Si siente
que la rutina lo ha atrapado en una ‘digestión moral’, empiece a conjugar la
singular filosofía de los aseadores.
¿Cuál es? es
una máxima que, de una manera breve, reza así: ¡basura dentro, basura fuera!
Se trata de
un limpio ejercicio que tiene la particularidad de desechar la peor enfermedad
que acostumbra a apoderarse del espíritu y que se conoce con el nombre de
“aburrimiento”.
Para ello,
usted debe tachar la negatividad de su agenda y mandar a la cesta de la basura
todo aquello que no lo deje progresar.
Esa relación
que usted tiene y no le produce ningún tipo de amistad o de cariño, ¡deséchela!
Esa
conversación que no le despierta el mayor grado de confianza, ¡termínela!
Es un
ejercicio que, con cierta frecuencia, practican los recolectores de la basura.
Ellos, quienes se ‘untan de basura hasta las orejas’, sostienen que “por más
mugre que les caiga, siempre se mantienen limpios”.
¡Bueno!
ellos sólo recogen lo que les sirve; lo que pueden reciclar. El resto lo
entierran.
O sea que
los basuriegos lo único que hacen es pensar de una manera positiva y, de esta
forma, le sacan más provecho a su digno trabajo.
Si usted se
acostumbra a poner el pensamiento negativo al comienzo de su agenda, debe
aprender a eliminarlo de una.
¿Cómo se
logra?
Un alma
fuerte logra maravillas en un cuerpo débil; un pensamiento agradable, destruye
un momento triste; y una sonrisa oportuna, es un remedio preciso para una
enfermedad.
Haga el
ejercicio con lo que esté haciendo ahora y verá los resultados.
Empiece por
acercar la cesta de la basura de su oficina o de su cuarto y recuerde esto:
basura que entre a su vida, basura que sale de
inmediato de su agenda
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