martes, 14 de mayo de 2013

Experiencia Guiada: La Muerte


Creo que estoy en un teatro. Todo esta a oscuras. Poco a poco comienza a iluminarse la escena, pero he aquí que yo estoy en ella.
El ambiente es cinematográfico. Por allí luces de antorchas, en el fondo una gigantesca balanza de dos brazos. Creo que el techo, posiblemente abovedado, esta a mucha altura porque no veo sus límites. Alcanzo a reconocer algunas paredes de roca, árboles y pantanos alrededor del centro de escena. Tal vez todo se continúe en una selva muy espesa. Por todas partes hay figuras humanas que se mueven furtivamente.
Súbitamente dos sujetos encapuchados aferran mis brazos. Entonces una voz grave me pregunta:
- De dónde vienes?
No sé qué responder así que explico que vengo de adentro.
- Que es adentro-, dice la voz.
Ensayo una respuesta: Como vivo en la ciudad, el campo es afuera. Para la gente del campo, la ciudad también es afuera. Yo vivo en la ciudad o sea adentroy por eso digo que vengo de adentro y ahora estoy afuera’”.
- Eso es una estupidez, tu entras a nuestros dominios de manera que vienes de afuera. Este no es el campo sino que es tu adentro. No pensaste acaso que esto era un teatro? Entraste al teatro que, a su vez, está en tu ciudad. La ciudad en que vives está afuera del teatro.
- No - respondo-, el teatro es parte de la ciudad en que vivo.
- Escucha insolente -dice la voz-, terminemos con esta discusión ridícula. Para empezar te diré que ya no vives en la ciudad. Vivías en la ciudad, por lo tanto tu espacio de adentroo de afuera se quedó en el pasado. Así, estás en otro espacio-tiempo. En esta dimensión las cosas funcionan de otra manera.
De inmediato, aparece al frente un vejete portando en su diestra un recipiente. Al llegar a mi introduce la otra mano en mi cuerpo como si éste fuera de mantequilla. Primeramente extrae mi hígado y lo coloca en la vasija, luego procede con los riñones, el estómago, el corazón y, por último, saca sin profesionalismo todo lo que va encontrando hasta que termina desbordando el receptáculo. Por mi parte, no siento nada especial. El sujeto gira sobre si mismo y llevando mis vísceras hasta la balanza, concluye depositándolas en uno de los platos que desciende hasta tocar el piso. Entonces pienso que estoy en una carnicería en la que se pesan trozos de animales ante la vista de los clientes. En efecto, una señora portando un cesto trata de apoderarse de mis engranas, pero es rechazada por el vejete que le grita: Pero qué es esto? Quién le ha autorizado a llevarse las piezas? El personaje entonces, sube por una escalerilla hasta el plato en alto y allí deposita una pluma de búho en el plato vacío.
La voz vuelve a dirigirse a mí con estas palabras: Ahora que estás muerto y has descendido hasta el umbral del mundo de las sombras, te dirás: están pesando mis vísceras, y será cierto. Pesar tus vísceras es pesar tus acciones
Los encapuchados que me flanqueaban dejan mis brazos en libertad y comienzo a caminar lentamente pero sin dirección precisa.
La voz continúa: Las vísceras bajas están en el fuego infernal. Los cuidadores del fuego se muestran siempre activos e impiden que se acerquen aquellos a quienes deseas.
Me doy cuenta que la voz va guiando mis pasos y que a cada insinuación cambia la escena.
La voz dice: Primeramente, pagarás a los cuidadores. Luego entraras al fuego y recordarás los sufrimientos que causaste a otros en la cadena del amor.(*)
 Pedirás perdón a los maltratados por ti y saldrás purificado únicamente cuando te reconcilies.(*)
 Entonces, llama por su nombre a los perjudicados y ruégales que te permitan ver sus rostros. Si ellos acceden, escucha con cuidado sus consejos porque estos son tan suaves como brisas lejanas.(*)
 Agradece con sinceridad y parte siguiendo la antorcha de tu guía. El guía atravesará oscuros pasadizos y llegara contigo a una cámara en donde aguardan las sombras de aquellos que has violentado en tu existencia. Ellos, todos ellos, están en la misma situación sufriente en la que un día los dejaras.(*)
 Pídeles perdón, reconcíliate y bésalos uno por uno antes de partir.(*)
 Sigue al guía que bien sabe llevarte a tus lugares de naufragio, a los lugares de las cosas irreparablemente yertas. !Oh, mundo de las grandes perdidas en el que sonrisas y encantos y esperanzas son tu peso y tu fracaso! Contempla tu larga cadena de fracasos y para ello, pide al guía que alumbre lentamente todas aquellas ilusiones.(*)
 Reconcíliate contigo mismo, perdonaré a ti mismo y iré.
 Entonces verás como del cuerno de los sueños surge un viento que lleva hacia la nada el polvo de tus ilusorios fracasos.(*)
De pronto, toda la escena cambia y me encuentro en otro ambiente en el que escucho: Aun en el bosque oscuro y frió, sigues a tu guía. Las aves de malos presagios rozan tu cabeza. En los pantanos, lazos serpentinos te rodean. Haz que tu guía te lleve hacia la gruta. Allí no puedes avanzar a menos que pagues tu precio a las formas hostiles que defienden la entrada. Si, finalmente, logras penetrar pídele al guía que vaya iluminando a izquierda y a derecha. Ruégale que acerque su antorcha a los grandes cuerpos de mármol de aquellos que no has podido perdonar.(*)
 Perdónalos uno por uno y cuando tu sentimiento sea verdadero, las estatuas se irán convirtiendo en seres humanos que te sonreirán y extenderán hacia ti sus brazos en un himno de agradecimiento.(*)
 Sigue al guía fuera de la gruta y no mires atrás por ninguna circunstancia.
 Deja a tu guía y vuelve aquí, a donde se pesan las acciones de los muertos.
 Ahora mira el plato de balanza en el que están depositadas tus acciones y comprueba como éstas suben y son mas livianas que una pluma.
Siento un quejido metálico al tiempo que veo elevarse el plato en el que esta depositada la vasija.
Y la voz concluye: Has perdonado a tu pasado. Demasiado tienes como para pretender más por ahora. Si tu ambición te llevara mas lejos podría suceder que no volvieras a la región de los vivos. Demasiado tienes con la purificación de tu pasado. Yo te digo ahora: Despierta y sal fuera de este lugar’”
Las luces de la escena se van apagando lentamente, mientras siento que estoy afuera de aquel mundo y nuevamente adentro de éste. Pero también advierto que en este mundo contengo las experiencias de aquel otro.
(Experiencias Guiadas de Silo)

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