Alegórica.
En una secuencia asociativa, pueden
distinguirse distintas imágenes y también distintos "argumentos" que
sirven de ligazón o de línea de unión a las representaciones.
Supongamos el caso de
un cuadro en el que están tratados distintos objetos... vemos allí, en el
costado izquierdo, un trigal y unos cosechadores; en la parte central y al
fondo, una ciudad en la que se destaca un conjunto fabril. El día es radiante.
A la derecha y casi en primer plano hay niños que juegan con perros cerca de la
casa. Una mujer llama a comer golpeando, tal vez, una sartén. El conjunto es
amable y refleja el trabajo y la cordialidad casi hogareña de la gente de
campo.
Distinguimos, en la
escena descripta, imágenes que se integran en el conjunto argumental. Es claro
que con las mismas imágenes, pero tratadas y colocadas de otro modo, el
argumento podría variar considerablemente. Por ejemplo: los niños golpean a los
perros con la sartén; los trabajadores han abandonado los instrumentos de
labranza; la casa está en ruinas; el cielo tiene, ahora, una coloración
siniestra, mientras el humo de las fábricas, a lo lejos, semeja un incendio.
En toda escena configurada por
asociaciones libres, distinguimos entre temas (imágenes) y argumentos. Los
temas señalan el juego de las tensiones y de las relajaciones al abrirse paso
entre dificultades y trabajar catárticamente.
Los
argumentos, en cambio, muestran el clima en que se desarrolla la escena.
Temas y argumentos
suelen coincidir. En tales casos, bastará comprender qué función cumplen los
temas en una escena dada, para entender qué solución transferencial está
proponiendo el argumento.
Sin embargo, las
imágenes pueden no coincidir con el clima; por ejemplo: un sujeto sueña con un
tren que avanza hacia él en loca carrera. El sujeto no experimenta angustia,
sino alegría festiva.
También se da la no
coincidencia entre imágenes y climas en la vida cotidiana. El sujeto, por
ejemplo recibe una buena noticia, imagina la escena favorable que se le
transmite y, automáticamente, se deprime...
Existen otros casos
en los que el clima de trasfondo permanece inamovible aunque varíen las
representaciones, sin que el sujeto pueda comprender los motivos de tal clima.
Es como si el clima en cuestión no estuviese ligado a imágenes (por lo menos
visuales) y, por tanto, no pudiera transferirse adecuadamente.
Si se recuerda lo
explicado oportunamente en torno a los ensueños primarios, secundarios y núcleo
de ensueño, se comprenderá que este último es una suerte de clima fijado que no
varía por las percepciones y representaciones cotidianas correspondiente. Antes
bien, determina compensatoriamente las actividades en el mundo y genera
diferentes ensueños como "intentos" transferenciales que no alcanzan
a resolver el traslado del clima básico.
En la práctica
transferencial, muy a menudo nos encontramos con el núcleo de ensueño (con el
clima básico determinante), muy difícil de modificar. Pero también con climas
profundos que pueden ser transformados utilizando imágenes y procedimientos
adecuados.
En general, diremos
que será de interés toda imagen o todo clima que se repite en distintas
escenas. Por ejemplo el sujeto sueña en distintas ocasiones con argumentos
diferentes, pero aparece una misma persona o un mismo objeto. Veamos la
inversa: el sujeto sueña con distintos temas, pero se repite el mismo
argumento.
Poder capturar una
imagen o un clima repetitivos, es ya un hilo conductor de importancia, que
permitirá orientar los procedimientos transferenciales.
Veamos ahora a qué
categorías generales podemos reducir los temas para trabajar con facilidad.
Haremos después lo propio con los argumentos.
Temas.
A. Continentes. Son
aquellos objetos que encierran, guardan o protegen a otros. El continente mayor
de una escena dada puede ser reducido simbólicamente, para comprender el
enmarque de tensiones dentro del cual (campo) se desarrolla la escena.
B. Contenidos. Son los objetos,
personas, situaciones, etcétera., que aparecen dentro de un continente. Los
contenidos pueden ser manifiestos cuando las imágenes aparecen. Pueden ser tácitos cuando no aparecen, pero
se "sabe" que están presentes.
C. Conectivas. Son
elementos que unen a continentes entre sí, o a contenidos entre sí, o a
continentes y contenidos entre sí. Las conectivas pueden ser de facilidad (por
ejemplo puentes, vehículos, caminos, escaleras, comunicaciones sígnicas
diversas como el gesto, el lenguaje, etcétera.) o de impedimento (las mismas
conectivas al no cumplir con su función. Por ejemplo. puentes rotos, vehículos
atascados o fuera de control, caminos anegados, escaleras peligrosas, lenguajes
extraños o que crean confusión, etcétera.).
D. Atributos. Son
elementos que tienen valor transferido de otros por asociación de similitud,
contigüidad o contraste (por ejemplo un objeto cobra importancia por ser el
regalo de un amigo; un ropaje por pertenecer a una determinada persona; un
valor o sistema de valores, al ser representado alegóricamente: la Justicia
como una mujer con sus ojos vendados, la balanza en una mano, la espada en la otra,
etcétera.).
E. Niveles. Las
imágenes emplazadas en planos distintos de la misma escena, determinan niveles
(por ejemplo una colina y un valle), o las diferencias de tamaño
(gigante-enano), o las distintas funciones y roles entre sí (jefe-subordinado).
F. Momentos de
procesos. Tales como los casos de las edades (anciano, adolescente, niño);
transformismos (una persona se transforma en otra o en un objeto); inversiones
(que son casos particulares de los transformismos; por ejemplo una calabaza se
convierte en carruaje).
G. Texturas, colores,
sonidos, olores, etcétera. Siempre están referidos al sentido productor de la
señal traducida o deformada. Pero con respecto a las texturas, debe agregarse
que también imágenes visuales como son las puntas, los filos, los objetos
desgarradores, etcétera., producen diferentes registros táctiles y
cenestésicos. Este punto es de importancia, ya que de continuo se producen
traducciones de los impulsos de los sentidos externos a registros táctiles y
cenestésicos. Ello explica que cualquier visión desagradable tenga
concomitancia de registro físico. De otro modo, cualquier espectáculo doloroso,
no tendría resonancia para los espectadores.
Los elementos como el aire, el fuego
y las texturas y temperaturas, producen fuertes registros táctiles. Otro tanto
vale para los colores.
H. Funciones. 1º
Defensores: cuidan o defienden algo, de manera que impiden el acceso o libre
paso a través de ellos. Entre los defensores aparecen aquellos con función
definida y otros más encubiertos como son los lazos, los engaños y las
seducciones, que desvían de los objetivos propuestos.
2º Protectores: ayudan a acceder o
transitar hacia determinados objetivos, tal es el caso de los guías o de
ciertos objetos mágicos y técnicos.
3º Intermediarios: suelen estar
representados por seres a los que es necesario acudir para obtener beneficios
(por ejemplo personajes a los que se debe pagar o convencer para lograr ser
transportados a un lugar, o para que otorguen algún atributo). También hay situaciones
intermediarias por las que es necesario pasar para lograr un beneficio (por
ejemplo estados de sufrimiento o de "prueba").
4º Centro de poder: objetos o
lugares que poseen una virtud transformadora (por ejemplo el agua o el fuego de
la inmortalidad; la isla de la felicidad; la piedra filosofal, etcétera.). Al
final de toda búsqueda (en la que aparecen distintas funciones) está un centro
de poder, una imagen que representa idealmente el deseo de relajación plena y
duradera. A veces, se conoce el centro de poder aunque no pueda darse con él
(centro manifiesto, rodeado de laberintos o con defensores que impiden el
acceso). También sucede, en ocasiones, que el sujeto se ve en continua búsqueda
hacia un centro de poder desconocido (centro tácito). En este caso, hay un
clima que no puede fijarse a una determinada imagen necesaria para poder
efectuar la transferencia de cargas. También las imágenes idealizadas del compañero o compañera sexual cumplen con la función
transformadora del "centro de poder" (por ejemplo Lilith o Abraxas;
la gran Madre y el gran Padre; los gigantes o las grandes sombras, como
traducción de impulsos sexuales femeninos difusos. Las danzarinas o mujeres
elusivas, con sus vestimentas cambiantes, como traducción de impulsos sexuales
masculinos más cosquilleantes y localizados). Esos temas transformadores llevan
a menudo a descargas sexuales, con lo que se ve cumplida la función catártica;
pero desde el punto de vista transferencial, las imágenes idealizadas del compañero o compañera sexual muestran instancias de
la dificultad o de la integración de contenidos profundos.
Argumentos.
Los argumentos resultan de las
relaciones que establecen entre sí los temas. A veces, la movilidad de una sola
alegoría (como sumatoria de temas diversos) puede constituirse en argumento.
De todo argumento
debe extraerse el clima. Sin embargo, hay climas que no coinciden con el
argumento y, a veces, climas que no están relacionados con imágenes visuales,
como ocurre en la vida cotidiana.
Como se verá más adelante,
cuando un clima no está adherido a imágenes visuales o no corresponde a un
argumento, habrá que proponer imágenes que le correspondan, para poder efectuar
transferencias de cargas.
Veamos los
principales tipos de argumentos.
A. Catárticos. Son
aquellos en que el sujeto experimenta alivio de tensiones. Casi siempre están
relacionados con la risa, el llanto, la confrontación agresiva y el acto
amoroso. Un buen ejemplo de argumento catártico es el que da el chiste. Si en
el desarrollo de un argumento catártico no se cumple con la descarga de
tensiones, la frustración emergente delata una tensión que permanece sin
resolverse y que está asociada con algunos temas del argumento. Si los temas se
repiten en otros argumentos (por ejemplo la misma casa o la misma persona, pero
en otro contexto), la tensión permanente está claramente asociada.
B. Transferenciales.
Son aquellos en los que el sujeto experimenta una transformación, un cambio de
enfoque o de "sentido", luego de realizados. Si el mismo argumento
(por ejemplo el buscar algo o huir de algo) se repite siempre sin cumplirse,
está claro el clima que debe trabajarse proponiendo distintos temas hasta que
se produzca la transferencia.
C. Ocasionales. Son
aquellos que delatan tensiones o climas de situación. Su materia prima es
variable y reciente. Estos argumentos sirven a procesos catárticos y
transferenciales momentáneos y a ordenamientos de datos mnémicos.
Análisis alegórico.
1.- Dado un tema o argumento
alegórico, es necesario comenzar por reducir el encuadre simbólicamente. Ese
trabajo delatará el sistema de tensión más general, las acumulaciones,
dispersiones y traslados de energía. También permitirá comprender las
resistencias y superaciones tensionales.
2.- Efectuada la
reducción simbólica del encuadre, se procede a analizar y agrupar todos los
temas y argumentos presentados.
3.- Una vez realizado
el agrupamiento de temas y argumentos, se procede a definir los climas. Estas
definiciones constituyen el resumen del análisis hecho anteriormente.
Interpretación
alegórica.
Dado un resumen alegórico, se podrá
interpretar el mismo si se cuenta con otros resúmenes anteriores y/o
posteriores. Esto es necesario para comprender si se trata de fenómenos
catárticos, transferenciales u ocasionales.
Debe entenderse que
no es posible una interpretación alegórica sin contar con un proceso de varias
escenas.
Obtenida la
interpretación, se efectuará la síntesis.
Frecuentemente se
comete el grave error de interpretar cualquier tema en base a un supuesto significado
establecido. por ejemplo, la imagen de un hombre que impide el paso, puede ser
interpretada peregrinamente como la dramatización del padre que castiga, o cosa
por el estilo. Para nosotros, tal imagen será agrupada con la de otros
"defensores" y revelará simplemente tensiones no resueltas que
impiden el traslado de energía de unas imágenes a otras.
Cuando hablamos de
"interpretación", lo hacemos con referencia al proceso que siguen los
temas y argumentos, de manera que podamos comprender con qué funciones van
cumpliendo, qué tensiones van delatando, qué climas se expresan y qué
dificultades o ventajas ofrecen las distintas técnicas transferenciales que
habrán de aplicarse.
Ejercicios de
alegórica.
Ejercicio 1
(reducción simbólica):
Dado un cuento (o una leyenda)
infantil, reducir el encuadre mayor a símbolo, explicando acumulaciones,
dispersiones y traslados de energía.
Comprender las
tensiones y relajaciones.
Ejercicio 2 (análisis
alegórico).
Analizar y agrupar todos los temas y
argumentos presentados en el cuento.
Ejercicio 3 (resumen
alegórico).
Definir los climas.
Ejercicio 4
(interpretación alegórica).
Explicar qué resuelve
(y qué no resuelve) el cuento, desde el punto de vista catártico y
transferencial.
Los cuatro ejercicios propuestos son
relativamente fáciles de efectuar en el caso de mitos, cuentos y leyendas, ya
que suelen tener una suerte de proceso interno, es decir: un comienzo, un
"nudo", un desenlace y un final.
Si se quisiera efectuar ejercicios
con un sueño o con un ensueño personal, los casos 1, 2 y 3 podrían llevarse
adelante sin dificultad. El caso 4, requeriría de varios sueños o ensueños
seguidos para comprender el proceso. No obstante, existen sueños y ensueños en
los que se desarrolla un proceso interno similar al de las leyendas, siendo
entonces posible la interpretación alegórica.
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