Alegorías, símbolos y
signos 1.
Al caer el nivel de conciencia, se
internalizan las imágenes en el espacio de representación. Simultáneamente se
modifica el tiempo de conciencia.
En efecto, en vigilia
se tiene noción de lo recordado (pasado), lo que se percibe o representa ahora
(presente) y lo que se proyecta imaginariamente, de un modo dirigido o asociado
(futuro).
En sueño profundo,
las representaciones correspondientes a tiempos diferentes se entremezclan, y a
veces se sintetizan en un solo objeto. De esto resulta que, en poco tiempo, el
soñante puede asistir no solamente a una veloz secuencia de imágenes, sino que
cada una de ellas puede estar compuesta de muchos elementos que, al
concentrarse, dan noción de una gran variedad de experiencias. El sujeto, en
pocos segundos, experimenta una escena onírica que le llevará muchos minutos
para recordar o para relatar. También sucede que se contrae el tiempo que
transcurre entre el comienzo y el fin del sueño, ya que muchas horas se
experimentan como breves instantes.
Las imágenes se
articulan en base a datos de memoria. Alguien puede recordar un paisaje o,
también, puede imaginarlo componiéndolo con elementos de distintos lugares
recordados. El segundo caso, de composición imaginaria, puede ser sintetizado
de manera que en un solo objeto se contraen o se concentran las propiedades de
distintos objetos.
Veamos los ejemplos.
Recuerdo árboles próximos a un río y con un fondo de montaña. Luego, agrego a
ese paisaje otros elementos: un caballo abreva en el río. En el árbol se
enrosca una serpiente, mientras en las alturas revolotea un águila. En la
montaña se eleva una columna de humo producida por un incendio.
Los elementos
agregados al paisaje original, no forman parte de una misma escena recordada,
sino de diferentes escenas. He concentrado, en el mismo paisaje percepciones
efectuadas en momentos diferentes.
En el primer caso he
recordado algo de un modo dirigido. En el segundo he agregado elementos
asociativamente.
Puedo sintetizar aún
más, aproximadamente así: "En la cumbre de la montaña hay un árbol. Desde
él surge agua que, convertida en río, desciende. Un extraño animal alado, un
dragón, merodea en torno del árbol lanzando fuego por la boca. Sus patas son
fuertes como las de un caballo, su aspecto es de serpiente, sus alas son de
águila”.
En el primer caso
presentamos un paisaje recordado. En el segundo, un paisaje imaginario y, en el
tercero, un paisaje alegórico.
Una alegoría es la concentración de
asociaciones en un mismo objeto representado, a diferencia de los simples
objetos asociados que se derivan unos de otros pero sin perder su identidad.
También existen
representaciones que no resultan de recuerdos, o de asociaciones concentradas
como las alegorías, sino que surgen del trabajo de las vías abstractivas de la
conciencia. Tal es el caso de los símbolos.
En los símbolos se
despoja a una imagen de elementos accesorios, manteniendo solamente sus
características formales más generales.
Por ejemplo. De un
terreno cultivado se eliminarán todos los detalles y resultará un simple
rectángulo que se podrá medir con precisión. Así, los símbolos de la geometría
son casos representativos del trabajo de las vías abstractivas.
Por último, existen
representaciones también propias del trabajo de las vías abstractivas, que
cumplen con funciones asignadas por convención. Es el caso de los números, los
signos aritméticos, las notas musicales, las letras y los números de la
química, los dibujos de señalización de tránsito, de alerta, o de lugares que
cumplen con funciones específicas.
Tanto un objeto del
mundo perceptual, o una alegoría o un símbolo, pueden cumplir con funciones
sígnicas si la costumbre o la convención le asignan una utilidad definida.
Ejemplo: dos tibias cruzadas y sobre ellas una calavera, significan
"peligro".
Las alegorías también
pueden tener aptitud sígnica. Ejemplo: un dragón significaba para la alquimia
cierto tipo de ácido.
Por último, los
símbolos pueden ser utilizados sígnicamente. Ejemplo: en un organigrama de
empresa, la dirección puede estar representada por un rectángulo; las distintas
gerencias por círculos; el personal masculino por triángulos; etcétera. En un
mapa, las capitales políticas pueden estar representadas por estrellas, las
vías marítimas por líneas continuas, las vías terrestres por líneas punteadas,
etcétera..
A los efectos de
nuestros trabajos, será de interés dominar algunos elementos de simbólica y
alegórica, despreocupándonos de la sígnica.
Simbólica.
Desde el punto de vista de las
transformaciones de impulsos, los símbolos resultan de su traducción o de su
deformación abstractiva.
Distinguimos entre
símbolos sin encuadre (punto, recta, recta quebrada, curva, cruce de rectas,
cruce de curvas, espirales, etcétera.) y símbolos con encuadre (éstos se
configuran cuando rectas y curvas se conectan en circuitos, separando el
espacio externo del interno, al cual llamamos "campo". Ejemplos:
círculo, triángulo, cuadrado, rombo y formas mixtas que encierran espacio).
Donde se cruzan
rectas y/o curvas, se generan centros manifiestos.
Los símbolos con
encuadre (es decir que incluyen un campo), tienen centro tácito que resulta de
las líneas imaginarias que unen a los centros manifiestos. Ejemplo: en un
cuadrado, el centro tácito resulta del cruce de diagonales trazadas desde los
cuatro ángulos que son los centros manifiestos.
Si se coloca un
símbolo en el campo de otro, el primero resulta uno de sus centros manifiestos.
Algunos símbolos sin
encuadre tienden a trasladar la energía de la imagen hacia afuera de ellos.
Esto sucede con las puntas en general. Otros, tienden a trasladar la energía
hacia adentro de ellos; es el caso de los símbolos en curva.
En los símbolos con
encuadre, la energía se concentra en los centros manifiestos y tácitos con
desigual intensidad.
El punto, al no tener
encuadre, es solo un centro manifiesto que puede llevar energía en cualquier
dirección.
El círculo, al no
tener centros manifiestos, concentra toda la energía hacia el centro tácito.
Si el sujeto imagina o sueña una escena en la que está incluido, será él mismo el centro manifiesto más importante. Si está fuera del campo, será centro excluido y la energía se trasladará al interior del campo. Ejemplo: el sujeto sueña con un pequeño parque en el que hay algunos monumentos y un lago. No puede entrar porque un perro defiende el acceso.
La energía tiende a
trasladarse al interior del campo y, dentro de él, hacia los centros
manifiestos; pero sucede que hay un impedimento, y este provoca fuertes
tensiones.
Ejercicios (1 a 5).
Ejercicio 1.
Reducir a símbolo la
habitación de trabajo, estudiando centros manifiestos y tácitos. Explicar las
acumulaciones, dispersiones y traslados de energía. Comprender los puntos de
tensión.
Ejercicio 2.
Reducir a símbolos distintas
relaciones que se establecen entre dos personas, estudiando centros manifiestos
y tácitos, acumulaciones, dispersiones y traslados de energía. Comprender los
puntos de tensión.
Ejercicio 3.
Reducir a símbolos las
relaciones entre cinco personas, distribuyéndolas por sus afinidades o
intereses, del siguiente modo: a) si el interés es común, dentro de un círculo;
b) si hay dos intereses opuestos, en los centros manifiestos de una mandorla;
c) si hay más de dos intereses, en los centros manifiestos, en el centro
tácito, y tal vez, en algún centro excluido; d) proceder con un triángulo; e)
proceder con un cuadrado.
Ejercicio 4.
Reducir a símbolo una
escena de un sueño, estudiando centros manifiestos y tácitos, acumulaciones,
dispersiones y traslados de energía. Comprender las dificultades e impedimentos
como puntos de tensión. Comprender los puntos de relajación. En general, observar
a toda "resistencia" como tensión y a toda superación de
"resistencias" como relajación. Observar a qué altura y profundidad
del espacio de representación se manifiesta la escena y sus
"resistencias".
Ejercicio 5.
Practicar distintas
reducciones simbólicas de una misma situación cotidiana destacando siempre
centros manifiestos, tácitos, acumulaciones, dispersiones y traslados de
energía. Comprender las resistencias y las superaciones de resistencias.
L. A. AMMANN
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