Abrirse a la
posibilidad de algo más
¿Cómo
podemos estar seguros de que no hay nada después de la muerte? ¿Qué
pruebas tenemos? Y si descubrieramos que existe una trascendencia después
de haberse negado esta posibilidad? ¿Qué
haríamos? ¿No nos estamos limitando
nosotros mismos y cerrando nuestro futuro al convencernos de que no hay nada más?
¿No es más razonable concederle el
beneficio de la duda a la posibilidad de la trascendencia, aunque no exista lo
que llamaríamos una
prueba concreta?
“
La vida es una gran sorpresa. No veo por qué la muerte no podría
ser una todavía más grande”
nos dice Vladimir Nabokov
Sería
interesante tener en cuenta la posibilidad de que la muerte sea un umbral y no
puerta violentamente cerrada, de que haya en el universo más
de lo que está a la vista.
El
Dalai Lama, jefe espiritual del budismo tibetano, ha ofrecido una jugosa
recompensa a quien pueda demostrar que no hay un más
allá, imaginativa variante de la postura habitual (y más
cínica) que consiste en desafiar al creyente a que
presente pruebas.
Elyzabeth
Kubler en su libro “la muerte un amanecer”
plantea que la experiencia de muerte es casi idéntica a la del nacimiento y
casi idéntica al abandono del capullo de seda por la
mariposa. Desde el momento en que el capullo de seda se deteriora
irreversiblemente, ya sea como consecuencia de un suicidio, de homicidio,
infarto o enfermedad crónica , va a liberar a la
mariposa, es decir, a nuestra alma. En la segunda etapa estaremos provistos de
energía síquica tal cual en la primera
fue energía física.
Ella
nos plantea que en el momento en que se libera el alma se está
dotado de la capacidad para ver todo lo que ocurre en el lugar de la muerte.
Estos acontecimientos no se perciben ya con la conciencia mortal, sino con una
nueva percepción. Todo se graba en el momento en que no se registra
ya tensión arterial, ni pulso, ni respiración;
algunas veces incluso en ausencia de ondas cerebrales. Después
de la muerte física se ha podido explicar con precisión
cómo sacaron del coche a un accidentado, ha habido
personas que incluso les han precisado el número de la matrícula
del coche que las atropelló. No se puede explicar científicamente
que alguien que ya no presenta ondas pueda leer una matrícula.
Hay millones de cosas que no comprendemos y eso no significa que no existan. Si
ahora alguien utilizara un silbato de perros, no podríamos
oírlo y sin embargo los perros lo oirían.
La razón es que el oído humano no está
concebido para la percepción de altas frecuencias. De la
misma manera, no podemos percibir el alma que ha abandonado el cuerpo.
En
experiencias de casi muerte de personas ciegas, la Kubler Ross ha demostrado
que en esa situación las personas recuperan la
capacidad de ver. Sus colegas escépticos le han dicho que es una
proyección del deseo...sin embargo cómo
se explica que en un accidente repentino de un ciego, éste pueda relatar en qué
lugar exactamente quedó su pierna cercenada, con
detalles de colores y formas?......
Elyzabeth
Kubler realizó un proyecto de investigación
con ciegos que no habían tenido percepción
luminosa hace diez años.....los que tuvieron una
experiencia extracorporal producto de una casi muerte y luego volvieron fueron
capaces de relatar con detalle ropas, colores y accesorios de las personas que
los rodearon en el momento de su casi muerte.....los escépticos
le han dicho que las experiencias extracorporales son resultado de la falta de
oxigeno..si es así habría
que recetarles la falta de oxígeno a los ciegos...pero no hay que intentar
convertir a los demás...en el instante mismo que mueran lo sabrán
de todas maneras.
En
mi familia siempre se cuenta la maravillosa experiencia de mi abuela que en
estado agónico avisó a todos sus familiares que
fueran a ver a su padre (que estaba supuestamente sano)...cuando los familiares
llegaron a verlo...se dieron cuenta que él a su vez agonizaba...ambos
murieron a la misma hora...lejanos aparentemente de domicilio...sin embargo muy
cercanos....
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