miércoles, 12 de junio de 2013

 Morfología de los impulsos


En este nivel expositivo, entendemos a las “formas” como fenómenos de per­cepción o de representación. La morfología de los impulsos estudia a las formas como estructuras traducidas y transformadas por el aparato psicofísico en su trabajo de respuesta a los estímulos.
De un mismo objeto puede tenerse distintas formas según los canales de sensación usados, según la perspectiva con res­­pecto a dicho objeto y según el tipo de es­truc­tu­­ra­ción que efec­túe la conciencia. Los distintos niveles de conciencia ponen, cada uno, su propio ámbito formal. Ca­da nivel pro­cede como estructura de ámbito característico, liga­do a for­mas tam­bién características. Las formas que emergen en la con­­­ciencia son reales compensaciones estructuradoras fren­te al estímu­lo. La forma es el ob­jeto del acto de com­pen­­sa­ción estructuradora. El es­­tímulo se convierte en forma cuando la conciencia lo estructura des­de su nivel de trabajo. Así, un mismo estímulo se tra­duce en for­mas dis­­tintas según res­pues­­tas estructuradoras de dis­­­tin­tos niveles de con­cien­cia. Los diferentes niveles cumplen con la función de compensar es­­­tructuradamente al mundo.
El color tiene gran importancia psicológica pero aun cuando sirve a la ponderación de las formas, no modifica su esencia.
Para comprender el origen y significado de las formas se debe distinguir entre sensación, percepción y representación.
Funciones de la representación interna
Silo
1. Fijar la percepción como memoria.
2. Transformar lo percibido de acuerdo a necesidades de la conciencia.
3. Traducir impulsos internos a niveles perceptibles.
Funciones de la representación externa
1. Abstraer lo esencial para ordenar (símbolo).
2. Expresar convencionalmente abstracciones para poder operar en el mundo (signo).

3. Concretar lo abstracto para recordar (alegoría). 

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