sensación nostálgica de algo que está
presente, claro, pero que está perdido. Y hay un cotejo, una confrontación
entre esto que está presente y aquello que se perdió; este estado que ha tenido
que ver con las grabaciones de aquel momento y el estado actual en que estoy
grabando tal dato.
Habíamos dicho que el recuerdo, más precisamente la evocación,
surge cuando la memoria entrega a la conciencia datos ya grabados. Esta
evocación es producida intencionadamente por la conciencia, lo que la distingue
de otro tipo de rememoración que se impone a la conciencia, como cuando ciertos
recuerdos invaden a la conciencia, coincidiendo en ocasiones con búsquedas o
con contradicciones psicológicas que aparecen sin participación de la propia
conciencia. Hay diferencia entre esto de buscar un dato en memoria, a esto
otro de que surjan espontáneamente datos de memoria e invadan a la conciencia
con mayor o menor fuerza según la carga que tengan. Hay estados de memoria que
llegan a la conciencia, sueltan imágenes y estas imágenes se imponen
obsesivamente. Esa imagen que llega de memoria o que suelta memoria, que invade
a la conciencia y se impone obsesivamente, ¿es por la imagen en sí, es por el
recuerdo en sí, o es por el estado que acompaña a esa imagen? Sin duda que es
por el estado que acompaña a esa imagen. Y esa imagen obsesiva que
corresponde a una situación que tuve hace mucho tiempo, esta imagen que se me
impone tiene fuerte carga (vamos a decir después) “climática”. De manera
que viene asociada a un estado, al estado en que se grabó aquel fenómeno.
Hay grados de evocación, distintos grados de evocación, según
que el dato se haya registrado con mayor o menor intensidad. Cuando los datos
rozan levemente el umbral de registro, la evocación será también leve. Incluso
hay casos en que no se recuerda pero al volver a percibir el dato se lo
re-conoce. Y hay datos que están trabajando en el umbral de percepción, que para
nosotros en este caso es también umbral de memoria. Esto que se puso de moda
en su momento, esto de la acción “subliminal” o la propaganda subliminal, esto
que parecía que era un fenómeno interesante y que después resultó un fiasco,
era un mecanismo simple, bastante elemental, en donde se lanzaba un estímulo
en el umbral de percepción. El sujeto no terminaba de registrar el dato, pero
el dato de todos modos entraba. Y sabemos que el dato entraba porque luego
ese dato aparecía, por ejemplo, en los sueños del sujeto. Y además, porque el
sujeto en cierto estado podía rememorar aquello que en su momento parecía que
no había percibido, que no había visto. Así que hay una cantidad de datos que
de todos modos pegan en el umbral de percepción, no son registrados en ese
momento por conciencia, pero van a memoria. Y esos datos, si van a memoria,
van también relacionados con el estado particular que les acompañaba. Es más,
para que esos datos pudieran influir publicitariamente era necesario asociar al
disparo del objeto subliminal, una determinada emoción. Si se quería publicitar
una bebida, no era cuestión solamente de colocar la bebida en un fotograma de
cada 16 cuadros del film
publicitario (sabemos que si colocamos en cada 16
cuadros del film ese objeto, vamos a ver la película pero no vamos a ver
pasar el disparo subliminal, que está trabajando justo en la franja de
percepción). Si elegíamos determinadas partes del film (las partes que
tenían mayor calidez emotiva) y en esas partes colocábamos el producto en
cuestión, entonces al evocar el sujeto aquella película actuaba sobre él con
mayor intensidad el fenómeno grabado subliminalmente. Esa era la idea,
funcionaba muy elementalmente. Y no parece que haya incrementado la venta de
productos tratados con ese sistema publicitario. Pero aún hay gente que sigue
creyendo en el “poder de aquella arma secreta terrible”. En lo que estamos no
es en el problema de la propaganda subliminal. Estamos en el problema de la
imagen o del fenómeno que apenas toca el umbral y se graba, pero está grabándose
simultáneamente un estado. A partir de los umbrales mínimos de evocación, aparecen
gradaciones más intensas hasta llegar al recuerdo automático, que es de veloz
reconocimiento. Tomemos el caso del lenguaje. Uno cuando está hablando y tiene
muy incorporado un determinado lenguaje, no está recordando las palabras que
tiene que articular para que salga la voz. Eso pasa en los momentos de
aprendizaje, cuando se está aprendiendo otro idioma, pero no en el momento en
que se ha incorporado automáticamente el sistema de lenguaje. Ahí se está
trabajando con ideas, ahí se está trabajando con emociones y entonces memoria
va suministrando datos de acuerdo a los estados que se van suscitando en quien
quiere desarrollar sus ideas. ¡Qué curioso sería que la memoria fuera
simplemente grabación de datos sensoriales! Para poder hablar, tendríamos que
reproducir todo aquello que se produjo en el momento en que aprendimos a
hablar, por lo menos tendríamos que reproducir todo el sistema sígnico. Pero
cuando estoy hablando no estoy buscando el sistema sígnico, lo que estoy
buscando es mis ideas, mis emociones y se van soltando las articulaciones
sígnicas, esas imágenes sígnicas que voy lanzando luego en el lenguaje. Está actuando
el recuerdo automático, un recuerdo de veloz reconocimiento. Y el reconocimiento
de un objeto se produce cuando es cotejada esa percepción con datos percibidos
anteriormente.
Sin reconocimiento el psiquismo experimentaría un estar siempre
por primera vez ante los fenómenos, a pesar de que estos se repitieran. Sería
siempre el mismo fenómeno y no podría haber reconocimiento y así no podría
avanzar el psiquismo, pese a lo que opinan algunas corrientes a la moda.
Opinan que es un “interesante progreso psicológico” el hecho de que la
conciencia trabaje sin memoria. Trabajando sin memoria, estos predicadores no
podrían ni siquiera explicar ese sistema a otros.
El olvido en cambio, es la imposibilidad para traer a la conciencia
los datos ya grabados. Es muy curioso cómo a veces se olvidan franjas
completas de situaciones, o de conceptos, o de fenómenos. En algunos casos
aquello que pudiera suscitar un determinado clima es borrado y por lo tanto son
borrados todos los fenómenos grabados en memoria que tiene algo que ver con
aquél estado. Se borran franjas enteras porque podrían suscitar esa imagen
asociada a climas dolorosos.
En general, el olvido es la imposibilidad para traer a la
conciencia datos ya grabados. Esto ocurre por un bloqueo en la reminiscencia
que impide la reaparición de la información. Pero hay también suertes de olvidos
funcionales que impiden la aparición continua de recuerdos gracias a
mecanismos de interregulación que operan inhibiendo un aparato mientras funciona
otro. Esto quiere decir que afortunadamente no se está recordando de
continuo todo; que afortunadamente se puede recordar situando los objetos y
los fenómenos en distintos momentos, en distintos tiempos. Afortunadamente, no
se recuerda de continuo porque entonces se vería muy perturbada la recepción de
los datos del mundo externo. Con tal fondo de ruido de recuerdo continuo, es
claro que tendríamos problemas al observar los fenómenos nuevos. Y es claro que
nuestras operaciones intelectuales se verían fuertemente perturbadas también si
estuviéramos sometidos al bombardeo continuo de memoria. Incluso veremos cómo
el olvido, o la amnesia, o el bloqueo, también operan no por defecto, sino
cumpliendo con una función importante para la economía del psiquismo. No será
que esta estructura esté mal armada, sino que esté cumpliendo con alguna
función aún en los errores que comete.
Podemos observar distintos niveles de memoria. En la adquisición
de la memoria individual, en los primeros momentos en que se empieza a percibir
y ya se empieza a grabar, se forma una suerte de “substrato”, para darle un
nombre; una especie de substrato antiguo de memoria, un substrato profundo de
memoria. Sobre esta base de memoria, que es la base de datos con que va a
trabajar la conciencia, se va estructurando el sistema de relaciones que luego
efectúa la conciencia. Es la memoria más antigua desde el punto de vista del fundamento
de las operaciones que se realizan. Sobre esta memoria más antigua se van “depositando”
todas las grabaciones que se siguen registrando a lo largo de la vida, este es
un segundo nivel de memoria. Y hay un tercer nivel de memoria que es la memoria
inmediata, de los datos inmediatos con los que vamos trabajando. Normalmente,
la memoria profunda queda archivada fuertemente sin producirse en su substrato
operaciones de importancia. Mientras que en la memoria reciente, es necesario
todo un trabajo de ordenamiento, clasificación y archivo de datos. También se
establecen entre esos niveles (el nivel más reciente, el nivel inmediato, y el
nivel mediato), suertes de “diferencias de potencial”, diríamos, en donde los
nuevos datos van ingresando y también van modificando a la memoria mediata.
Si escolarmente quisiéramos hacer una clasificación hablaríamos de una
memoria antigua, una memoria mediata y una memoria inmediata. Y es a la memoria
inmediata a la que le daríamos el mayor trabajo de clasificación que a los
otros tipos de memoria. Aunque no se trabaje fuertemente con los datos más
antiguos, estos están muy arraigados. Es como si crearan un campo dentro del
cual caen los nuevos. Por esto tenemos serias dificultades para realizar
trabajos con la memoria antigua. Podemos hacer trabajos con la memoria
inmediata, actuar indirectamente sobre la memoria mediata pero nos cuesta
enormemente modificar huellas profundas del substrato. Ese es el trasfondo que
quedó y ese trasfondo, fuertemente grabado, es el que está influyendo sobre
los nuevos potenciales que van llegando al archivador. Así que en realidad
están influyendo esas tensiones internas de la memoria, esas suertes de climas
internos de la memoria, sobre los nuevos datos.
En toda grabación y también en la memorización de lo grabado, el
trabajo de las emociones tiene un papel muy importante. Así es que emociones
dolorosas o estados dolorosos que acompañan a una grabación, luego nos dan un
registro diferente al de las grabaciones que se efectuaron en estados emotivos
de agrado. Así pues, cuando se evoca una determinada grabación sensorial
externa, también van a surgir los estados internos que le acompañaron. Si a
ese dato externo le acompaña un sistema de emociones de defensa, un sistema
de emociones dolorosas, la evocación de aquello que se grabó va a venir teñida
con todo ese sistema de ideación doloroso que acompañó a la grabación del dato
externo. Y esto tiene importantes consecuencias.
Hay una suerte de memoria de tipo situacional también. Uno graba
a una persona en una determinada situación. Al poco tiempo ve a esa misma
persona pero en una situación que no tiene nada que ver. Entonces uno encuentra
a esa persona, la registra como conocida, pero no la reconoce plenamente; no
coinciden las imágenes porque no coincide aquella imagen de la persona con la
situación en la que fue grabada. En realidad, todo tipo de grabación es
situacional y podemos hablar de una suerte de memoria situacional en donde el
objeto va siendo grabado por los contextos. Modificando luego el contexto en
que está ese objeto, encontramos una suerte de sabor conocido en ese objeto
pero no podemos reconocerlo porque los parámetros de referencia han variado.
Entonces tenemos dificultades en el reconocimiento por la variación del
contexto al confrontar aquella imagen con la nueva. En los mecanismos de
evocación, en la rememoración en general, hay problemas porque a veces no se
sabe como localizar al objeto si no se encuentra todo aquello que le acompañó.
Lo que hemos dicho de la evocación, con respecto a que no se buscan imágenes
sino que se buscan ciertos tonos, también vale en este caso.
Las vías de entrada de los impulsos mnémicos (de los impulsos de
memoria), son los sentidos internos, los sentidos externos y las actividades
del aparato de coordinación. Por su parte, los estímulos que llegan siguen una
doble vía: una vía que va directamente al aparato de registro y una vía que va
al aparato de memoria. Es suficiente con que los estímulos sobrepasen
levemente los umbrales sensoriales para que sean registrables. Y es
suficiente una mínima actividad en los distintos niveles de conciencia para que
haya grabación. Por otra parte, al actualizarse memoria por la traducción de
impulso a imagen y de imagen a centro, como del funcionamiento del centro a su
vez hay registro, se refuerza memoria. Estamos diciendo esto: si un impulso de
memoria llega a conciencia y en conciencia este impulso se convierte en imagen,
esta imagen actúa sobre los centros y estos dan la señal hacia afuera. Al efectuarse
esta señal hacia afuera, de todos modos se registra la actividad del centro en
sentidos internos. Por consiguiente, ¿cómo se aprende realmente? ¿Se aprende
realmente por el dato que llega a los sentidos y se archiva en memoria o se
aprende cuando se efectúa? Un poco por las dos cosas.
En la educación escolar se ha supuesto que una fuente emisora dé
señal, una fuente receptora tome la señal y en eso consista el aprendizaje.
Parece que las cosas no funcionan tan así. Parece que se aprende cuando el dato
que sale de memoria llega a conciencia, se traduce en imagen, moviliza centro
y va como respuesta (se trate de respuesta intelectual o emotiva o motriz).
Cuando este impulso convertido en imagen moviliza centro y centro efectúa, de
esa acción del centro se tiene a la vez registro interno. Cuando se establece
todo esta realimentación, este feed-back, es cuando la grabación se
acentúa. En otras palabras: se aprende haciendo y no simplemente registrando.
Si ustedes trabajan con un niño dándole explicaciones y el niño simplemente
está en actitud receptiva, su situación de aprendizaje será muy diferente a que
al niño le suministran datos y le pidan que con esos datos estructure
relaciones y explique él lo que aprendió. Como a la vez hay un circuito entre
el que enseña y el que aprende, las mismas operaciones del que aprende, el preguntar
del que aprende sobre el que enseña, hace que el que enseña tenga que efectuar
trabajos y relaciones incluso no pensadas por él. De tal manera que en este
sistema de relación todos aprenden. Es un sistema de relaciones entre ambos
interlocutores en donde, claro, el esquema de causa y efecto no funciona.
Funciona una continua reacomodación en estructura, donde al dato se lo va
viendo desde distintos puntos y donde no está solamente la actitud activa del
que suministra dato y pasiva del que recibe el dato.
En el circuito entre sentidos y coordinador la memoria actúa
como una suerte de conectiva, como un puente, compensando en ocasiones la falta
de datos sensoriales, ya sea por evocación, ya por recuerdo involuntario. Y en
el caso del sueño profundo, en donde no hay entrada de datos externos, están
llegando a conciencia datos cenestésicos combinados con datos de memoria. En
este caso los datos mnémicos no aparecen evocados intencionalmente, pero de
cualquier modo el coordinador está realizando un trabajo, está ordenando datos,
está analizando, está haciendo operaciones con participación de memoria; aún en
el estado de sueño profundo, se están realizando todas estas operaciones.
Conciencia está haciendo esto. Como ustedes saben, nosotros no identificamos
conciencia con vigilia. Conciencia para nosotros es algo mucho más vasto, por
eso hablamos de niveles de conciencia. Bien, la conciencia, en su nivel de
sueño está abocada a ese trabajo mecánico de clasificación y de ordenamiento de
los datos. En el nivel de sueño profundo hay reordenamiento de la materia prima
vigílica, es decir, de la memoria reciente. Por eso es que los sueños de ese
día tienen que ver preferentemente con la materia prima que se ha recibido
durante el día. Desde luego que ahí se establecen largas cadenas asociativas y
el dato de ese día, la materia prima de ese día a su vez, engancha y conecta
con datos anteriores, pero es básicamente la materia prima del día (la memoria
reciente), la que está trabajando en la formación del ensueño del sueño.
El coordinador puede dirigirse a la memoria mediante la
evocación. A esta evocación le llamamos nosotros “mecanismo de reversibilidad”.
Exige una actividad del coordinador en la búsqueda de las fuentes. Existe
también una cantidad numerosa de errores de memoria. El error más general de la
memoria es el del falso reconocimiento, que surge cuando un dato nuevo es
relacionado incorrectamente con uno anterior. Esta situación en que ahora
estoy, es sumamente similar a otra situación en que estuve antes, sólo que el
objeto que tengo ahora no lo he visto antes. Como existen grabaciones de tipo
situacional, yo ahora experimento la sensación de ya haber visto ese objeto, y
no es que haya visto ese objeto nunca, sino que reconozco situaciones similares
a la que estoy ahora y que ya han sucedido en otro momento. Entonces emplazo a
ese nuevo objeto dentro de esa memoria situacional y me aparece como
reconocido. A veces sucede lo inverso. Es que un objeto que reconozco suscita
una situación que no he vivido jamás pero que me parece haber vivido. Una
variante de esto, la variante llamada de “recuerdo equívoco”, es la de
suplantar por otro a un dato que no aparece en memoria, como si se llenara el
vacío de información.
Genéricamente se le llama amnesia a un registro de imposibilidad
total para evocar datos o secuencias completas de datos. Hay distintas
clasificaciones de estas amnesias, de estos olvidos. Puede haber amnesias no
sólo referidas a un determinado objeto, o a objetos que se encadenan con él
contiguamente, contradictoriamente o similarmente. También pueden operar
amnesias donde lo que se borra no es determinado objeto sino una determinada
situación y que está actuando en los distintos niveles de memoria.
Ejemplificando esto: no me olvido lo que sucedió solamente hace cinco días,
sino que olvido en distintas etapas de mi vida algunas situaciones que están
relacionadas entre sí. Entonces, el olvido no solamente es lineal en una franja
temporal, sino que a veces es selectivo de una determinada situación que se
repite en distintas etapas vitales. Toda aquella franja queda borrada,
aparentemente, porque en realidad es muy difícil que algo se borre de memoria.
Lo que sucede normalmente es que el dato no puede ser evocado porque no se
tiene registro de tal sensación, porque esa sensación del registro que
corresponde a esa franja fue influida por otros tipos de sensaciones, entre
otras, las sensaciones dolorosas. Las sensaciones dolorosas que acompañan a las
grabaciones de determinados fenómenos son las que tienden a desaparecer en la
evocación. Como estas sensaciones dolorosas son rechazadas por toda la
estructura, entonces es rechazado todo lo que le acompaña. Es básicamente el
mecanismo de dolor en la grabación de un dato, el que a la corta o a la larga
va a hacer evanescer el dato, va a hacer desaparecer el dato, por lo menos en
su aspecto evocativo. De todas maneras, aquello que fue grabado con dolor, o
es olvidado, o es evocado nuevamente en conciencia; pero transformados los
contenidos laterales que le acompañaron. Hay grabaciones “a fuego”, dirían
algunos, que son grabaciones dolorosas. Pero en estas grabaciones dolorosas, si
se las examina bien, se verá que numerosos fenómenos que le acompañan han sido
transformados fuertemente. Toda grabación está asociada a otras contiguas. No hay
pues recuerdo aislado sino que el coordinador selecciona entre los recuerdos,
aquellos que le son necesarios.
Refiriéndose al problema de la grabación de lo doloroso y lo
placentero, se pregunta esto: ¿qué pasa cuando un estímulo sensorial es
grabado placenteramente pero, por otras circunstancias, esto provoca dolor
moral o dolor intelectual? Supongan a una persona que por su formación moral
tiene problemas con determinados datos sensoriales de tipo placentero. Ahí
hay dolor y placer mezclado. Resulta que esta persona registra placer físico
y ese registro de placer físico a la vez le crea problema de valoración
moral. ¿Cómo va a evocar entonces ese registro? Lo más probable es que en el
futuro no quiera ni acordarse de lo que pasó. Pero también es probable que
surja una especie de estado obsesivo con respecto a aquella situación. Y
entonces nos vamos a encontrar con esa buena persona que por un lado reprime
la evocación de los registros placenteros y por otro lado surgen los registros
placenteros y se imponen a su conciencia.
Silo
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