Nuestra
educación contemporánea nos adoctrina en la glorificación
de la duda y de hecho ha creado lo que casi se podría
llamar una religión o una teología
de la duda, en la cual para ser considerado inteligente hay que mostrar que se
duda de todo, denigrar cínicamente todas las filosofías
y los ideales espirituales heredados y en general todo lo que se haga por fe o
simple buena voluntad.
Algunos
dicen que la fe es algo que está o no está
en las personas, que brota o que no brota. Pero observen ese estado de
conciencia. Alguien puede no tener fé en absoluto, pero también puede desear, sin fe y sin
experiencia, obtenerla. Puede inclusive comprender intelectualmente que tal
cosa es interesante, que puede valer la pena orientarse en esa dirección.
Pues bien, cuando eso comienza a suceder es porque algo ya se está
manifestando en esa dirección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario