“Una de las mayores fuentes de
angustia para quienes han perdido un ser querido es la creencia de que ni ellos
ni nadie pueden ayudar en nada al difunto. Una manera de consolar a los
afligidos es alentarlos a hacer algo por los seres queridos que acaban de
morir, viviendo aún más intensamente
a favor de ellos después de su muerte, practicando por ellos y confiriendo a su muerte un sentido
más profundo..
Para
ayudar a la persona que acaba de sufrir una pérdida de un ser querido
tendremos que recurrir a toda nuestra
paciencia y sensibilidad. Tendremos que pasar largos ratos con ella y dejarla
hablar, escuchar en silencio y sin juzgar mientras revela sus recuerdos mas íntimos
o nos explica una y otra vez las circunstancias de la muerte.
Las
personas que viven el dolor de la pérdida de un ser querido pasan por una especie de
muerte. Igual que alguien que se encuentra a punto de morir, necesitan saber
que las emociones perturbadoras que sienten a veces son completamente normales.
Necesitan saber también que el proceso de duelo
puede ser largo y también difícil. Ahora bien, también
es importante que sepan que aunque la aflicción puede prolongarse por un año
o dos, llegará a su fin y se transformará
en aceptación.
Muchas
veces los familiares y amigos de la persona en duelo esperan que “vuelva
a la normalidad” a los pocos meses. Eso sólo
consigue intensificar su desconcierto y su aislamiento, pues es posible que la
aflicción continúe y se intensifique, si es que
no ha habido un buen proceso de reconciliación y despedida.
La
pena es una herida que necesita atención para curar. Trabajar y
completar la pena significa enfrentar abierta y sinceramente nuestros
sentimientos, expresarlos y darles salida totalmente; tolerarlos y aceptarlos durante todo el
tiempo que haga falta para que cure la herida. Tenemos miedo que, al
reconocerla, la aflicción nos derrumbe. La verdad es
que la aflicción experimentada se disuelve y la no expresada dura
indefinidamente.
Ocurre
con frecuencia que, tras la muerte de un ser querido, la persona queda con una
intensa sensación de culpa y repasa obsesivamente los errores
cometidos en su relación, o se tortura con
pensamientos sobre lo que se hubiera podido hacer para evitar la muerte. Ayúdele
a hablar de esos sentimientos de culpa, por irracionales y absurdos que
parezcan. Poco a poco la culpa irá disminuyendo y el
sobreviviente llegará a perdonarse.”
Uno
de los métodos mas potentes que se ha encontrado para aliviar
y disolver la pena es ir a la naturaleza especialmente algún
salto de agua o un río y dejar hablar a nuestro
corazón. Una guía para esa conversación
interior es la que encontrarán más
adelante en este escrito.
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