Otra
angustia que a menudo se presenta al moribundo es la de dejar asuntos sin
resolver. Es importante que la gente muera en paz, es decir, sin aferramiento,
añoranza, ni apego y esto no puede conseguirse
plenamente si no se dejan resueltos, en la medida de lo posible, los asuntos
pendientes de toda una vida.
Nosotros
podemos convertirnos en una ayuda para resolver todo tema práctico
que el moribundo necesite resolver. Prestémosle nuestro cuerpo a la
intención del otro. Quizás la persona que va a nos
necesite para llamar, llenar papeles, organizar cosas, su cuerpo está
débil para eso, pero nosotros podemos ayudarlo (Sogyal Rimpoché,
1994)
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