A los tonos se los
considera en cuanto intensidad energética. Las operaciones en cada nivel pueden
ser efectuadas con mayor o menor intensidad (con mayor o menor tono). Hay vivencias
que pueden manifestarse con mayor o menor intensidad de acuerdo al tono
predominante y en ocasiones ser alteradas por éste, convirtiéndose en factor de
ruido.
Los climas son estados de
ánimo que por su variabilidad aparecen intermitentemente y pueden cubrir a la
conciencia durante un cierto tiempo, tiñendo todas las actividades del coordinador.
En ocasiones los climas corresponden a las operaciones que se efectúan, y
acompañan concomitantemente al coordinador sin perturbarlo, facilitándole
en este caso su trabajo. Cuando esto no sucede así, ocasionan ruido. Estos
climas pueden fijarse en el psiquismo y perturbar a la estructura completa,
impidiendo la movilidad y facilidad de desplazamiento de los climas oportunos.
Los climas fijados circulan por los distintos niveles y así pueden pasar de la
vigilia al sueño, continuar allí y volver a la vigilia durante largo tiempo,
restando libertad operativa al coordinador. Otro tipo de clima es el situacional,
que aparece entorpeciendo las respuestas adecuadas a una situación
determinada.
Las tensiones tienen una raíz más física, más corporal,
ya que es el sistema muscular el que interviene, siendo en la musculatura
donde se tiene el registro más directo de ellas. La vinculación con el
psiquismo no siempre es directa ya que al relax muscular no le acompaña
directamente un relax mental, sino que la conciencia puede continuar con
tensiones y alteración mientras que el cuerpo ya ha conseguido relajarse. Esta
diferencia entre tensiones psíquicas y físicas permite distinciones operativas
más precisas. Las tensiones psíquicas están vinculadas a las expectativas
excesivas en las que el psiquismo es llevado a una búsqueda, a una “espera de
algo” que ocasiona fuertes tensiones.
Los contenidos mentales aparecen como objetos formales de
conciencia, son formas compensatorias que la conciencia organiza para
responder al mundo. Aparece así la correspondencia o no, entre las
actividades o necesidades del psiquismo y los contenidos que aparecen en el
coordinador. Si se está efectuando una operación matemática será oportuna allí
la representación numérica, pero una figura alegórica resultará inoportuna y
actuará como ruido y como foco de distracción. Todos los factores de ruido,
además de entorpecer el trabajo suelen provocar desorientación y dispersión de
energía. Los contenidos de conciencia, mientras actúan en su nivel de
formación, tienen una significación de importancia para el coordinador, pero
al salirse de su nivel formal característico entorpecen las tareas de coordinación.
También resultan de gran utilidad los registros de los estados
calmos en vigilia, ya que logran restablecer la normalidad del flujo de
conciencia. En el caso de los climas que se fijan, hay una operatoria para
transferir estos climas desde sus imágenes correspondientes a otras de menor
importancia para la conciencia. De ese modo, los climas pueden ir perdiendo
fijeza, disminuyendo la perturbación vigílica. En síntesis: los cuatro tipos de
vivencias mencionados más arriba en tanto tienen adecuación a las operaciones
del coordinador son factores favorables; cuando son inadecuados por no
corresponder a dichas operaciones, resultan factores de ruido y distracción,
alterando al psiquismo.
Silo
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