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Es
necesario aprender a mirar hacia adentro, es la única manera de librarnos del
miedo a la muerte y ayudarnos a conocer la verdad de la vida. Aprender a meditar es el mayor regalo que
podemos hacernos. Es sólo
por medio de la meditación como podemos emprender el
viaje para descubrir nuestra auténtica naturaleza y encontrar
la estabilidad y la confianza que necesitaremos para vivir, y morir, bien.
Estamos perfectamente entrenados por y para tener celos, para aferrar,
entrenados a estar angustiados, tristes, desesperados anhelantes y a reaccionar
con violencia contra aquello que nos provoca. La meditación
consiste en llevar la mente de vuelta a casa, y esto se consigue en primer
lugar por la práctica de la presencia mental o atención
Meditar es romper con nuestra forma “normal”
de operar, puesto que se trata de un estado donde disminuye el deseo de poseer
ni aferrar nada, una buena meditación, sirve para aplacar la búsqueda
de éxito, temor, apego, competitividad etc. (Sogyal
Rimoché, 1994)
Ahora
bien, muchos creen que meditar es algo que sólo lo hacen los yogas o los
monjes budistas y que requiere mucha concentración y tiempo. Esto es así
para algunos tipos de meditación. Pero existe la meditación
simple, que no por simple es menos eficaz. Es una suerte de reflexión
interna diaria que uno puede realizar antes de acostarse, es una suerte de
conversación con la parte intencional y humana de uno mismo.
Ej.: Cierro los ojos repaso lo que hice en el día, apelo a que tipo de estado o actitud quiero
intencionar mañana, por ejemplo mañana voy a intencionar mi
comunicación, me imagino qué voy a hacer mañana,
me imagino comunicándome con quienes me
rodean. La noche siguiente lo repito,
evalúo y proyecto mis nuevas intenciones. Ej: una muy
buena meditación diaria la propone Silo en El Camino. Sólo
preguntarse ¿Quién soy? Y ¿Hacia
dónde voy?
Lo
que hemos de aprender, tanto en la meditación como en la vida, es a estar
libres de apego a las experiencias buenas y libres de aversión
hacia las negativas.
Los actos unitivos y
contradictorios
“Estos
actos se acumulan en ti, repite los actos de unidad interna y ni aun la muerte
detendrá tu vuelo
Toda
acción aun la más insignificante está
preñada de consecuencias. Incluso un poco de veneno
puede causar la muerte e incluso una semilla minúscula puede convertirse en un árbol
enorme. No descuides las acciones negativas sólo porque son pequeñas;
por pequeña que sea una chispa, puede incendiar un pajar
grande como una montaña. Y también
no descuides las buenas acciones pequeñas creyendo que no aportan
ningún beneficio; incluso las menores gotas de agua
acaban llenando un recipiente enorme.
La
mayoría de las creencias relacionan la trascendencia con la
naturaleza de nuestras acciones en esta vida. El efecto de nuestras acciones
depende de la intención a la que responden. “Toda
dicha que hay en este mundo , toda proviene de desear que los demás
sean felices; y todo sufrimiento que hay en este mundo, todo proviene de desear
exclusivamente yo ser feliz. Cada vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos
directamente a nosotros mismos y cada vez que les proporcionamos felicidad, nos
proporcionamos nosotros mismos felicidad futura.
La
unidad que progresivamente va dando los actos unitivos internamente se registra
como la formación de un "algo" nuevo en uno, de un centro
de gravedad en torno al cual se despliega el quehacer vital.. No hay problema
en torno a la supervivencia tras la muerte que pueda ser resuelto sin tener en
cuenta la formación de un campo unificado, o de
un " algo " interno que barra con las contradicciones desintegradoras” .( Silo, 2004)
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