Es muy
difícil diferenciar entre el estímulo que proviniendo de un sentido llega a un
aparato de registro, y la imagen que suscita, la imagen que despierta este
estímulo. Es bastante difícil distinguir entre el impulso del sentido y la
imagen que corresponde a ese impulso. No podemos decir que la imagen y el
impulso del sentido sean lo mismo. Tampoco podemos distinguir,
psicológicamente, las velocidades que tiene el impulso interno y la velocidad
que tiene la imagen. Es como si la imagen y el impulso fueran una misma cosa,
cuando en realidad no lo son.
Al considerar a la imagen es
necesario tomar algunas precauciones. En primer lugar, debemos reconocer que
las imágenes no sólo se corresponden con los estímulos sensoriales, sino que
también se suscitan desde memoria y, en segundo lugar, debemos estar siempre
alerta ante la interpretación ingenua que hace aparecer a la imagen como
correspondiente únicamente al sentido visual.
Para algunos estudiosos primitivos de estos asuntos, la imagen
ha cumplido con una función de segundo grado en la economía del psiquismo.
Para ellos, una imagen es una especie de percepción degradada, una percepción
de segunda clase. En otras palabras, que si un señor mira un objeto y luego
cierra los ojos y evoca este objeto, observa que esta evocación que hace del
objeto es de inferior calidad a la percepción. Con el ojo percibe mejor y más
claramente un objeto que evocándolo. Ese recuerdo, por lo demás, está teñido
por una cantidad de elementos extraños que influyen en la confusión que se hace
del objeto. Entonces, esta representación que se tiene de la presentación del
objeto, aparece como una degradación, como una caída de la percepción. Comprendidas
así las cosas, aquellos estudiosos dejaron a la imagen archivada en el
inventario de las secundariedades de los fenómenos del psiquismo. Tampoco
tuvieron mucha claridad en cuanto a que las imágenes no sólo correspondían al
sentido visual sino que cada sentido era productor de imágenes correspondientes.
Y se creyó, por último, que la imagen tenía que ver sólo con la memoria y no
que estaba estrechamente ligada al sentido.
En realidad la imagen cumple con numerosas funciones. Vamos a
necesitar comprender la función de la imagen para luego entender que esta
imagen movilizándose, va a actuar sobre los centros y va a llevar energía de un
punto a otro, produciendo transformaciones de suma importancia para la economía
del psiquismo. Por lo pronto, si los sentidos aparecen para dar información
sobre los fenómenos del mundo externo o interno, las imágenes que acompañan a
las percepciones de los sentidos no están simplemente para repetir los datos de
la información recibida sino para movilizar actividades con respecto al
estímulo que llega. Pero observemos esto en un ejemplo cotidiano. Estoy en mi
casa y suena el timbre. El timbre es un estímulo para mí que lo percibo. Entonces,
rápidamente salto de la silla en que estoy y voy a abrir la puerta. Al día
siguiente suena el timbre y se trata del mismo estímulo, pero en lugar de
saltar de la silla e ir a abrir la puerta me quedo en la silla. En el primer
caso, estaba yo contando con la espera de una carta que debía traer el cartero
esa mañana. En el segundo caso estaba esperando que el vecino llamara a mi
puerta para pedirme una cacerola. Si en mi presencia o en mi copresencia
estaba un dato o estaba otro, este estímulo en un caso o en otro, se ha
limitado a movilizar una determinada imagen. En el primer caso, el estímulo
movilizó la imagen del cartero que estaba esperando. Claro, yo estaba en otra
cosa y en ese momento no estaba esperando al cartero. Desde luego estaba en
otra cosa, pero al llegar ese estímulo se movilizó el conjunto de imágenes con
que yo de algún modo contaba. Al movilizarse estas imágenes, yo salté de esa
silla y fui a la puerta. Pero en el segundo caso contaba con otro sistema de
ideación y al surgir el estímulo no movilizó la imagen del cartero, movilizó
la imagen del vecino, entre otras cosas porque ya recibí la carta que esperaba
el día anterior. De manera que al surgir esta segunda imagen, mi cuerpo se
movilizó de otro modo, o no se movilizó.
Así que esta cosa antigua, de que todo funciona tan simplemente
por cuestiones de estímulos y respuestas que corresponden a esos estímulos, no
es así. Aún cuando en un circuito elemental como el del reflejo, en un arco
reactivo corto llega el estímulo y sin ninguna voluntariedad sale la respuesta,
aparte de ponerse en marcha una respuesta, inmediatamente se ha generado una
imagen que está produciendo también su efecto. Así es que siempre va
acompañando a la sensación, el surgimiento de una imagen. Y lo que moviliza en
realidad las actividades no es la percepción, sino la imagen.
Vamos a ver cómo esta imagen tiene propiedades que hemos
estudiado cuando hemos hablado de la “tonicidad muscular” en que los músculos
se ponen en un determinado tono de actividad siguiendo a las imágenes visuales.
Las imágenes visuales van en una determinada dirección y los músculos se
acomodan en esa dirección. ¿Es acaso el estímulo el que está moviendo los
músculos? De ninguna manera. Es la imagen la que está moviendo los músculos.
Debemos reconocer que determinadas imágenes no sólo activan nuestra musculatura
externa, sino también la musculatura interna y que numerosos fenómenos
fisiológicos se ponen en marcha. La imagen moviliza fenómenos internos, lo que
produce actividad hacia el mundo externo, como si la función de la imagen
fuera devolver energía al mundo externo del cual llegaron las sensaciones.
Los sentidos internos tienen que recibir también información de
lo que va pasando en las actividades de mi conciencia, porque si no tuviera esa
información, yo no podría dar continuidad a esos procesos. Así es que los
sentidos internos están captando no sólo datos viscerales, datos del
intracuerpo, sino que están captando también lo que pasa con mis
actividades y con las operaciones de mi conciencia.
El “aparato” formador de imágenes funciona en distintos niveles
de trabajo contribuyendo a modificar la actividad no sólo de esta conciencia,
de este coordinador, sino de los aparatos mismos de información de la memoria
y de la actividad de los centros.
Desde luego que llegan datos del funcionamiento de la conciencia,
a los sentidos internos. A su vez, la conciencia también puede actuar para
orientar a los sentidos en una dirección o en otra y hacer que se atienda a una
franja sensorial y se desatienda a otra. Esas, en realidad, son funciones de la
conciencia más que funciones de los sentidos. Debemos estudiar eso cuando
toquemos el tema de la estructuración que efectúa la conciencia. Pero, de
todos modos, es bueno advertir que los sentidos están movidos por la actividad
de los fenómenos que llegan hasta ellos y también están movidos por la
dirección que imprime el aparato coordinador. Cuando los sentidos no se limitan
sólo a recibir impresiones del mundo externo o interno, sino que son
intencionalmente direccionados, entonces estamos en presencia del fenómeno
de reversibilidad. Es muy distinto sentir ruido, porque ese ruido se
produce sin la participación de mi intención, a ir a buscar un determinado
ruido. Cuando estoy buscando con mis sentidos una determinada cosa, estoy
dirigiendo la actividad del sentido a partir de los mecanismos del coordinador.
Y también, aparte de dirigir los sentidos, es muy distinto cuando simplemente
percibo un dato a cuando tengo conciencia de la percepción de ese dato. Yo
escucho el timbre y eso no me significa gran cosa. Pero cuando escucho el
timbre y este escuchar el timbre es para mí concientizado, en el sentido que lo
aíslo de una masa indiferenciada de estímulos y le presto atención, entonces
estoy trabajando no con la percepción de un estímulo indiferenciado, sino con
la apercepción sobre ese estímulo. Hay un trabajo entonces que no es de simple
detección y luego percepción, sino que hay un trabajo en donde le pongo
atención a la percepción. A eso le llamo “apercepción”. Es más, puedo disponer
a todos mis sentidos en la dirección de la apercepción. Observan que es muy
diferente el limitarse a estar montado en una masa de percepciones, a estar
en una actitud aperceptiva. En esta actitud todos los estímulos que van
llegando son registrados con atención. Puedo estar en una actitud aburrida y de
todos modos llegar los estímulos, o puedo estar en una actitud atenta a que
salten los estímulos, como el cazador espera que salte la liebre. Puedo estar
muy atento esperando el surgimiento de determinados estímulos y aún cuando los
estímulos no surjan, estoy en actitud aperceptiva. Tener en cuenta el
mecanismo de reversibilidad va a ser importante para comprender el problema
de los niveles de trabajo de la conciencia y para precisar algunos fenómenos
ilusorios.
Estamos tratando de destacar, entre otras cosas, que los sentidos
no están llevando sólo información del mundo externo, sino que los sentidos
trabajan muy complejamente, que son dirigidos en algunas de sus partes por la
actividad de la conciencia. No están influyendo sobre los sentidos simplemente
los fenómenos del mundo externo o los fenómenos internos viscerales, sino que
la actividad de la conciencia va influyendo sobre el trabajo de los sentidos.
De no ser esto así, no se explicaría que ciertas perturbaciones de la
conciencia modificaran el registro que se tiene del mundo externo.
Ejemplificando: diez personas distintas pueden, sobre un mismo objeto, tener
una percepción distinta (aunque estén colocadas a la misma distancia, en las
mismas condiciones luminosas, etcétera), porque hay determinados objetos que se
prestan para que la conciencia proyecte sobre ellos su trabajo. En realidad la
conciencia no proyecta sobre los objetos su trabajo; la conciencia proyecta
sobre los sentidos su trabajo y entonces modifica el sistema de percepción.
La conciencia puede proyectar sus imágenes sobre el aparato de recepción, el
aparato de recepción puede devolver esta estimulación interna y entonces se
puede tener el registro de que el fenómeno ha llegado desde el exterior. Si
esto es así, entonces determinados funcionamientos de la conciencia pueden
modificar la estructuración que hacen los sentidos de los datos del mundo externo.
Silo
No hay comentarios:
Publicar un comentario