viernes, 31 de mayo de 2013

EPILOGO




Seguramente el lector habrá encontrado en este libro respuesta a numerosos problemas personales y, paralelamente, contará con un mayor conocimiento de sí mismo y de sus posibilidades futuras.
            Este es el momento de considerar algunos asuntos que pueden mejorar globalmente la comprensión de nuestro sistema.
            1. El punto de apoyo en las dificultades cotidianas.
            En primer término, quisiera destacar que se puede haber realizado un notable progreso en laboratorio, en el trabajo efectuado al aprender y perfeccionar técnicas. Pero la importancia de los logros ha de verificarse fuera de gabinete, en la agitada vida cotidiana. ¡Y es allí donde la misma situación impide que las técnicas se apliquen! La paradoja es evidente: nuestro sujeto está munido de una buena comprensión, posee un importante bagaje de técnicas de autodominio, pero en el momento de afrontar una situación crítica no puede aplicar sus recursos. Podrá decirse que se trata de un olvido de lo aprendido, pero sigue sin solucionarse el problema. Debemos pues, considerar este punto.

Cuando alguien entra en situación conflictiva cotidiana, es "tomado" por tensiones y climas; es "absorbido" por el objeto que tiene ante sí y a partir de ese momento no estará en condiciones de disponer de las técnicas que aprendió para ser aplicadas justamente en ese tipo de situación, a menos que las haya "grabado" correctamente y con mucho ejercicio previo. Pero no todos los que practican el sistema de Autoliberación lo hacen tan pulcramente como para estar perfectamente preparados.

En la práctica ocurre que se han estudiado algunos puntos del sistema y se los ha ejercitado a vuelapáginas, esto es, sin detenerse excesivamente en su perfecto dominio. En tal caso, mínimamente, debería habilitarse una respuesta de apoyo a la situación conflictiva de tal manera que permitiera poner una pequeña "distancia" entre el objeto problema y el sujeto; entre las tensiones y climas oprimentes y aquel que los sufre. De estos apoyos se ha hablado varias veces en este libro, pero dada la importancia del tema es necesario destacarlos nuevamente.
           
Si sus prácticas no han sido trabajadas convenientemente, deje de lado el apoyo muscular de algún punto del cuerpo, o la conciencia del lugar en que se encuentra frente al objeto, o su posición corporal. Tome en cuenta simplemente a su respiración.
           
Cuando usted se encuentra en una situación difícil una de las primeras cosas que descubre es que su respiración se altera. Aproveche ese fenómeno para convertirla en respiración baja, diafragmática... y eso es todo. A partir de allí podrá disponer de las diferentes técnicas que conoce. Pero reconsideremos el tema. Supongamos que usted siente que se va a alterar antes de encontrarse en situación: vigile entonces su respiración y conviértala en respiración baja. Imaginemos ahora que usted ha sido sorprendido por la situación, que no ha tenido tiempo para prepararse: su respiración, de pronto, se hace alta y opresiva, de esto cae en cuenta. No lo deje pasar, respire hacia abajo. Usted ahora no puede conciliar el sueño. Frente a eso dispone de numerosas técnicas para enfrentar el problema, pero no las utiliza porque está tomado por sus preocupaciones: vigile su respiración, hágala baja. Usted se siente observado por otros y sabe cómo tomar distancia ante lo opresivo, pero no puede aplicar sus conocimientos: atienda a su respiración y hágala baja.
           
En otras palabras, usted puede conocer y haber trabajado numerosas técnicas, pero en situación oprimente se olvida de ellas y es como si no contara con ningún recurso de defensa. Los hechos se le vienen encima y a partir de allí no dispone de usted mismo. Está claro que si pudiera poner distancia entre usted y el factor de opresión, posteriormente aplicaría sus conocimientos. Este es nuestro problema.
           
No estamos sugiriendo que atienda a su respiración en el desarrollo de sus actividades cotidianas, sino solamente en situación de opresión, y podrá hacerlo gracias a que ella se altera y da la señal necesaria para que usted caiga en cuenta. Si verifica ese hecho en la práctica y trata de normalizarla convirtiéndola en baja, estará grabando un punto de apoyo. Eso es lo que le permitirá poner la distancia que necesita entre usted y el objeto absorbente; entre usted y las súbitas tensiones o climas que emergen como respuesta mecánica a sus apremios internos. Lo que ocurra después dependerá de sus conocimientos y sobre ello nada podemos decir, pero que usted no pueda disponer de sus amplios recursos por olvido de los mismos será francamente imperdonable.
           
Concluyamos con este tema recalcando que se necesita un punto de apoyo para poner distancia entre uno y un objeto conflictivo, entre uno y las tensiones y climas oprimentes. Existen numerosos apoyos para hacer esto, pero al ser la respiración un sistema mixto involuntario y voluntario, y al modificarse aquella correlativamente con la alteración de conciencia, se tiene un registro que permite tomarlo como apoyo para operar en la modificación de la situación. Esa modificación ocurre cuando se trata de controlar la inhalación y exhalación haciendo la respiración baja. Entonces sucede que al ponerse en disposición de control de ese mecanismo corporal, ocurre una "distancia" entre el sujeto y el objeto, oprimente, lo que habilita para disponer de recursos que de otra forma serían sobrepasados y por tanto inaplicables en esa situación concreta.
2. El ser humano en situación y no como subjetividad aislada.
En segundo término, desearía resaltar algunos puntos que afectan específicamente al Autoconocimiento pero que, además, permiten comprender a todo el sistema de Autoliberación desde una perspectiva más amplia que la considerada hasta aquí.
L. A. AMMANN





















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