Cada ser
vivo, sobre la base del “plan” de su cuerpo, de sus códigos genéticos,
asimila substancias del medio externo y genera la energía psicofísica
necesaria para la conservación y desarrollo de la vida. En el ser humano, el
centro vegetativo distribuye la energía dando instrucciones desde sus numerosas
localizaciones nerviosas y glandulares. Es pues el centro básico del psiquismo.
Desde él actúan los instintos de conservación individual y de la especie,
regulando el sueño, el hambre y el sexo. Básicamente, las señales que dan
instrucción (información) a este centro se registran cenestésicamente,
pero también señales que provienen de los sentidos externos tienen capacidad
para movilizarlo o inhibirlo.
Silo
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