La
muerte de uno de los padres es la pérdida más
común y natural para los adultos. Dependiendo de la
edad, es más o menos esperable, no corta las leyes de la
naturaleza como la absurda muerte de un niño, no deja sabor de soledad
como la viudez, no es tan impactante como la muerte de un hermano...además
en muchos casos es la solución a una vida de pobre
calidad.....Mil razones la explican, la justifican pero ¿por
qué entonces afecta tan profundamente la muerte del
padre o madre?
La
dificultad en este duelo dependerá de varios factores: quién
era para nosotros la persona que murió, qué
papel desempeñaba en nuestra vida y qué
espacios ocupaba en nuestro mundo interno, de qué forma y en qué
momento del ciclo vital murió. También
influyen la versatilidad y solidez de los recursos internos para enfrentar la
adversidad y la pena y la disponibilidad adecuada de red de apoyo familiar y
social.
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