Asistencia al
moribundo
Se realiza ante una persona moribunda o recientemente muerta
Esta es una ceremonia de mucho afecto y exige que quien la realiza dé lo mejor de sí.
La ceremonia puede ser repetida a pedido del interesado o de aquellos
que cuidan de él.
El Oficiante a solas con el moribundo.
Cualquiera sea el aparente estado de lucidez o inconsciencia del
moribundo, el Oficiante se aproxima a él hablando con voz suave, clara y pausada.
Oficiante: Los recuerdos de tu vida son el juicio de tus acciones. Puedes, en
poco tiempo, recordar mucho de lo mejor que hay en ti. Recuerda entonces, pero
sin sobresalto y purifica tu memoria. Recuerda suavemente y tranquiliza tu
mente...
Se hace silencio por unos minutos, retomando
luego la palabra con el mismo tono e intensidad.
Rechaza ahora el sobresalto y el
descorazonamiento...
Rechaza ahora el deseo de huir
hacia regiones obscuras...
Rechaza ahora el apego a los
recuerdos...
Queda
ahora en libertad interior, con indiferencia hacia el ensueño del paisaje...
Toma ahora la resolución del ascenso...
La Luz pura clarea en las
cumbres de las altas cadenas montañosas y
las aguas de los- mil- colores bajan entre melodías irreconocibles hacia mesetas y praderas cristalinas...
No temas la presión de la Luz que te aleja de su centro cada
vez más fuertemente. Absórbela como si fuera un líquido o un viento, porque en ella,
ciertamente, está la vida...
Cuando en la gran cadena montañosa encuentres la ciudad escondida debes
conocer la entrada. Pero esto lo sabrás en el momento en que tu vida sea transformada. Sus enormes murallas
están escrita en figuras, están escritas en colores, están “sentidas”. En esta ciudad se guarda lo hecho y lo por
hacer...
Se hace un breve silencio, retomando luego la
palabra con el mismo tono e intensidad.
Estás reconciliado...
Estás purificado...
Prepárate a entrar en la más hermosa
Ciudad de la Luz, en esta ciudad jamás
percibida por el ojo, nunca escuchada en su canto por el oído humano...
Ven, prepárate a entrar en la más hermosa Luz...
(El Mensaje de Silo, 2004)
Muerte ( Se realiza
cuando ya partió, el cuerpo está en el ataúd...)
Oficiante: La vida ha cesado en este cuerpo. Debemos hacer un esfuerzo para
separar en nuestra mente la imagen de este cuerpo y la imagen de quien ahora
recordamos...
Este cuerpo no nos escucha. Este
cuerpo no es quien nosotros recordamos...
Aquel que no siente la presencia
de otra vida separada del cuerpo, considere que aunque la muerte haya
paralizado al cuerpo, las acciones realizadas siguen actuando y su influencia
no se detendrá jamás. Esta cadena de acciones desatadas en vida no puede ser detenida por
la muerte. ¡Qué profunda es la meditación en
torno a esta verdad, aunque no se comprenda totalmente la transformación de una acción en otra ¡
.......
Y aquel que siente la presencia
de otra vida separada, considere igualmente que la muerte solo ha paralizado al
cuerpo; que la mente una vez más se ha
liberado triunfalmente y se abre paso hacia la Luz...
Sea cual fuere nuestro parecer,
no lloremos los cuerpos. Meditemos más bien en
la raiz de nuestras creencias y una suave y silenciosa alegría llegará hasta nosotros...
¡Paz en el corazón, luz en el entendimiento!
(El Mensaje de Silo, 2004)
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