lunes, 13 de mayo de 2013

AMAR O DEPENDER*





Amar plenamente es como la gripe, te deja sin defensas, y cuando estás sin defensas tienes que tener cuidado de quién esta a tu lado.




El merecimiento no siempre es egolatría, sino dignidad. Cuando damos lo mejor de nosotros mismos a otra persona, cuando decidimos compartir la vida, cuando abrimos nuestro corazón de par en par y desnudamos el alma hasta el último rincón, cuando perdemos la vergüenza, cuando los secretos dejan de serlo,
al menos merecemos comprensión.

Que se menosprecie, ignore o desconozca fríamente el amor que regalamos a manos llenas es desconsideración o, en el mejor
de los casos, ligereza.

Cuando amamos a alguien que además de no correspondernos desprecia nuestro amor y nos hiere, estamos en el lugar equivocado.
Esa persona no se hace merecedora del afecto que le prodigamos. La cosa es clara: si no me siento bien recibido en algún lugar,
empaco y me voy.

Nadie se quedaría tratando de agradar y disculpándose por no ser como les gustaría que fuera.

No hay vuelta de hoja. En cualquier relación de pareja que tengas, no te merece quien no te ame, y menos aún, quien te lastime.
Y si alguien te hiere reiteradamente sin mala intención, puede que te merezca pero no te conviene...

VAMOS! TU VALES MUCHO!
Walter Riso.

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