I. Estructura general
del sistema autotransferencial.
Oportunamente,
consideramos las diferencias entre transferencias y autotransferencias.
También vimos los principales
indicadores de resistencia, que en principio eran válidos para los dos
sistemas. Sin embargo, en el caso de la autotransferencia se podrían observar
resistencias en los problemas de armado escénico, en el inadecuado encaje entre
imágenes y climas, y en los defectos de conversión en la dirección propuesta
por el interés inicial.
Estudiamos la fijación
del interés y la adecuación del ámbito como condiciones básicas de la
autotransferencia.
También pasamos revista
a los temas principales (guía interno, límite, caminos, recintos, paisajes,
personajes, la ciudad escondida, el centro de poder y Ella o El).
Consideramos a los
argumentos referidos a los tres tiempos de conciencia, ubicando a los
conflictos biográficos en los recintos bajos, a los actuales en el plano medio,
y a las aspiraciones e ideales a alcanzar en los altos niveles.
Debemos agregar
ahora, que también los conflictos internos que se producen con relación al
futuro (temor a la des posesión, a la soledad, a la enfermedad, a la muerte)
deben emplazarse en los altos niveles, estructurando los argumentos de acuerdo
con el modo en que el operador imagine su conflicto.
Se han de organizar las
escenas de manera que el o los argumentos puedan convertirse positivamente de
acuerdo con el interés fijado. En tal sentido, no se habrá de penetrar en la
ciudad escondida, si previamente no se ha transformado el argumento
conflictivo; o bien, se accederá a recintos muy periféricos de dicha ciudad en
los que se tenga oportunidad de operar las conversiones del caso.
Por otra parte,
diferenciamos la entrada del desarrollo e, incidentalmente, hablamos de la
salida como reencuentro con los pasos iniciales, pero con el clima final de
experiencia positiva.
Por último, distinguimos diferentes
tipos de desarrollo autotransferencial, correspondientes a las
actividades que una persona desarrolle en el mundo, por el correlato de
las representaciones que las acompañan. Citamos como tipos de
autotransferencias empíricas los casos del sueño, el ensueño y las producciones
artísticas y religiosas.
A todo el trabajo
autotransferencial lo vimos como una profundización en la conversión de sentido
respecto de una situación general en que vive el sujeto, y comprendimos a dicha
profundización como posible gracias a la fijeza de temas y argumentos.
Está claro que si la
dirección de los proceso catárticos y transferenciales se orienta hacia las
resistencias que se encuentran, a fin de
ir superándolas, en el caso de la autotransferencia la dirección está dada por
el interés de la conversión a lograr y por el perfeccionamiento de temas y
argumentos en el armado escénico.
II. Algunas
disgresiones sobre los estados alterados de conciencia.
Anteriormente vimos que a medida que
disminuía el nivel de conciencia se bloqueaban los mecanismos de
reversibilidad, pero también se consideró el caso en que, manteniendo un determinado
nivel, se parcializara el trabajo de dichos mecanismos. Existen fenómenos que
podemos agrupar bajo la designación de "estados alterados de
conciencia", tales como la hipnosis
y, en general, los de conciencia emocionada, además de otros netamente patológicos.
La designación "estados
alterados" es equívoca, porque si en algunos casos se refiere a fenómenos
que, superando el control del yo, impulsan las actividades del sujeto fuera de
sí (emoción violenta, por ejemplo), en otros casos la parcialización de la
reversibilidad lleva las actividades del sujeto hacia dentro de sí
(ensimismamiento, por ejemplo).
Otro tanto puede ocurrir con el
enamoramiento, la inspiración artística
o el éxtasis místico. Pero, ¿por qué nos resistimos a relacionar al enamoramiento
o a la inspiración artística con la alteración de la conciencia? Seguramente,
porque el concepto de "alteración" está asociado con la idea de lo
anormal y, en alguna medida, de lo enfermizo.
No nos parece
razonable encuadrar a los fenómenos últimamente citados en el campo de lo
alterado, ya que se nos aparecen como positivos, integradores y francamente
superiores. Nos parece que estuvieran a favor de la economía síquica y no en
desmedro de ella.
¿Cómo podríamos
ubicar entonces a fenómenos que trascienden la mecánica del yo sicológico,
tales como los de fusión con el sí-mismo, propios de los contactos con el
centro de poder? Desde el punto de vista de la reversibilidad pueden aparecer
como fenómenos de alteración, pero desde el punto de vista del interés del
operador, la entrega de la mecánica habitual del yo a favor del sí-mismo
aparece como un acto querido, de algún modo dirigido, y que tiene como
resultado final una enorme positivización de la economía síquica.
Esos particulares estados "alterados"
pueden, con justicia, ser considerados como fenómenos superiores de conciencia.
Desde luego que distinguimos entre el éxtasis artístico o religioso, el
arrebato y el reconocimiento superior.
Los fenómenos de éxtasis suelen
tener concomitancias motrices que llevan automáticamente a ciertas posturas
(caso de "mudras" espontáneos) o a cierta agitación ambulatoria, lo
que los aproxima externamente a los fenómenos histero-epilépticos o de síntomas
motores propios de los estados crepusculares de conciencia. El trance frenético
típico de algunas religiones primitivas,
o algunas expresiones menores como la "escritura automática" de las
sesiones espíritas, tienen ciertas similitudes con casos patológicos pero
parece un exceso asimilarlos completamente a ellos.
El arrebato, en
cambio, tiene preponderante actividad emotiva, lo que hace aproximarlo al
fenómeno de enamoramiento, sin que podamos confundir a uno con otro.
El reconocimiento es
la experiencia superior capaz de modificar el sentido de la propia vida y la
perspectiva sobre la realidad. Es el fenómeno de conversión por excelencia.
Resulta más que excesivo ligar el "samadhi" o el "nirvana"
búdico, al autismo esquizofrénico o a ciertas crisis de delirio místico.
Las anteriores
disgresiones han sido necesarias porque, si bien nos alejaron del hilo de
nuestra exposición, vinieron a aventar ciertos prejuicios que de algún modo se
encuentran implantados en el hombre occidental, tan trabajado por la prédica de
ciertas corrientes sicológicas para nada coherentes en la justificación de sus
esquemas.
III. Los planos medio
y alto en el trabajo autotransferencial.
1º - La dirección del
proceso autotransferencial por el camino del medio lleva al operador por un
paisaje más o menos habitual, actualizando datos de su memoria reciente. Al
final del camino, se encuentra la ciudad en la que se desarrollan las
actividades cotidianas. Allí pueden visualizarse los recintos que servirán para
emplazar las escenas del caso.
Como de costumbre, el interés de
conversión de sentido deberá estar muy bien definido.
Los argumentos serán los que
coincidan con la situación que se quiere modificar y los temas podrán ser más o
menos alegorizados de acuerdo con cada caso y según disposición del operador.
Por supuesto que debe lograrse un encaje adecuado entre
imágenes y climas, para que, posteriormente, los climas negativos puedan
transferirse de unos temas a otros hasta ir logrando la modificación del
argumento en favor del interés propuesto.
El estudio de resistencias, particularmente
las referidas a defectos en el armado escénico o en el encaje entre imágenes y
climas, permitirá al operador ir perfeccionando su trabajo y profundizando su
proceso autotransferencial.
Aquí debemos considerar lo dicho
anteriormente. No es el caso de acometer la solución de problemas con técnicas
autotransferenciales, cuando existan otras menores que pueden dar buenos
resultados.
La preparación se hará cumpliendo
con las condiciones ya conocidas. Inmediatamente se efectuará el llamado al
guía; se desarrollará el proceso y, finalmente, se operará la salida
reencontrándose con los pasos iniciales pero en un clima positivo y de unidad
interna. Luego se estudiará lo efectuado para mejorar las técnicas en
posteriores trabajos.
2º - La dirección del
proceso por el camino ascendente lleva al operador por un paisaje que va
perdiendo familiaridad a medida que se avanza hasta llegar, por último, a la
ciudad escondida.
En el interior de la ciudad se
encuentran las aspiraciones movilizadoras del operador; por cierto son sus
ensueños más arraigados, entre los que se destaca el núcleo.
Si el interés del
operador fuera la modificación de una determinada aspiración, o de un
determinado ensueño, deberá comenzar por definirlo correctamente incluyéndose
en el argumento y cumpliendo en él sus deseos, para luego comenzar a desplazar el argumento a favor del interés
propuesto. Es importante que el operador cumpla sus deseos en el argumento
inicial. Para ello no solamente deberá obtener una buena visualización escénica
sino que habrá de producir el encaje climático correspondiente. Sin ello no
podrá transferir las cargas en la dirección propuesta por el interés.
Es evidente que, como en cualquier
otro trabajo autotransferencial, a medida que se repiten los trabajos se puede
perfeccionar y profundizar el armado escénico y el encaje.
Un problema que
aparece frecuentemente es el de los conflictos que acarrea la visión del propio
futuro. Los temores a situaciones futuras son los que deben ser trabajados
previamente. En ese sentido, antes de entrar en la ciudad que guarda las
propias aspiraciones, parece recomendable despojarse de los temores comentados,
trabajándolos en recintos previos con las argumentaciones del caso. Esa suerte
de "purificación" de la entrada a la ciudad es de gran ayuda, ya que
permite cierta libertad interior en el trabajo que tiende a la modificación de
determinados ensueños o aspiraciones que, como
sabemos, responden a compensaciones en que vive el sujeto.
Se trabaja previamente con los
temores al futuro, para que las aspiraciones o ensueños compensatorios
destaquen sus motivaciones y no se conviertan en nudos de resistencia difíciles
de manejar.
Nos permitimos
transcribir una secuencia que puede servir de ejemplo para los procesos
autotransferenciales de ascenso.[1]
"Por el camino interno puedes
andar oscurecido o luminoso. Atiende a las dos vías que se abren ante ti.
"Si dejas que tu
ser se lance hacia regiones oscuras, tu cuerpo gana la batalla y él domina.
Entonces, brotarán sensaciones y apariencias de espíritus, de fuerzas, de
recuerdos. Por allá se desciende más y más. Allí están el odio, la venganza, la
extrañeza, la posesión, los celos, el deseo de permanecer. Si desciendes más
aún, te invadirán la frustración, el resentimiento y todos aquellos ensueños y
deseos que han provocado ruina y muerte a la humanidad.
"Si impulsas a
tu ser en dirección luminosa, encontrarás resistencia y fatiga a cada paso.
Esta fatiga del ascenso tiene culpables. Tu vida pesa, tu recuerdos pesan, tus
acciones anteriores impiden el ascenso. Esta escalada es difícil por acción de
tu cuerpo que tiende a dominar.
"En los pasos
del ascenso se encuentran regiones extrañas de colores puros y de sonidos no
conocidos.
"No huyas de la
purificación que actúa como el fuego y que horroriza con sus fantasmas.
"Rechaza el sobresalto y el
descorazonamiento.
"Rechaza el
deseo de huir hacia regiones bajas y oscuras.
"Rechaza el
apego a los recuerdos.
"Queda en
libertad interior con indiferencia hacia el ensueño del paisaje, con resolución
en el ascenso.
"La luz pura
clarea en las cumbres de las altas cadenas montañosas y las aguas de
los-mil-colores bajan entre melodías irreconocibles hacia mesetas y praderas
cristalinas.
"No temas la presión de la luz
que te aleja de su centro cada vez más fuertemente. Absórbela como si fuera un
líquido o un viento porque en ella, ciertamente, está la vida.
"Cuando en la
gran cadena montañosa encuentres la ciudad escondida, debes conocer la entrada.
Pero esto lo sabrás en el momento en que tu vida sea transformada. Sus enormes
murallas están escritas en figuras, están escritas en colores, están
‘sentidas’. En esa ciudad se guarda lo hecho y lo por hacer... Pero a tu ojo
interno es opaco lo transparente. Sí, ¡los muros te son impenetrables!
"Toma la Fuerza
de la ciudad escondida. Vuelve al mundo de la vida densa con tu frente y tus
manos luminosas".
Ejercicios de proceso
autotransferencial (plano medio y ascenso).
1º - Fijar el interés
respecto de un conflicto actual que se desea superar. Efectuar la entrada, el
desarrollo y la salida. Tomar nota de las resistencias y particularmente de las
dificultades en el armado escénico y en el encaje. Discutir las técnicas con
otras personas. Repetir en días siguientes.
2º - Fijar el interés respecto de un
ensueño que da una dirección no deseable para la propia vida. Precisar en el
interés qué cambio se desea producir. Luego, efectuar la entrada, el desarrollo
y la salida. Tomar nota de las resistencias. Discutir las técnicas con otras
personas. Repetir en días siguientes.
3º - Fijar el interés
respecto de temores futuros. Precisar en el interés qué cambios se desea
operar. Luego, efectuar la entrada, el desarrollo y la salida. Tomar nota de
las resistencias. Discutir con otros. Repetir.
Será conveniente trabajar un solo
argumento por ejercicio.
L. A. AMMANN
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