Los
seres humanos necesitamos ponerle fin a una relación,
despedirnos, cerrar el ciclo vital antes de morir. Necesitamos, de alguna
manera, una especie de permiso de nuestros seres queridos para poder morir.
La
oportunidad que una enfermedad ofrece a los familiares y amigos de decir adiós,
es muy valiosa y aporta gran alivio: compartir las lágrimas,
reiterarse los afectos, perdonar fallas y heridas previas, abreviar las
distancias afectivas y manifestar agradecimiento por lo vivido y el dolor por
tener que separarse. El contacto físico, un abrazo, una caricia o
una mirada, dicen tanto o más que las palabras y
constituyen interacciones de profundo valor humano de las cuales los
sobrevivientes jamás se arrepienten, más bien se lamentan de no
haberlo hecho en vida, especialmente aquellos que por temor al dolor
disimularon sus necesidades tras una
falsa fachada de entereza, desapego y control de la situación.
Si
siente usted apego y se aferra a la persona que ha de morir, eso puede causarle
mucho dolor innecesario y hacerle a ella mucho mas difícil
soltarse y morir en paz.
Nosotros, podemos
ayudar procurando que los seres queridos de la persona le den dos garantías
verbales explicitas. En primer lugar, éstos han de darle
permiso para morir y en segundo han de asegurarle que saldrán
adelante después de su muerte , que no debe preocuparse por ellos.
¿Cómo
será una buena manera de dar permiso?....A modo de ejemplo,
imaginemos que estamos de pie junto a la cabecera de la persona amada, le
tomamos la mano y le dicemos con la más profunda y
sincera ternura: “Estoy aquí contigo y te quiero. Tu cuerpo esta muriéndose
y te acercas a la ciudad de la luz. Me gustaría que pudieras
seguir aquí conmigo, pero no quiero que sufras mas. El tiempo que
hemos pasado juntos ha sido suficiente y siempre lo tendré
como algo precioso. Por favor, no sigas aferrando tu cuerpo a la vida, suéltate
y déjate ir, no temas, el allá es mejor que el
acá. Tienes todo mi permiso, no estas solo no ahora ni
nunca. Llévate todo mi amor.
Después
de esto podemos ayudarle con la
Ceremonia de Asistencia que esta descrita mas adelante y/o trayendo un maestro,
cura, rabino etc. que corresponda a sus creencias espirituales.
No
solo la persona que está muriendo, sino toda su
familia debe aprender a soltarse. Cada miembro de la familia puede hallarse en
una fase distinta de aceptación, y eso hay que comprenderlo
con amabilidad. Para ayudar a aclarar la mejor actitud que puede tener la
familia podemos realizar este ejercicio: Imagínese que está
en la cubierta de un trasatlántico a punto de zarpar.
Vuelva la mirada hacia la orilla y vea a todos sus familiares y amigos que han
venido a despedirle. A usted no le queda más remedio que partir y el
buque ya ha empezado a moverse. ¿Cómo
querría que esas personas amadas se despidieran de usted ¿Qué
es lo que mas le ayudaría en su viaje? (Sogyal Rimpoché,
1994)
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