lunes, 27 de mayo de 2013

LECCION 2 Introducción a la transferencia.



I. Espacio de representación y niveles de conciencia.
A medida que desciende el nivel de conciencia se  estrechan los umbrales de percepción de los sentidos externos y  se amplían los umbrales de los sentidos internos. Las representaciones, por  consiguiente se internalizan en el espacio de representación. Aumentan, además, las traducciones y deformaciones de impulsos perceptuales y, como los mecanismos de reversibilidad se bloquean, crece la sugestibilidad de las  imágenes.

En las imágenes del sueño profundo, el sujeto suele "verse" así mismo participando de la escena representada, a diferencia de la representación vigílica en la que el sujeto representa al mundo "afuera de sí" y lo observa "desde sí".
           
La participación de la imagen de sí mismo en las escenas oníricas, es similar a la de los recuerdos propios de memoria  antigua... una persona suele "verse" a sí misma participando de la escena cuando se recuerda en tiempos de la infancia o, por lo menos, bastante alejados del momento actual. Si, en cambio, ese individuo recuerda la escena que percibió hace pocos minutos, la representará como "viéndola" desde adentro de sí, estando la escena afuera.
           
Cuando el sujeto se ve  a sí mismo participando de la escena (en el sueño profundo), emplaza su observación en un punto más interno que el de las imágenes. El punto de observación se internaliza a medida que desciende el nivel.
           
            Ejemplifiquemos ese curioso funcionamiento.
           
            Adelante mío, hay un pequeño objeto que deseo coger. Cierro los párpados y lo represento en la periferia de mi espacio de representación (coincidiendo aparentemente con el espacio externo), "viéndolo" desde un punto que aproximadamente corresponde al emplazamiento de mis globos oculares. En esa situación si quisiera  cogerlo, podría alargar mi brazo, abrir los dedos, y más o menos, calcular la distancia para llegar a él.

Sí, en cambio, represento al objeto "adentro de mi cabeza", lo veo  desde un punto aun más interno,  que experimento como "más atrás de mis ojos". Si, en este segundo caso, quisiera coger el objeto, tendría serios inconvenientes, ya que lo he emplazado en un espacio interno inútil para las operaciones corporales externas.
                       
Precisamente, al caer el nivel de conciencia, y estrecharse los umbrales perceptuales externos, la actividad corporal externa cesa. Las imágenes se hacen más internas y el punto de observación se profundiza, pudiendo el sujeto representarse aún a sí mismo, sin comprometer con esas imágenes internas a la actividad del cuerpo en el espacio externo.

Sí las imágenes (en el sueño) se externalizaran en el espacio de representación, llevarían cargas que trazarían actividades hacia el centro motriz y, consecuentemente, las imágenes kinestésicas dirigirían la actividad motriz hacia las direcciones trazadas. El sujeto, entonces, tendría el cuerpo en continua actividad y aún podría levantarse y ponerse a caminar en la dirección que propusieran las imágenes "externas". Ello no es así, gracias a la internalidad de las representaciones en ese nivel. Solamente queda un remanente trazador, en los movimientos de los globos oculares  cuando se desarrollan las escenas oníricas.
                       
Desde luego que en los  casos de sueño alterado, como el de las llamadas "pesadillas", o en el de sonambulismo, ocurre algo de todo aquello (expresiones corporales hacia el espacio externo), como una anormalidad en el emplazamiento de las imágenes. El sujeto puede agitarse, hablar, reír, etcétera., porque su  conexión con el mundo externo no está suficientemente anulada (sea por fuerte presión de contenidos o estímulos internos que provocan un "rebote" de nivel de conciencia, o por una alerta excesiva hacia el mundo externo).

El hecho es que las imágenes se internalizan en el espacio de representación a medida que desciende el nivel y a la inversa.
           
            Tanto los recuerdos  correspondientes a la percepción de sentidos externos como  las imágenes correspondientes a estos, pero que son traducción de impulsos captados por sentidos internos, se representan (en el nivel de sueño) emplazadas en la profundidad del espacio de representación. Con ello, la carga de dichas imágenes se transfiere al intracuerpo.
                       
Supongamos ahora que un sujeto percibió en un momento de su vida  una escena desagradable. En aquella situación tal escena generó una serie de climas y tensiones a nivel muscular externo y profundo. La situación sucedió hace tiempo y, sin embargo, cada vez que el sujeto evoca la escena, se actualizan las tensiones y los  climas correspondientes.
                       
Ahora el sujeto duerme y algunas cadenas asociativas presentan las imágenes desagradables u otras que movilizan a las tensiones y a los climas mencionados. Las tensiones internas son captadas por cenestesia y traducidas a imágenes visuales en una escena posiblemente extraña, pero el argumento de dicha escena hace que las imágenes se desarrollen trasladando cargas en distintas direcciones (o cargas de unas imágenes a otras), hasta que finalmente cesa la tensión profunda por transferencia de cargas.

En el ejemplo presentado, podría suceder que ciertas imágenes o ciertos climas se repitieran. Ello estaría delatando fijaciones, es decir, contenidos más o menos obsesivos que son tales porque no han podido transferir sus  cargas, disociando el normal proceso de conciencia.
           
Podría ocurrir, también, que el sujeto hubiera bloqueado los  contenidos desagradables y ni siquiera recordara a nivel vigílico los hechos sucedidos. No obstante, las tensiones profundas permanentes seguirían enviando impulsos que  se traducirían en los sueños  con más facilidad, ya que los umbrales cenestésicos estarían más ampliados  que en vigilia. El sujeto, en vigilia, solo tendría noción de un clima difuso y generalizado, sin relación con escena alguna y que operaría como trasfondo de sus actividades. En sueños, el clima se relacionaría con imágenes traducidas por cenestesia. Esas imágenes serían el "intento" transferencial de la conciencia para liberarse de las tensiones profundas permanentes, disparando cargas hacia el intracuerpo.

Empieza a comprenderse que la técnica transferencial trabaja dirigiendo imágenes y climas a fin de trasladar cargas que por algún motivo no pueden liberarse en el proceso normal de la conciencia.

Si la técnica transferencial logra su objetivo, provocará desbloqueos, relajaciones e integraciones equilibradas de contenidos, permitiendo que continúe el desarrollo interno del sujeto.

La técnica transferencial no podrá actuar en el nivel vigílico según se desprende de lo explicado (salvo en el caso de alegorizaciones propias del sondeo transferencial). Tampoco podrá hacerlo en el nivel de sueño, ya que en él la conciencia queda desconectada de las incitaciones externas, impidiendo al guía toda operación.
           
Es obvio que la transferencia guiada  será aplicable en el nivel de semisueño y tanto más eficaz habrá de ser, cuanto menos actúe la racionalización, mejor se traduzcan los impulsos internos y más poderosas sean las representaciones del sujeto.
           
Tampoco habrá una transferencia cabal, usando métodos hipnóticos, por que en tales procedimientos se trabaja con imágenes inducidas por el guía y no con imágenes que son traducción de los impulsos del propio sujeto.
           
Por último, un trabajo con asociaciones libres o  con sus simples interpretaciones  tendrá, a lo sumo, efectos catárticos  pero no rendirá los mejores frutos  al no dirigir las imágenes que son, en definitiva, las portadoras de  cargas.

II. Profundidades y niveles del espacio de representación.
            En relajación se trabajó con el apoyo de una imagen esférica, que expandiéndose desde el centro del pecho llegaba hasta los límites del cuerpo. Al producirse tal expansión de la imagen, se registró una distensión profunda que conocimos como "experiencia de paz". Algunas personas tuvieron dificultades en la expansión o contracción de la imagen. Esos inconvenientes correspondieron a resistencias dadas por tensiones emplazadas en distintas profundidades del intracuerpo que, traducidas cenestésicamente, impedían el control de la imagen propuesta.

Toda imagen "interna" que  se expande o se contrae, lo hace en el espacio de representación y, por tanto, afecta con su carga distintas profundidades del intracuerpo. Allí donde la imagen sufre deformaciones, o elude su trayectoria o interrumpe su proceso, muestra su campo de tensión. Y allí donde la imagen vence resistencias logra relajación.

Ahora bien. A medida que desciende toda imagen "interna" en el espacio de representación, este se va oscureciendo. A medida que la imagen sube de nivel en el espacio de representación, este se va aclarando coincidiendo con el emplazamiento de las localizaciones ópticas. En los ascensos y descensos de imagen, surgen también deformaciones, eluciones de trayectoria o interrupción de proceso, mostrándose campos de tensión en determinados niveles del intracuerpo. Donde la imagen venza resistencias, logrará relajaciones.

III. Revisión de aparatos e impulsos.
            Damos a continuación, un esquema más completo de los aparatos e impulsos de manera que pueda resumirse mucho de lo explicado hasta aquí.

            

Por razones de simplificación, no hemos distinguido las vías asociativas y las abstractivas, el mecanismo atencional y la "pantalla" de las operaciones de conciencia (espacio de representación). Insinuamos las respuestas externas de los centros con una simple flecha, sin destacar respuestas codificadas completas, como son los roles de conducta.


Ejercicios de revisión.
El guía pide al sujeto que efectúe los relax externo, interno y mental. Luego sugiere que realice la experiencia de paz. Finalmente, solicita que describa las dificultades que encontró en cada caso. Si el sujeto no domina alguna de las operaciones, deberá ejercitarse hasta tener los resultados correspondientes.

La falta de dominio de las técnicas de relax, puede  ser impedimento serio para el trabajo transferencial que iniciaremos más adelante.
         
 L. A. AMMANN

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