Este psiquismo que coordina
las funciones vitales se vale de los sentidos y de la memoria para la
percepción de las variaciones del medio. Estos sentidos, que de muy simples se
han ido complejificando con el paso del tiempo (como todas las partes de los
organismos) van dando información del ambiente, que va a ser estructurada en orientación
adaptativa. Por su parte, el ambiente es muy variado, y para el organismo son
necesarias ciertas condiciones ambientales mínimas para el desarrollo. Allí
donde esas condiciones físicas se dan, surge la vida, y una vez surgidos los
primeros organismos las condiciones se van transformando de un modo cada vez
más favorable para la vida. Pero de comienzo, los organismos necesitan de
condiciones ambientales óptimas para el desarrollo. Las variaciones en la
troposfera llegan a todos los organismos. Así, tanto el ciclaje diario y el
ciclaje estacional, como la temperatura general, las radiaciones y la luz
solar, son condiciones influyentes en el desarrollo de la vida. También lo es
la composición de la Tierra, que en su riqueza, ofrece materia prima que será
fuente de energía y de trabajo para los seres vivos. Los accidentes que puedan
ocurrir en todo el planeta son también circunstancias decisivas para el
desarrollo orgánico. Desde las glaciaciones, los hundimientos, los sismos y
erupciones volcánicas, hasta la erosión del viento y del agua, son factores
determinantes. Será distinta la vida en los desiertos, en las alturas
montañosas, en los polos o en el borde del mar. Son grandes números de organismos
y de diversas especies los que van apareciendo y desapareciendo de la
superficie terrestre una vez llegada la vida desde los mares. Muchos individuos
encuentran dificultades insalvables, y por ello perecen; también sucede con
especies completas; especies que no pudieron autotransformarse ni transformar las
nuevas situaciones que iban surgiendo en el proceso evolutivo. Sin embargo la
vida, abarcando con grandes números y diversidad muchas posibilidades, va
abriéndose paso continuamente.
Cuando diversas especies aparecen en un mismo espacio, surgen
distintas relaciones entre ellas, aparte de las que existen dentro de la misma
especie. Hay relaciones simbióticas, de asociación, parásitas, saprófitas,
etcétera. Todas estas relaciones posibles pueden simplificarse en tres grandes
tipos: relaciones de dominio, relaciones de intercambio y relaciones de
destrucción. Los organismos mantienen entre sí estas relaciones, sobreviviendo
unos y desapareciendo otros.
Se trata de organismos en los que las funciones se van regulando
por un psiquismo, que cuenta con sentidos para percibir al medio interno y al
medio externo, y con una memoria, que no es sólo memoria genética de
transmisión de caracteres de la especie (los instintos de reproducción y conservación),
sino también grabaciones individuales de reflejos nuevos que permiten la
decisión frente a alternativas. La memoria cumple también con otra función: el
registro del tiempo; la memoria permite dar continuidad frente al transcurrir.
El primer circuito de reflejo corto (estímulo-respuesta) admite variaciones en
su complejidad, especializándose así los sistemas nervioso y hormonal. Por otra
parte, la posibilidad de adquirir nuevos reflejos da origen al aprendizaje y
domesticación, especializando también mecanismos múltiples de respuesta,
observándose entonces un comportamiento variable, una conducta variable en el
ambiente, en el mundo.
Tras muchos intentos de la naturaleza, los mamíferos comenzaron
su desarrollo, produciendo casos diferentes y cuantiosos; estos mamíferos
dieron lugar a distintas ramas, entre ellas la de los homínidas de data
reciente. A partir de éstos, el psiquismo comienza un desarrollo específico.
Silo
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