lunes, 13 de mayo de 2013

El auto-acoso moral


¿Qué pasaría si nos obligaran a vivir durante años encerrados en una habitación con alguien
que, conociendo toda nuestra vida, fuera hostil hacia nosotros: nos criticara, nos reprochara todos nuestros errores, desmereciera nuestros logros y esfuerzos, descalificara nuestras opiniones, o fuera despiadado con nuestras heridas...? Bien: la habitación es nuestro cuerpo, y, si eso se da, ambos convivientes son distintas partes de nuestro propio psiquismo. Podríamos hablar de un auto-acoso moral. Y debemos saber algo: puesto que para la conformación de nuestra personalidad nos alimentamos psicológicamente de nuestro entorno... cuando hay un auto-acosador interno es porque nos lo hemos comido! Lo hemos introyectado desde el afuera. Esto no es en sí mismo un problema: el problema es que le hayamos conferido autoridad sobre nuestra vida. Y peor aún si se la seguimos confiriendo HOY!


Cuando advertimos esto, quisiéramos fumigar esas voces: hacerlas de-sa-pa-re-cer. Pero luchar contra ellas... sólo aumenta la auto-hostilidad! Será vital identificarlas como SÓLO una parte nuestra: NO la TOTALIDAD de quienes somos. Y en vez de pelear para erradicarlas, ponder la atención a cómo nos vinculamos con esa parte de sí. Tal vez uno haya luchado contra ella, se haya sometido a ella, se haya dejado angustiar por ella... pero esa parte de sí NO TIENE VERDADERA ENTIDAD! Es como descubrir que hemos estado obedeciendo por años, en vez de a una persona real... a una antigua grabación de cassette! Cualquier ser nefasto a quienes hayamos conferido autoridad sobre nuestra vida sólo pudo tenerla en tanto hayamos validando esa grabación. Además, sepamos algo: esa voz no es la de un monstruo interno, sino la de un niño asustado, que nos repite impostadamente lo que ha aprendido, para que "seamos perfectos y nos amen". La tarea no es echarlo de casa, sino re-educarlo para que sea LIBRE, con afectuosa firmeza... como lo haríamos con cualquier niño!



A partir de allí, ningún nefasto podrá ya tener poder alguno sobre nosotros: comienza un proceso que en la Psicología del Budismo se llama "la práctica de Maitri"; Maitri significa "amistad incondicional consigo mismo". Esto es indispensable, pues somos la única persona con quien viviremos hasta el final de los finales... Y si bien es duro transitar el camino sin una pareja leal, o una familia contenedora, o compañeros de ruta nobles, no hay peor carencia que no contar consigo mismo. Carl Jung lo expresó a su modo, diciendo que el ser humano necesita desarrollar una relación de mutua cooperación con su propio Inconsciente. Así, ya no estaremos solos si arrecian las tormentas, o si la preciosura de la vida nos regala belleza (y que si estamos en malas relaciones con nosotros mismos la echamos a perder).

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